La caída de Antonio Caló

Escribe Pablo Busch

La crisis de la burocracia sindical, en su punto más alto.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Las elecciones a secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica son noticia de primera plana primero por la derrota de Antonio Caló a manos del kirchnerista Abel Furlán. Caló era Secretario General de la UOM desde el año 2004, cuando reemplazó al fallecido Lorenzo Miguel.

Furlán, por su parte, dirige hace años la Seccional Campana de la UOM, con el peso pesado de Acindar, e impulsa la Agrupación Beltrán, que convivió durante años con la conducción de Caló. La ruptura con la conducción oficial es caracterizada por los principales medios como un episodio de la crisis del gobierno: Caló estaba alineado con el sector de Alberto Fernández (incluso fue promotor de la campaña de Randazzo en 2017) y la Beltrán está alineada con el kirchnerismo y La Cámpora.

La división afectó a la agenda presidencial: “Alberto Fernández tenía previsto una visita por la sede gremial en la que se va a elegir a la nueva conducción y decidió frenarla. A cada uno de los invitados les enviaron un mensaje en el que informaban que se suspendía el evento porque la conducción se había partido y el resultado era «incierto»” (Infogremiales, 22/3).

Un sismo sindical

En un artículo anterior sobre las elecciones seccionales de la UOM, habíamos caracterizado una fractura expuesta al interior de la burocracia metalúrgica: “Un proceso electoral que a nivel nacional no aparenta traer novedades, revela en las listas seccionales, más expuestas a la presión de los trabajadores de las fábricas, una fractura expuesta de la Directiva de la UOM. Es la continuación del viraje que se manifestó en las primeras elecciones sindicales que señalamos desde octubre, apenas se levantó el corralito a la democracia sindical establecido por la pandemia.”

La fractura expuesta “caló” hasta la caída del Secretario General. Las derrotas en seccionales estrátegicas como Avellaneda y Quilmes, y el apoyo de seccionales descontentas fueron determinantes. “Furlán, diputado nacional por el Frente para la Victoria hasta 2019 y jefe de la seccional Zárate-Campana de la UOM desde 2008 -su fábrica de origen es Siderca, del grupo Techint- asegura contar con un puñado de filiales que lo apoyan, además de los delegados de la propia: Santa Fe, Rosario, Córdoba, Mendoza y dentro de la provincia de Buenos Aires, algunas de carácter estratégico como Avellaneda, La Matanza, San Martín, Quilmes y San Miguel.”

La caída del secretario general de la UOM no es un dato menor: la elección de autoridades de la UOM se da de forma indirecta. Los afiliados sólo eligen representantes seccionales como delegados congresales, que se reunen para elegir al Secretario General. Para ser candidato a Secretario General de la UOM hay que reunir varios requisitos más que para ser Presidente de la Nación -entre ellos, ser Secretario General de una de las seccionales. Desde el siglo pasado que no hay oposición, y que los candidatos se consensúan en la Comisión Directiva nacional. Lorenzo Miguel, antecesor de Caló, fue Secretario General de la UOM desde 1970 hasta su muerte en 2004.

El sismo sindical con el que intitulan los analistas de los medios sindicales el destronamiento de Caló, puede haber sorprendido a todos excepto al lector de Política Obrera: el sismo sindical fue caracterizado aún antes de que llegue a la punta del iceberg, en octubre de 2021. “El resultado de las primeras elecciones sindicales en las empresas ha sido novedoso. En la mayoría de ellas, las listas que estuvieron al frente de comisiones internas durante la pandemia pierden frente a listas opositoras. Las elecciones sindicales comenzaron a realizarse a partir de los primeros días de septiembre, luego de permanecer suspendidas durante 18 meses por decreto presidencial, invocando razones sanitarias.”

¿Un cambio para los trabajadores?

La conducción de Caló viene de acordar paritarias en tres tramos, con un aumento salarial del 45%, manteniendo el salario metalúrgico por debajo de la línea de pobreza y muy por debajo de las perspectivas cada vez más inflacionarias. La nueva conducción de Beltrán y las seccionales opositoras, llega a la Secretaría General sin haber criticado públicamente uno solo de los acuerdos salariales del depuesto Caló. El kirchnerismo se hace de la conducción del principal sindicato industrial del país no sobre la base de un planteo de lucha por las reivindicaciones de los trabajadores metalúrgicos, si no como parte de una rosca interna.

“Le pasan factura por el deterioro salarial, pero también por los innumerables problemas por los que transitan los afiliados para lograr cualquier tratamiento sencillo en la Obra Social sindical. Municipios enteros en los que hay que hacer malabares para conseguir un turno de cualquier cosa. Y no lo logran. Los conocedores del paño, incluso, posan su mirada en el eje de negocios que llega a orillas del Presidente de la mano del Grupo Olmos. Salud y seguros, dos asuntos que generan urticaria entre los metalúrgicos” (Infogremiales, 22/3). Ni sobre este esquema de negocios, ni sobre los salarios de miseria, ni sobre la quiebra de la Obra Social el nuevo Secretario General ha cuestionado públicamente nada. Cualquier expectativa de una agenda propia de los trabajadores para la UOM, no debe ser esperada de la nueva conducción sino impulsada por los trabajadores y activistas metalúrgicos.

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