SUTEBA Merlo: la burocracia fue deslegitimada en las urnas

Escribe Julio Gudiño

Histórica abstención electoral.

Tiempo de lectura: 3 minutos

El día miércoles 11 se desenvolvieron en Merlo las elecciones de SUTEBA.

El dato político fundamental es la histórica abstención electoral (62%). El otro es el voto blanco en el nivel distrital (8,32%). Con relación a 2013, la Celeste perdió el 25% de los votos (866 contra 648) y con relación a 2017 perdió 3% (670 contra 648. La abstención y el voto blanco llegan al 70% del padrón habilitado para votar. El 67% de los votos de la Celeste representa el 23% del padrón. Advertida de la posibilidad de semejante derrumbe, la Celeste evitó agitar la campaña electoral, para evitar algo peor. El desplome la burocracia de Baradel deja la desnudo la crisis vertebral de la oposición Multicolor, que no captó ni un poquitito de lo que abandonó al oficialismo. El “factor de contención" de los docentes, que el FITU atribuye a la burocracia, parece haber sido la propia Multicolor.

Las elecciones en Merlo se desarrollaron en un cuadro de desmovilización y vaciamiento político. Las prácticas burocráticas de la Celeste, que jamás consulta a las bases, no fue contrarrestada por la oposición. En el punto fundamental de “la presencialidad segura”, frente a la pandemia, compartieron la misma política. El resultado de la política de la burocracia se expresó en la aguda caída, en términos relativos, del padrón de afiliados. Esto lo palpamos fuertemente en las recorridas por las escuelas: a la hora de conquistar avales para oficializar a la Multicolor nos encontramos con muchos compañeros que se habían desafiliado. Otros, la mayoría, no estaban afiliados porque “rechazaban al Baradel”, confundiendo organización gremial con dirección.

Otra característica del proceso electoral es que no hubo clima de elecciones. Nos encontramos con carteleras gremiales vacías y con compañeros que no sabían que había elecciones, qué fuerzas políticas disputaban la dirección del sindicato y cuáles eran sus programas. Hasta una semana antes del día de votación, la Celeste no hizo campaña de ningún tipo.

El retroceso de la Multicolor

El retroceso de la Multicolor (25%) de los votos) ha sido impactante. Con relación a 2017 perdió 220 votos (47%). Para el PO O esto se debe a que en “algunas mesas directamente no llego la boleta y porque la rupturista Azul y Blanca también sirvió para confundir” (Tribuna Docente 12/05/22). IS agrega que existe un proceso de “fortalecimiento brutal del aparato de la burocracia”. (Izquierdasocialista.org.ar, 12/05/22). El FITU no aborda sus propias limitaciones políticas, desde el impulso a la presencialidad en pandemia hasta su lucha faccional interna, que es creciente. Un frente que se desgarra por adentro y que coloca el interés propio de cada grupo por encima del interés general de la lucha de clase del trabajador, es difícil que capte el descontento en términos políticos.

La Multicolor no logró, en el distrito, movilizar al activismo para oficiar de fiscales en la elección. La reciente crisis política en Morón, como consecuencia de la campaña pro consumo de estupefacientes del Municipio, enfrentó a los partidos del FITU en torno a cuestiones secundarias, pues todos apoyan la política del “consumo recreativo” del Intendente. El auditorio más atento a este asunto vital es, naturalmente, la docencia.

Estos señalamientos no afectan a Tribuna Docente Tendencia –Lista Naranja- de integrar la Multicolor, el único espacio de intervención para enfrentar a los Baradel. La Tendencia desarrolló una campaña electoral militante, recorriendo escuelas y peleando el voto entre los trabajadores. La campaña tuvo un carácter clasista e internacionalista (contra la guerra imperialista) toda vez que fuimos la única corriente que impulsó la lucha por el salario igual a la canasta familiar y el método de la asamblea con la lucha contra la guerra imperialista. De los tres congresales que consagró la Multicolor, uno de ellos es de la Naranja.

La mayoría de los activistas y docentes rechaza de plano la extensión de la jornada de trabajo en el nivel primario y la política salarial impulsada por todas las burocracias. Tenemos el desafío de organizar a ese activismo en torno a un programa y estrategia clasista, y por este medio preparar al conjunto de la docencia para las próximas luchas. Como concluía una activista que fue fiscal de la Naranja: “hay que salir más a la calle y buscar a esos docentes que dieron la espalda a la burocracia”.

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