Escribe Juan Ferro
Necesitamos una asamblea general.
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La convocatoria a elecciones en el estratégico sindicato de aceiteros de San Lorenzo tiene como telón de fondo a la disgregación de su actual dirección. Aunque con menos de 5000 afiliados, el SOEA agrupa a trabajadores de las grandes cerealeras, y tiene trascendencia en el cordón industrial de Santa Fe.
Desde hace años, la dirección del SOEA -que no es parte de la Federación de Aceiteros - mantiene una política de abierta connivencia con los reclamos de flexibilización de las grandes patronales. En la mayoría de las grandes cerealeras existe un régimen de trabajo de 12 horas; las condiciones de seguridad son tan precarias que ya se han producido varias muertes de obreros en los silos.
Dos cuestiones centrales han disparado una verdadera implosión dentro del SOEA. Por un lado, el cierre de importantes terminales con un tendal de aceiteros despedidos y suspendidos; por el otro, el golpe económico que implica para los trabajadores la carga del impuesto a las ganancias, sin respuestas por parte de la dirección del sindicato. Pablo Reguera es su secretario general desde hace 25 años, y a su vez es el Secretario General de una de las dos CGTs del cordón.
La dirección del sindicato ha estallado, como lo revela la causa por defraudación fiscal que involucra a la asesora legal del gremio. Además, el Ministerio de Trabajo no avaló a la Junta electoral armada por Reguera, y se terminó constituyendo una junta electoral dominada por dos de las listas opositoras. La mano del gobierno se mete en un eventual recambio de dirección.
A la lista oficial de Reguera (Celeste y Blanca), se le oponen tres agrupamientos. La lista Blanca está liderada por el actual secretario gremial del sindicato, que compartió con Reguera toda su política en estos años y que ahora partió al medio a la comisión directiva. Por otro lado, se ha formado la lista Naranja, encabezada por el kirchnerista y ex concejal bermudense “Piri” Fernández, que cuenta con el aval político del intendente de Bermúdez y mantiene relaciones con la Federación de Aceiteros. Finalmente, se ha constituido una cuarta lista –Verde- con delegados de base de distintas fábricas que sostuvieron el paro con piquetes de diciembre del 2020. La Verde está encabezada por Lucas Monzón, familiarmente vinculado al Secretario General de municipales de Capitán Bermúdez, el cual también es dirección de la otra CGT de San Lorenzo.
Hoy, la elección se encuentra empantanada, ya que dos de las listas –la de Reguera y la Verde- no han sido oficializadas por la junta electoral.
Aceiteros, en suma, es una expresión muy aguda de la disgregación que sacude a diferentes sectores de la burocracia sindical. Las dos CGT regionales son hoy una expresión raquítica en relación al poder de fuego que en algún momento jugó la CGT local en los conflictos laborales del cordón. En la elección también asoma la cuestión del encuadramiento gremial, porque la quiebra de un sindicato puede inclinar la balanza hacia la Federación. Una de las listas, La Naranja –afín a la Federación- es la expresión política de esta tendencia.
Ante una virtual acefalía, resultado de una lucha de camarillas, los aceiteros deben tomar las riendas de su propia organización gremial, y rechazar una intervención que consagraría la injerencia del estado en la organización obrera. Una asamblea general debería elegir una comisión de trabajadores que convoque a elecciones democráticas y a su vez abra los libros del sindicato.
Esa asamblea, por sobre todas las cosas, debería resolver un plan de acción para defender los puestos de trabajo hoy amenazados por posibles cierres y quiebras (Vicentin), defender las condiciones de trabajo frente el avance de los contagios, y eliminar el impuesto a las ganancias que hoy toca a la inmensa mayoría de los aceiteros.