Concejo Deliberante de Orán: el desenlace previsible de una aventura política

Escribe Violeta Gil

Tiempo de lectura: 4 minutos

Pasó tan solo un mes desde que se iniciaron las sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante de Orán, y se ha abierto una crisis con los trabajadores del Concejo, que no están cobrando sus haberes. Como telón de fondo está la aventura que decidió emprender Samuel Huerga para convertirse en presidente interino del Concejo por tres meses, o sea en el receso de verano.

En diciembre pasado, Samuel, que había sido electo como concejal de Política Obrera, asumió como presidente del Concejo por medio de un acuerdo político con los bloques de la UCR y FdT. En ese momento, el oficialismo municipal no lograba reunir los votos necesarios para presidir el Concejo; una de sus concejalas había sido suspendida por haberse anotado en su momento como “beneficiaria” del IFE. Con un miembro menos, el oficialismo perdió contra el bloque de fuerzas que escogió a Huerga para que presida el Concejo Deliberante durante las vacaciones.

Huerga presentó a esta salida como parte de un acuerdo general para establecer un sistema de “presidencia rotativa”. En muy poco tiempo, sin embargo, quedaría claro que sólo se trataba de una salida de emergencia al impasse creado por la crisis en el bloque oficial. En vez de servirse de la crisis para denunciar los enjuagues de los bloques capitalistas para hacerle frente, Huerga contribuyó a “encauzar” la crisis cuando vislumbró que podía arribar a la poltrona de presidente del Concejo.

Pero la aventura duró poco, o mejor, el tiempo exacto que había previsto nuestra Tendencia cuando cuestionó la alianza política de Huerga con partidos de carácter patronal. De modo que, en febrero pasado, cuando el Tribunal Electoral autorizó al segundo de la lista oficialista a asumir en remplazo de la concejal impugnada, el oficialismo impuso el presidente porque volvió a contar con la mayoría. De paso, abolió la cola de candidatos a la “presidencia rotativa”.

¿Cómo enfrentó Huerga esta situación? Armó un bloque “alternativo” con las concejalas de la UCR y el FdT, que mocionó su continuidad al frente del Concejo. En suma: no hubo rotación alguna. La “rotación” fue el andarivel que usó Huerga para habilitar formalmente un bloque con partidos patronales, a pesar de que había sido elegido para representar una posición obrera y socialista en el Concejo. Después de su salida de la presidencia, Huerga subió la apuesta y anunció la intención de conformar un interbloque “anticorrupción” con las dos concejalas que lo apoyaron, al que identificó como un bloque “de la docencia autoconvocada”. Las dos ediles en cuestión son docentes, efectivamente, pero no integran el Concejo por mandato de la docencia, autoconvocada o no, sino de dos coaliciones capitalistas – Juntos para el Cambio y el FdT. Un proceder político de tamaño oportunismo, que encima aspira a quedarse con una función pública especial, con injerencia en el presupuesto municipal, no puede llevar el etiquetado frontal de "anticorrupción". Huerga es el último en vista de una lista de candidatos que fueron electos para ser portavoces de la clase obrera y el socialismo, y han elegido adoptar posiciones políticas reñidas con este propósito, en función electoralista.

“Autonomía”

Aunque la aventura de Huerga ha culminado, sus secuelas negativas perduran. Ocurre que, en su interregno como presidente, Huerga impulsó una ordenanza que consagraba la “autonomía financiera del Concejo”, que se aprobó por unanimidad. La ordenanza fue presentada como una supuesta salida a las penurias y reclamos de los trabajadores del propio Concejo, sin que tuviera por eje los reclamos reiterados de los trabajadores. Las autonomías y descentralizaciones han sido, en las últimas décadas, el clásico recurso de todas las administraciones capitalistas para impulsar ajustes en educación o salud. Es lo que está haciendo ahora el intendente oranense: mientras los empleados del Concejo denuncian la falta de pago de sus sueldos, el intendente González dice que ese pago es potestad ahora del Concejo, y denuncia, encima, que giró los fondos para ello. Huerga, por su parte, responde que él nunca recibió ese dinero. Cabe agregar que Huerga impulsó la autonomía a sabiendas de que su presidencia, en el mejor de los casos, sería “rotativa”. O sea que los fondos del Concejo pasarían al control de alguna de las camarillas capitalistas apenas cesara su mandato. Es lo que ya está ocurriendo, y la “autonomía”, como lo han denunciado los referentes locales de ATE, está sirviendo de excusa para llevar adelante un ataque contra los trabajadores del Concejo.

Con pena y sin gloria

El episodio de Huerga al frente del Concejo culmina de este modo penoso. Resueltas las pujas en el oficialismo gobernante, Huerga fue eyectado de la presidencia del Concejo. En el interín, actuó como una pieza del Estado, como bien lo demuestra el episodio de la “autonomía financiera”. Huerga debería reconocer que sus compañeros de Política Obrera le advirtieron sobre este derrotero apenas unas horas después de que asumiera la presidencia del Concejo en un acuerdo político con los partidos del régimen. En aquel momento, le propusimos que enmendara su error, mediante la renuncia inmediata a esa presidencia. De haberlo hecho, hoy sería un concejal socialista y revolucionario luchando en oposición a los ajustadores del Concejo y del municipio. En cambio, ha quedado reducido a una condición muy diferente. Aún le queda una salida, sin embargo: dejar su lugar a los compañeros o compañeras de la lista de Política Obrera que han mantenido una línea de principios en toda esta crisis.

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Suplemento sobre la crisis en Orán

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