Jujuy: un régimen femicida que no da tregua

Escribe Andrea Rúa

Tiempo de lectura: 3 minutos

En la noche del pasado viernes en la localidad ramaleña de Yuto ocurrió el doble femicidio de Pamela y Ramona Gorosito en manos de la ex pareja de la primera, Javier Broy, tras toda una historia de violencia, denuncias y amenazas.

Pamela de 23 años, madre de dos niños pequeños vivía en la provincia de Salta junto a su hermana Ramona, decisión tomada tras escapar de su ex pareja y la desprotección por parte de las autoridades que, a pesar de reiteradas denuncias, nunca protegieron a la víctima.

Las hermanas Gorosito se encontraban visitando a sus familiares este fin de semana pasado, cuando Javier Broy se presentó al domicilio donde se encontraban con amenazas hacia Pamela, motivo por el cual la misma concurrió a la seccional policial para realizar una nueva denuncia. Horas después, ante la desidia policial y judicial, el femicida ultimó con un arma de fuego a Pamela y luego a su hermana Ramona por intentar defenderla. También golpeó a la madre de las víctimas que se encontraba junto a ellas. Desde ese momento Javier Broy se encuentra prófugo y la policía no tiene noticias sobre su paradero.

Tras el horroroso desenlace una vez más todo el pueblo de Yuto se movilizó en la localidad pidiendo justicia por Pamela y Ramona. Ante la barbaridad del hecho el gobierno solo pudo responder con la imputación de dos efectivos, buscando así enmascarar a todo un régimen político femicida.

Un régimen descompuesto

Este aberrante hecho es la imagen del estado actual de riesgo y vulnerabilidad en que se encuentra una gran masa de mujeres de la clase trabajadora en la provincia, las cuales sufren las mortales consecuencias del grado de barbarie y descomposición social.

El pomposo gobernador Gerardo Morales no ha podido frenar un milímetro este tipo de hechos, según estudios e informes recientes realizados por el observatorio de Mumalá, Jujuy es una de las tres provincias con las tasas más altas en femicidios en los últimos 5 años, junto a las provincias de Santiago del Estero y Salta. El gobierno ya no puede disimular su incapacidad para erradicar la violencia, ya no queda medida en forma de programa nacional o provincial; aplicación y adhesión a leyes que protegen los derechos de las mujeres, entre otras que pueda disimular la política de la destrucción de las condiciones de vida de la gran masa trabajadora jujeña y, por ende, la reproducción de una barbarie en pleno crecimiento.

Semanas atrás el gobierno arremetió contra las organizaciones piqueteras acusándolas de ejercer violencia de género obligando a las mujeres a ir a las marchas con sus hijos. Pero al "defensor de las mujeres", que hunde a toda una población en la pobreza y la miseria, no le tiembla el pulso para mandar a la policía de la provincia a reprimir y apresar a las mismas, incluso estando embarazadas, otras junto a sus pequeños, que se suman a los reclamos por trabajo y el reconocimiento de los cientos de merenderos y comedores en todos los barrios de la capital y el interior.

Construyamos nuestro camino de lucha independiente

Por si fuera poco y sin vergüenza, sectores de la oposición de parte del PJ propone la apertura de un Ministerio Provincial de Mujeres, como si la experiencia de tener uno Nacional diera la pauta de una posible solución. En otras palabras, planean gestionar otra caja de recursos del estado en que se puedan repartir y negociar entre quienes son los verdaderos responsables de la violencia.

Morales logró contener en el 2020 una gran pueblada en contra de los femicidios gracias al pacto con los sectores del movimiento de mujeres que negociaron la famosa “ley de emergencia de género”. Se hicieron grandes promesas con dicha ley, pero hasta el día de hoy, a meses de que caduque la misma, la violencia sigue agravándose. Como así también la impunidad que reina en decenas de casos, donde se encubre sobre todo a femicidas y asesinos vinculados al poder político y económico.

Ante tremenda crisis, las mujeres trabajadoras tenemos que organizar una salida propia en defensa real de nuestros derechos y en defensa de la vida de nuestras familias. Tenemos una experiencia de lucha importante fruto de los últimos años al calor del agravamiento de la crisis. Pongamos en discusión y propongamos un plan de lucha en cada asamblea de cada lugar de estudio, en cada barrio y los lugares donde trabajamos. Que la defensa de nuestros derechos salga de la definición de nuestros propios intereses y nuestras propias conclusiones políticas. Ninguna confianza en este régimen femicida y sus políticas de cooptación. Mujeres, si no nos organizamos nos matan.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera