La “nueva normalidad”, una guerra contra la vida

Escribe Florencia Suárez

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El coronavirus ha provocado hasta el día de la fecha más de 362 millones de casos en el mundo y más de 5,6 millones de muertos, según un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkings. Estados Unidos es el país con mayor número de muertos, 876.000 fallecidos, seguido por Brasil e India. Este año ha comenzado con más de 300 millones de contagios en tan solo 5 meses. Los casos COVID 19 registrados en todo el mundo subieron un 5% entre la semana de 17 al 23 de enero, según informa la OMS.

Ómicron, ¿más contagiosa?

La variante ómicron denominada como “la más contagiosa, pero menos letal”, está llevando a casos récord de contagios. La OMS advirtió que el 60% de la población Europea podría contagiarse antes de marzo, declarando que se podría llegar al “fin de la pandemia” pero solo durante algunas semanas y meses debido a la combinación entre la cantidad de personas vacunadas y por aquel otro sector de la población que se “inmunizó debido a la infección”. Sin embargo, la “inmunidad” sólo sería válida para la variante ómicron, pero no contempla el riesgo de nuevas mutaciones del virus.

Según un estudio realizado por Benjamín Meyer un virólogo de la Universidad de Ginebra en Suiza, luego de realizar un testeo PCR a 150 personas infectadas, descubrió que no habían diferencias significativas entre la carga viral de personas vacunadas infectadas con la variante Ómicron, de aquellas infectadas con la variante Delta. Además, el estudio demostró que los infectados con la variante Delta todavía seguían siendo contagiosos incluso 5 días después del aislamiento. Los resultados sugieren que la híper transmisibilidad es por la capacidad de la mutación de evadir la inmunidad creada por la vacunación o por infecciones pasadas.

Estados Unidos, Europa y América Latina han eliminado todas las pautas de aislamiento para contactos estrechos como así también, la reducción a los positivos a solo 5 días de aislamiento cuando previamente se consideraba seguro que sean 10 días, en una clara política de “convivencia con el virus” y de presencialidad laboral. Mientras tanto, en las últimas 24 hs Argentina quedó en el puesto 6 a nivel mundial en cuanto a decesos reportados para una sola jornada, detrás de Gran Bretraña. La “nueva normalidad” deja a una población enferma y aumenta también, la mortalidad.

China y Nueva Zelanda: la política covid-zero

En Nueva Zelanda, su mandataria Jacinta Ardern apostó desde el comienzo de la pandemia a duras restricciones como el cierre de fronteras y confinamientos selectivos para conseguir eliminar el coronavirus; además, la vacuna se hizo obligatoria para trabajadores en contactos con clientes, así como profesores y personal sanitario. La imposición de la vacuna ha generado manifestaciones en contra la obligatoriedad de la vacuna y de las restricciones impuestas en el país por la pandemia. La ministra adivirtió que no abandonaría su política de covid cero, hasta que el 90% de la población se encuentre vacunada. El martes pasado anunció que para trabajadores no escenciales el aislamiento para contacto estrecho en el ámbito doméstico debía ser de 28 días. Las clases presenciales comenzaran pronto, pero con el nuevo esquema de aislamiento los docentes se preguntan si las clases no pasarán a la virtualidad. El país desde el inicio de la pandemia tiene 15.842 casos confirmados y 52 fallecidos.

En China también se mantuvo una política de aislamientos selectivos, testeos masivos a la población y seguimiento del virus. Esta política además de mostrar bajos niveles de contagio, ha permitido mantener en funcionamiento la economía y disminuir los índices de mortalidad. Las vacunas elaboradas en la nación ofrecen una protección significativamente menor contra la variante ómicron que aquellas realizadas en occidente.

Desde el punto de vista político, el manejo de la enfermedad llevado a cabo por el gobierno le ha traído buenos resultados a punto de ser calificado como “un gran éxito estratégico” sobre las democracias occidentales. “Es un gran desafío para los líderes, especialmente la retórica de salvar vidas. ¿Cómo se justifica la apertura y luego que decenas de miles de personas mueran en el proceso?”, dijo Willy Lam, experto en liderazgo político Chino en la Universidad China de Hong Kong.

Las restricciones generan que cierto sector de la población -como el caso de Nueva Zelanda- se manifieste a favor de “la libertad”, incluido sectores de izquierda que ven en la toma de medidas preventivas del virus como un ataque a su libertad individual. Sin embargo, ambos países se encuentran entre los que mejor manejaron la pandemia debido a la poca cantidad de contagios y muertes y como en el caso de China, sin afectar la actividad económica.

Covid en niños y vuelta a clases

En el pico de contagios se comienza a debatir la vuelta a clases. Los niños son el sector más golpeado en la pandemia debido a que la gran mayoría todavía no se encuentran vacunados. En Argentina apenas el 45 % de los menores de 11 años tiene el esquema completo de vacunación, se trata de la población más insuficientemente vacunada, es decir con menos recursos para hacer frente a la tercera ola, hay un exponencial de contagios en niños de entre 3 y 11 años. El director del hospital Garrahan confirmó un aumento en la cantidad de internaciones, por lo que debió abrir una tercera sala de cuidados intensivos Covid 19. Además el 10% del personal del hospital se encuentra también contagiado.

Sin embargo, el presidente Alberto Fernández ya comenzó su campaña en torno al ciclo lectivo 2022 bajo el slogan “nuestra prioridad en la presencialidad para todos y todas”. Esta política llevará al contagio masivo de niños y docentes.

La política de la “nueva normalidad” lleva a la población a enfermarse y aumenta la mortalidad. El manejo de la pandemia en otros países demuestra que existen otras maneras de enfrentar el virus que no someten a la población al contagio. Es necesario revertir la lógica aperturista que como objetivo tiene la presencialidad laboral para “una activación económica” que nunca llegó, debido a la gran cantidad de ausentismo laboral en los puestos de trabajo. Solo la organización de la clase trabajadora con los métodos históricos como la asamblea y la huelga, puede revertir el escenario de catástrofe económica y sanitaria.

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