“Una guerra imperialista mundial en un marco de rebeliones populares”

Acto por el 1° de Mayo del 2022: discurso de Jorge Altamira

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Compañeras y compañeros, la guerra mundial le da un lugar de excepción a este 1° de Mayo. Pone a prueba a todas las clases sociales y a todas las corrientes políticas. Es un momento crucial de la lucha de clases. Es cuando el capitalismo mundial, que ha desenvuelto en la historia un enorme desarrollo de las fuerzas productivas y de la tecnología, se ha convertido en una fuerza de destrucción y en una fuerza de barbarie. Y ha comprometido la supervivencia de la humanidad.

Este 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, en un cuadro de guerra mundial, implica el llamado a toda la clase obrera del mundo a que se levante, se rebele, se insurja, destruya y derroque al imperialismo mundial para establecer una república mundial socialista de los trabajadores.

De esta prueba han salido en bancarrota todas las corrientes progresistas y de izquierda que hay en el planeta en este momento. Para ninguna de ellas este 1° de Mayo representa la convocatoria a la unidad internacional de los trabajadores contra la guerra mundial del imperialismo. Van a decir y proclamar muchos objetivos de lucha, muchas reivindicaciones, pero van a omitir el significado histórico de este 1° de Mayo. Y es que el significado histórico de este 1° de Mayo es que contra la barbarie del capitalismo solo hay una respuesta: la unidad internacional de los trabajadores que se manifiestan con luchas, huelgas, agitación, rebeliones y revoluciones para acabar con el sistema capitalista a nivel mundial.

Esta es la crisis de este 1° de Mayo. La crisis de este 1° de Mayo es que ha mostrado, de un modo que ya no se discute más, la bancarrota de toda la izquierda parlamentarista y de las burocracias sindicales. Marcelo Ramal estuvo muy agudo cuando señaló que la burocracia sindical pide un impuesto especial por las ganancias que el capitalismo tiene con la guerra para hacer redistribución de ingresos. ¿Qué significa? “Obreros argentinos, asociémonos a la OTAN, asociémonos al imperialismo, y pidámosle una migaja de las grandes ganancias que tienen los exportadores de alimentos de Argentina, que tienen los exportadores de petróleo”. Y ni les digo los fabricantes de armas, que en todas las Bolsas del mundo, en un trimestre en el cual las principales de ellas se han derrumbado, tienen ganancias absolutamente extraordinarias.

En estos meses de guerra, hemos vivido una experiencia interesante. Cuando las tropas de Putin violentaron la frontera de Ucrania nuestra corriente política señaló que comenzaba una guerra mundial. Y todas las corrientes políticas, pero no solo políticas, algunas corrientes que son más importantes que las políticas, como las corrientes intelectuales y analistas internacionales, discreparon con esta caracterización, dijeron que este era un conflicto provocado arbitrariamente por el despotismo ruso, y que no iba a pasar más allá de ese conflicto. Los diarios argentinos, en sus principales notas internacionales, abundaron con esta caracterización. Lean, sin embargo, el Clarín de hoy: “Guerra Mundial”. Es decir, lo contrario de lo que decía la misma columna cuando las tropas rusas invadieron Ucrania.

La cosa es todavía más grave. El artículo más leído del diario norteamericano The Wall Street Journal, del día 28 de abril, es de una autoridad militar de los Estados Unidos –no en retiro, sino en actividad- que dice que Estados Unidos debe preparar ya, sistemáticamente, las condiciones de una guerra atómica contra Rusia porque tiene condiciones para vencer en esa guerra. Por primera vez se hace público que el imperialismo en esta guerra va por todo, porque hasta ahora hablar de una guerra nuclear estaba prohibido para cualquiera que se refiriera a los conflictos internacionales.

Nosotros, los socialistas, que no nos ilusionamos en absoluto con el capitalismo, sabemos que nada que sea destrucción masiva es inconcebible para el capitalismo. Lo tuvimos a Hitler, luego tuvimos a la aviación norteamericana destruyendo implacablemente la ciudad de Dresde, Alemania, para que ningún obrero alemán se levante contra Hitler antes del ingreso de las tropas imperialistas de ocupación a Alemania. Y poco tiempo después el bombardeo más sanguinario y brutal que haya ocurrido en esa guerra -dos bombas atómicas sobre Japón, Hiroshima y Nagasaki, y la amenaza de bombardear Tokio. Si lo pudieron hacer, lo volverán a hacer. Y lo describen. El análisis, ahora, es que Rusia va a estar obligada a atacar a Polonia y a Bulgaria, y a los países limítrofes con Ucrania, porque desde esos países Estados Unidos está enviando armamento ultramoderno. Y tiene equipos profesionales entrenando, no ya soldados, sino grupos de comandos que se incorporarán a las unidades territoriales, que todavía no son las fuerzas armadas, porque los grupos comandos y las unidades territoriales son organizaciones paraestatales y paramilitares al margen de las fuerzas armadas, creados por la derecha ucraniana. Ya han habido, recientemente, varios ataques sobre Rusia. Y Biden ha declarado: “no paramos hasta llegar a Moscú”.

Es una guerra mundial. Es una guerra mundial que opera como un mecanismo irresistible, porque el que se para y no prosigue esta guerra, cae. Si el imperialismo norteamericano dice “hemos llegado a un punto peligroso, no avanzamos en la guerra”, la crisis política de Estados Unidos rajará las paredes, porque el imperialismo mundial estaría confesando que “se acabaron mis condiciones de dominación mundial, estoy pintado en el mundo”. ¿Qué van a pensar los obreros en Estados Unidos? Que el capitalismo está pintado, que las decenas, centenas, miles de millones de dólares que han acumulado no les da más ningún poder. Hay un capital mundial acumulado que esta guerra debe proteger, una influencia internacional que debe proteger. No pueden parar.

Este es el análisis político de una corriente realista, de una corriente revolucionaria, de una corriente socialista, que es la única corriente en el mundo que este 1° de Mayo llama a librar una lucha revolucionaria contra la guerra imperialista. La única en el mundo. No hay otras corrientes que a nivel mundial estén desarrollando este planteo. No nos asombra. Ni en la Primera Guerra Mundial ni en la Segunda Guerra Mundial fue diferente. Como dijo Rosa de Luxemburgo “los que estábamos contra la primera guerra imperialista, cabíamos todos en un sillón”.

El “error” fundamental del imperialismo, lo digo entre comillas, es que no solo desenvuelve una tremenda guerra que coloca a la humanidad ante el peligro de la propia supervivencia. Toda guerra es, por definición, una explosión de todas las contradicciones sociales, porque la sociedad capitalista tiene contradicciones enormes: la explotación de los trabajadores, la desocupación, la miseria, el cambio climático. Todo eso tiene alguna que otra solución. Pero es evidente que no hay ninguna solución. Que los intereses que chocan en la solución de estos problemas son irreconciliables. “Que hay que cambiar y acabar con la producción contaminante”, vayan a decírselo a las petroleras, vayan a decírselo a las compañías carboníferas en Estados Unidos. Bajo el gobierno de Trump fueron subsidiadas. Hay un capital financiero acumulado enorme, con el cual decenas y decenas de países tienen deudas impagables. Según el FMI hay 25 naciones que están en default. ¿Cómo se resuelven esas contradicciones? Por ejemplo, al sur de la India, Sri Lanka declaró el default. No puede pagar más. Pero en este momento en Sri Lanka hay huelgas generales para acabar con el gobierno de Sri Lanka y acabar con la pobreza de los trabajadores de Sri Lanka. Debajo de la India. Del otro lado de la frontera, en la India, pasa lo mismo.

Este problema de la Argentina, de que no le podemos pagar al FMI, no le podemos pagar a este o al otro, y 50% de pobreza, está en el mundo entero, y no tiene salida. Y si el imperialismo no busca una salida, los trabajadores la van a imponer. Es una lógica de clase lo que lleva a la guerra. La lógica de clase no se puede reprimir. Finalmente explota, y explota en forma brutal. Hay una corriente de izquierda en Argentina que respondiendo a los planteos de Política Obrera dijo una cosa muy interesante: “Si Altamira tiene razón, la guerra empezó cuando se disolvió la Unión Soviética”. Mirando retrospectivamente, este compañero del PTS tiene razón, porque desde que se disolvió la Unión Soviética han venido guerras en cadena. Eran guerras locales en un sentido, porque todas eran protagonizadas por la OTAN. En la Primera Guerra Mundial, cuando los socialistas discutían si iba a haber guerra o no iba a haber guerra, aseguraban que iba a haber guerra porque ya había muchas guerras “locales”. Había una ocupación imperialista del planeta. En Marruecos, en África, en Namibia, en América Latina, y como todo el planeta ya estaba ocupado ¿cómo se iba a avanzar? Con un imperialista sacándole el territorio y la colonia a otro imperialista. Los yankees tratando que América Latina deje de ser inglesa, que se transforme en colonia norteamericana como finalmente logró. Todas esas guerras locales llevaron a la guerra mundial. Anunciaron la guerra mundial. En esta época hemos tenido la guerra contra la Federación Yugoslava, contra Irak, Afganistán, Irán. La guerra entre Irán e Irak, ocho años de guerra, fomentada por Estados Unidos que apoyó a Irak, a Sadam Hussein contra Irán. Y como Irán es musulmán, pero no árabe, Israel apoyaba a Irán, su actual enemigo mortal, contra Irak, porque Irak es árabe. Ocho años de guerra. Guerra, guerra, y guerra, por eso en nuestro partido discutíamos la guerra, analizábamos la guerra y hacíamos planteamientos sobre la guerra. Y esta es una guerra mundial, porque enfrenta a la OTAN, y del otro lado a dos potencias, directamente o indirectamente, como son Rusia y China. Están haciendo esfuerzos por mantenerla geográficamente en un territorio, pero ya ha desbordado ese territorio desde todo punto de vista.

Ahora, el punto fundamental (porque esta tribuna no es solamente una tribuna de denuncia, sino que es una tribuna de caracterización para salir de aquí con un programa de lucha), el punto fundamental es que esta guerra –a diferencia de la Segunda Guerra Mundial- no se hace sobre derrotas históricas de la clase obrera como ocurrió en los años 30: el aplastamiento de la clase obrera alemana por Hitler, el aplastamiento de la clase obrera española por Franco, el aplastamiento de la clase obrera de Austria por Dollfuss; no se hace en ese ambiente. Esta guerra se hace en un ambiente de rebeliones populares. Por eso, hemos entrado en una época abiertamente revolucionaria. Porque la reacción ha llegado a un extremo y la clase obrera, que ya no toleraba la situación previa a la guerra, menos va a tolerar la situación que crea la guerra, y que se va a agravar todavía más. En esta próxima semana se va a agravar muchísimo más. Además, es una guerra como ninguna otra guerra, porque el dominio del imperialismo norteamericano sobre el mercado mundial ha permitido usar las medidas económicas como medidas de guerra. Con el sabotaje y sanciones económicas se puede destruir un Estado entero sin disparar un tiro; se les quita la posibilidad de comerciar, de financiar, etc. Y eso se ha aplicado con una artillería descomunal, a sabiendas de que afecta a los pueblos, a sabiendas de que afecta a los trabajadores. Y como esto disloca el mercado mundial y disloca el comercio, la guerra se amplía. Aparecen casos, como la India, que está aliada con Estados Unidos, y sin embargo se ha colocado en una posición favorable a Rusia porque depende del comercio ruso. India no recibiría petróleo y Rusia no recibiría bienes informáticos importantes de la India. Tienen que resolver el problema. Entonces la India tiene que violar las sanciones norteamericanas y colocarse en esa situación contradictoria.

Compañeros, esto es un Acto del 1° de Mayo. Esto es realmente un Acto del 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Los demás están pintados. La Economía Popular va a hacer un acto mañana, pero Grabois acaba de llegar recientemente a un acuerdo con Grobocopatel. De esta manera, los trabajadores de la economía popular van a servir al mayor terrateniente, no terrateniente, sino al mayor capitalista financiero en el campo argentino. ¡Grande, Grabois! A fuerza de querer echar a una hermana de Etchevere de una chacra de Entre Ríos, terminó en una alianza histórica con Grobocopatel. Es la alianza del movimiento piquetero Cayetano con la oligarquía argentina, “¡con la puta oligarquía!” que despotricaba D´Elía. Son unos sinvergüenzas, pero más importante es el carácter de clase de Grabois y de la economía popular. No de los trabajadores, de sus direcciones. ¿Cuál es el carácter de clase? Una alianza con la oligarquía financiera agroindustrial.

En esta situación de guerra nuestra ilustre vicepresidenta de la Nación recibió a la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos. Resulta que cuando Alberto fue a ver a Putin a Rusia dijo que Argentina era la vía de entrada de las inversiones rusas en América Latina. Se armó un escándalo. Ahora esta mujer recibe a la jefa del Comando Sur en medio de la guerra de la OTAN, cuando Patricia Bullrich dice que Cristina es putinista. ¿Cómo lo interpretamos? No podemos decir que Cristina Kirchner se bajó los pantalones, pero aplicado de otra manera es lo que ha ocurrido. Se ha alineado con la OTAN, porque en una guerra la retaguardia del imperialismo es importante también. ¡¿Desde cuándo en una guerra no es importante la retaguardia?! Los ataques de Braden y el imperialismo norteamericano contra Perón, en 1945, se debió a que todavía Argentina no estaba alineada con Estados Unidos. Hubo un choque brutal en Argentina que marcó la historia de la Argentina. El conflicto entre Braden y Perón marcó medio siglo de historia argentina. Nació el peronismo. Pero el punto fundamental es el que acabo de decir: es una guerra en el marco de rebeliones populares. Por ejemplo, ¿qué opinan ustedes, los alemanes están de acuerdo con armar a Ucrania contra Rusia, participar de las operaciones de armamento desde Alemania? Según las encuestas dadas a conocer por el canal televisivo Deutsche Welle, de Alemania, no están de acuerdo, en un 48%, con el envío de armas. Se quieren mantener aparte de este conflicto. En Alemania, que es una pieza central para que la OTAN pueda ganar esta guerra, en Alemania no cuentan con apoyo popular. ¿Y en Estados Unidos? En Estados Unidos, la mayoría está contra la política de Biden, siempre según las encuestas. Como siempre las encuestas se tiran en contra de nosotros, ahora no digan que las encuestas mienten (risas). Entonces el problema político de fondo que tenemos acá, tremendo problema, es que hay un ambiente de rebelión popular, ha habido una huelga general en Grecia. A ver si me puedo dar a entender: ayer, el gobierno derechista de Grecia hizo un acuerdo con el gobierno de Bulgaria para que a través de Grecia entre gas a Bulgaria, que Rusia ahora le está negando. Grecia en el día de ayer se metió mucho más en la guerra de lo que ya estaba metida, porque Grecia forma parte de la OTAN. Tres días antes, hubo una huelga general en Grecia. Una huelga general en medio de una guerra.

Es un período revolucionario porque, si lo miramos en su desenvolvimiento y desarrollo, esta relación de imperialismo y huelgas, guerras, es un coctel explosivo. La tarea de los revolucionarios, de los socialistas, de los trabajadores hoy, 1° de Mayo, en la jornada internacional de los trabajadores, es levantar tribunas para explicarles a los trabajadores de Argentina y de América Latina que tienen que pasar a ser la vanguardia de la revolución y no la retaguardia del imperialismo. La retaguardia del imperialismo se prueba en Chile, donde Boric, líder estudiantil, que se rebelaba contra todo el mundo, ahora comulga con la OTAN, no puede llevar adelante una mínima parte de las promesas, ni el 0,1 de las promesas que hizo para ganar las elecciones. Boric no va a terminar su mandato, no les quepa duda. El otro, el ex guerrillero Gustavo Petro, en Colombia, todo indica que va a ganar las elecciones, y la televisión no se cansa de decir que por primera vez la izquierda va a llegar al Gobierno en Colombia en toda la historia de Colombia. El hombre ya tiene acuerdos con la gente de Uribe. A Petro le va a ir peor que a Boric. Es una trama mundial. Si queremos entender a la Argentina, si queremos entender lo que pasa en la fábrica que produce Adidas, Nike y las camisetas de la Selección, a la que se refieron sus obreros en esta tribuna, tenemos que entender la guerra mundial. Los compañeros de esa fábrica están luchando contra la guerra mundial, porque esta gente, Adidas y todas las demás, financian la guerra del imperialismo al cual están vinculados y por eso cagan de hambre a los trabajadores bolivianos, paraguayos y de cualquier país de América Latina que trabajan en esta fábrica por $200 la hora -si cumplen las 200 horas de la ley son $40.000, y todavía capaz que le hacen los descuentos-. Espero que estén registrados. Esa es una lucha contra la guerra. Lógico, los compañeros no saben que están luchando contra la guerra. Pero si vamos y le explicamos por qué están luchando contra la guerra van a decir “claro, me tendría que haber dado cuenta antes, es tan sencillo”. Así se forma una conciencia, se va formando una conciencia revolucionaria. Y una tribuna del 1° de Mayo, que reúne a miles y miles y miles, donde se hable en estos términos, es una levantada general de cabeza de la clase obrera. Ese es el punto fundamental.

Entonces, en este sentido nosotros hemos convocado este Acto del 1° de Mayo con este contenido y estoy convencido de que lo recordarán de por vida, y lo recordarán de por vida por lo que va a seguir pasando de acá en adelante. Y cuando algún chico de los que está acá pregunte “mamá, ¿cuándo comenzó todo esto?”, la mamá le dirá “en Parque Lezama” (risas) Es decir, cuando se abrió esta perspectiva. Por eso, es en este marco que nosotros caracterizamos la Marcha Federal del día 10 de mayo, porque la marcha federal es una marcha piquetera, es muy importante, fue votada en una asamblea en Plaza de Mayo y desde que fue votada nuestra corriente siempre insistió: pongámosla en práctica. Nunca como un ultimátum, porque las cosas no son tan fáciles de hacer. Hay que tener una actitud colaborativa. Nunca como un ultimátum. Pero diciendo “no nos olvidemos que se ha votado esto, desarrollémoslo”. Y se va a desarrollar. Ahora, lógicamente, se va a desarrollar por lo que Eva Gutiérrez dijo acá, con el Gobierno no pasa más nada, y el movimiento piquetero tiene que tener una salida. Y acá hay una cosa muy interesante: si la burocracia sindical, como dijo Marcelo Ramal, dice que no hay clima para hacer un 1° de Mayo, la frase es muy fuerte. En medio de esta guerra y de esta crisis, “yo, burócrata sindical, no pongo la cabeza en un 1° de Mayo. Capaz que no llegamos al día 2. No hay clima para mí en este 1° de Mayo”. Esa es una señal revolucionaria: la burocracia dice que no está para 1° de Mayo. “Altamira se equivoca con eso de que los 1° de Mayo son conciliadores porque en otros lados no advierten sobre la guerra. No hay que hacer ningún 1° de Mayo, ni conciliadores, ni a favor de nadie, a los obreros no hay que decirles que salgan de su casa. Y menos en una jornada de contenido político, de contenido internacional”.

Un compañero me contó que estando en la secundaria, con un profesor de derecha, en una clase donde había que explicar varias cosas, y en una parte un poquito de Marx, cuando está explicando Marx toca el timbre porque finalizó la hora de clase. Y se va retirando. Y sigue explicando para cerrar mientras se está yendo. Y ya pisando la puerta dice: “Y dijo una frase terrible Marx: ´proletarios de todos los países, uníos´”. Frase terrible. Es una frase terrible, por cierto, es la llave, es la llave histórica de esta época de reacción y de ataque contra el movimiento obrero, y de guerras.

Entonces, la Marcha Federal hay que apoyarla desde el movimiento sindical, desde el movimiento estudiantil, desde el movimiento de la mujer, vamos feministas, hay que apoyar la Marcha Federal, con todos los recursos que haya, del movimiento juvenil. Tiene que ser el “pretexto” para hacer la unidad de todos los campos populares que están en lucha contra esta miseria. Entonces por ejemplo vamos a una fábrica, “compañeros tenemos que apoyar”, nos dicen “estamos muy débiles, la patronal nos persigue”. “¿Podemos sacar un pronunciamiento, podemos poner que esta fábrica sin poner nombres, para apoyar la Marcha Federal?” “Sí, podemos”. Entonces redactan un pronunciamiento. “¿Y ustedes qué pueden hacer?” “Nosotros como mucho una hora de paro”. Vamos, una hora de paro el día de la Marcha Federal. En otros lugares, 24 horas de paro. La Marcha Federal es un medio de impulsar una agitación en toda la clase obrera, por las autoconvocatorias, porque en la clase obrera se desarrolla el mismo fenómeno. En el Congreso de Política Obrera tuvimos un debate sobre una verdadera insurgencia obrera en la provincia de Tucumán, donde los obreros del limón, que son la clave de la riqueza tucumana porque Tucumán exporta limón, y es su principal producto de exportación junto con el azúcar, organizados en autoconvocatorias han hecho huelgas y movilizaciones impresionantes. Pero al día siguiente de la invasión rusa a Ucrania, entre las reivindicaciones que presentan hay una frase: “abajo la guerra imperialista”. El único sector hasta ahora del movimiento obrero argentino que se pronunció contra esta guerra. Tenemos que llevar adelante, nosotros, este mensaje al conjunto del movimiento obrero, movimiento estudiantil, movimiento feminista, movimiento de la juventud, los del cambio climático, movimiento contra el cambio climático. Y los que estén contra la guerra. Hay que apoyar. ¿No pueden hacer tampoco un paro de una hora tampoco? Macanudo, no hay problema. A la salida de la fábrica, en lugar del paro que no podemos hacer vamos todos al punto de concentración de la Marcha Federal. “Pero estamos lejos, somos de la Provincia”. “No hay problema, las columnas que vienen de las provincias pasan por la Panamericana o pasan por el sur o por las otras rutas”. A la salida vamos con ellos, si es posible con señales identificatorias. Es decir, traduzcamos a la realidad propia de nuestro país, a nuestras propias particularidades, características, porque claro que somos diferentes a otros países, porque no tenemos exactamente la misma historia. Pero en eso consiste, queremos unir las diferencias nacionales en una unidad socialista. Entonces nuestras características, la crisis que se está viviendo en el movimiento obrero.

Ahora, hagamos un razonamiento sencillo: si una Marcha Federal, con estas características de agitación, con esta participación, prospera, empieza la cuenta regresiva de los gobiernos fondomonetaristas en la Argentina. Tan sencillo como eso, porque lo único que necesita la clase obrera es algo que le demuestre que tiene una fuerza tremenda, pero que nadie se la permitió o ella no vio la forma de hacerla exhibir. Pero apenas ella la exhiba, se va a dar cuenta sola y va a decir “la tenemos en nuestras manos, esta pelea termina antes del décimo round”. Por eso hay que impulsarlo. Es la forma en la que desde la Argentina podemos ayudar a los obreros de Rusia, de Ucrania, de Polonia, de Europa, también un despertar político, a los de Grecia, Brasil, Uruguay, Bolivia. Por eso sostengo que este es un 1° de Mayo excepcional porque se desarrolla en el marco de una guerra mundial. Y porque es excepcional, más fuerte que nunca cierro el acto gritando: “Viva el 1° de Mayo, viva la clase obrera internacional”. (aplausos)

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