Asbesto en el subte: la nueva fase de la lucha

Escribe Matías Cisneros

Tiempo de lectura: 2 minutos

El plenario de delegados ha resuelto una agenda en la lucha contra el asbesto, que incluye volanteadas en las cabeceras de la líneas C y B, nuevos plenarios para discutir las medidas de paro y retención de tareas en los trenes con asbesto en la B.

El proceso de desasbestización ha entrado en una impasse. La apertura de servicio, a la salida del desarme de las restricciones por el Covid, han puesto de manifiesto la crisis con la falta de material rodante libre de asbesto. La desasbestización parcial de las formaciones han entrado en crisis con las partes ocluidas con pintura que se resquebrajan antes de someterse a las vibraciones normales del servicio. Las líneas B, C y E necesitan de la inyección de nuevas formaciones libres de asbesto.

La vuelta a las tareas de los trabajadores del taller Rancagua ha chocado con el paraíso de flexibilidad laboral y prebendas que armó la empresa junto a la UTA. Los trabajadores se encuentran rearmando las secciones mientras continúan reteniendo tareas de las partes con asbesto en las formaciones. Las obras de ventilación que han comenzado tienen varios meses por delante para finalizar. Pero la fuente de contaminación no se ha extirpado en relación a las formaciones ocluidas.

Los afectados por asbesto que totalizan 55 compañeros están siendo presionados por la empresa para volver a servicio. Sin poder especificar por parte de la empresa que lugar se encuentra libre de asbesto. Los estudios médicos para descubrir las afecciones se mueven a un nivel de 20 estudios por día. Con compañeros que todavía no han pasado por el primer estudio y deberían sumarse las segundas rondas. La verificación de la salud una vez ingresados al registro de agentes de riesgo es anual. La latencia del asbesto en el cuerpo y sobretodo en los pulmones requiere de un seguimiento de por vida. Uno nunca sabe cuándo le va a tocar ser afectado, ya que una sola fibra de asbesto puede generar afección dependiendo de cada cuerpo.

Mientras, continúa la inspección de los lugares de trabajo por la presencia de asbesto. Ya se han sacado más de 23 toneladas del material cancerígeno. Una muestra de como se encuentran las instalaciones de toda la Ciudad, pero que en el subte tiene el agravante de un sistema cerrado de túneles y por lo tanto una burbuja de contaminación de trabajadores y usuarios.

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