Aceiteros de San Lorenzo: una intensa lucha de camarillas y ningún plan de acción

Escribe Juan Ferro

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La convocatoria a elecciones en el estratégico sindicato de aceiteros de San Lorenzo ha generado una intensa polémica entre todos los ámbitos políticos y gremiales de la provincia. La elección tiene como telón de fondo a la disgregación de su actual dirección, y desde su misma convocatoria estuvo envuelta en denuncias cruzadas.

Se presentaron cuatro listas. La lista oficial es la Celeste y Blanca, encabezada por Pablo Reguera, secretario general del sindicato desde hace 25 años, y actualmente también secretario general de una de las dos CGT del cordón. La lista (Blanca) es liderada por el actual secretario gremial del sindicato, que compartió con Reguera toda su política en estos años, pero ahora partió al medio a la comisión directiva. Por otro lado, además, se ha formado la lista Naranja, encabezada por el kirchnerista y ex concejal bermudense “Piri” Fernández, que cuenta con el aval político del intendente de Bermúdez y mantiene relaciones con la Federación de Aceiteros y la Lista Verde – con delegados de base de distintas fábricas que sostuvieron el paro con piquetes de diciembre del 2020. Por último, se presenta l lista Verde, encabezada por Lucas Monzón, familiarmente vinculado al Secretario General de municipales de Capitán Bermúdez y dirigente de la otra CGT de San Lorenzo, “Noni” Monzón.

La dirección de Reguera perdió la junta electoral, lo que trajo como consecuencia que sólo se oficializaran dos listas -la Blanca y la Naranja-, dejando afuera al propio Reguera y a la lista Verde. Ante esta situación, la CGT encabezada por Monzón amenazó con paros y bloqueos de plantas. Entonces intervinieron “oficiosamente” senadores, concejales, intendentes y hasta la propia Cámara aceitera, para que se oficializaran todas las listas, lo que finalmente ocurrió al cabo de una audiencia en el Ministerio de Trabajo.

La crisis en el SOEA (aceiteros) de San Lorenzo es una expresión muy aguda de la disgregación que sacude a diferentes sectores de la burocracia sindical. Esta oficialización de la mano del reclamo de las patronales no impedirá nuevos enfrentamientos por el padrón y las formas de votación y cualquiera sea el resultado de la elección la dirección que surja va a ser extremadamente débil para enfrentar los poderosos pulpos cerealeros.

La lucha de camarillas que se entablado para dirigir el sindicato debilita cualquier plan de acción. En la mayoría de las grandes cerealeras existe un régimen de trabajo de 12 horas; las condiciones de seguridad son tan precarias que ya se han producido varias muertes de obreros en los silos.

Dos cuestiones centrales han disparado una verdadera implosión dentro del SOEA. Por un lado, el cierre de importantes terminales con un tendal de aceiteros despedidos y suspendidos; por el otro, el golpe económico que implica para los trabajadores la carga del impuesto a las ganancias, sin respuestas por parte de la dirección del sindicato.

Una asamblea general debería ser el primer reclamo después de la elección resolver un plan de acción para defender los puestos de trabajo hoy amenazados por posibles cierres y quiebras (Vicentin), defender las condiciones de trabajo frente el avance de los contagios, y eliminar el impuesto a las ganancias que hoy toca a la inmensa mayoría de los aceiteros.

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