Bariloche: muerte de un refugiero

Escribe Elena Florín

Tiempo de lectura: 1 minuto

Hace unos días murió un joven trabajador de refugios de montaña a 100 metros de llegar al Refugio Frey, donde trabajaba. Era un día de tormenta, pero los senderos no estaban cerrados. Manuel Benitez debía hacer el relevo del turno. Por eso emprendió el ascenso al cerro por el camino de Catedral el martes a las 12. Nunca llegó. Lo encontraron dos días después debajo de un metro de nieve.

Esta tremenda muerte sacó a la luz el régimen precarizador de los refugieros. Monotributistas, contratados, cobran por día trabajado, sin ART, sin aguinaldo, sin pago de feriados, sin licencias por enfermedad. Ponen en riesgo sus vidas por un mísero salario sin ninguna clase de protección social. Tampoco les proveen de los materiales necesarios. Trabajan 17 horas por día.

El concesionario del refugio no lo cuidó. No tenía las polainas. No tenía radio que es el elemento crucial para comunicarse frente a los eventos climáticos. Las raquetas y los bastones se los había comprado él mismo.

Empiezan a organizarse para reclamar estabilidad laboral y disponer de los elementos imprescindibles para la tarea riesgosa que realizan. El punto fundamental es el pase a planta de Parques Nacionales, de los cuales dependen los refugios.

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