Acuerdo con el FMI: no pasarán

Nota de tapa de la edición impresa de Política Obrera N°39

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Se acabaron los versos y las mentiras.

El acuerdo con el FMI empodera al ministerio de Trabajo, a las patronales y a la burocracia sindical a firmar convenios con las cláusulas de la reforma laboral. Ya lo advirtió Alberto Fernández en el Congreso: “los salarios se recuperarán con el crecimiento de la productividad”.

El acuerdo empodera al gobierno a subir la edad jubilatoria a 70 años los hombres y 65 años las mujeres. Lo empodera también a incentivar inversiones por medio de la supresión de los aportes patronales a Anses. Lo empodera por último a terminar con el 82% móvil de los regímenes especiales – docentes, judiciales, lucifuercistas.

Empodera al Estado a trasladar la deuda del Banco Central con los bancos locales al Tesoro, es decir a los contribuyentes; más impuestos o incrementos de impuestos para pagar la friolera de u$d 90 mil millones de deuda pública en pesos – indexada al dólar o por inflación.

Mandata un tarifazo a la energía del orden del 40%, que puede ser todavía mayor, según la variación de los precios de importación de gas oil y gas natural.

Sube la meta de inflación prevista en el Presupuesto 2022, del 31% al 48%, para que el estado recaude más por medio de los impuestos al consumo.

Empodera al Banco Central a elevar la tasa de interés de referencia por encima de la tasa de inflación. Es lo que hizo el macrismo en 2016 – una bicicleta de dólares a pesos, que se convertirá enseguida en una bicicleta de pesos a dólares, y provocará un default más severo, como si esto fuera aún posible.

Profundiza el default de Argentina, al prorrogar la deuda con el FMI contraída por Macri por dos años y medio más, manteniendo además la sobrecarga de intereses por exceso de endeudamiento. Convierte a Argentina en un estado en concurso de acreedores.

Establece un régimen de control trimestral del Tesoro, que le permite modificar los términos del acuerdo, si se verifica que no alcanzan para cumplir con el déficit fiscal comprometido. El acuerdo se convierte en un cheque en blanco para el FMI.

El acuerdo se ha convertido en un papel mojado antes de que lo voten peronistas y macri-radicales, como consecuencia de las sanciones económicas internacionales establecidas por la Otan, que han dislocado el mercado de materias primas en su totalidad. Los precios del petróleo, el gas, el litio, el paladium, el trigo, la soja, se han ido por las nubes. Un negociado para los monopolios de materias primas y de armamentos. Crecimiento gigantesco de gastos fiscales y endeudamientos. Quiebras y recesión. En un mundo en que se impone la violación de contratos y el incumplimiento de compromisos, el peronismo y el macri-radicalismo atan a Argentina de por vida al FMI y a los fondos internacionales.

La burguesía argentina apoya el acuerdo con el FMI y lo reclama, porque ella es dueña del 60% de la deuda pública. No la impulsa el republicanismo o la racionalidad, sino el lucro y el afán insaciable de incrementarlo.

No pasarán.

Este acuerdo conduce a crisis todavía más profundas y a una profundización de la indignación popular.

No pasó la dictadura. No pasó Alfonsín. No pasaron Menem-Cavallo, De la Rúa-Cavallo. No pasó Macri-Caputo-Dujovne.

Organicemos la hora del escarmiento por medio de un Congreso Obrero, la rebelión contra el saqueo, la huelga general, por el gobierno de trabajadores.

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