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A raíz de las declaraciones de CFK, quien propuso quitarles el control de planes sociales a las organizaciones sociales para ponerlos en manos de los intendentes, gobernadores y sus punteros políticos; se le ha sumado un impensado aliado: Gerardo Morales.
El planteo de CFK no tiene nada de novedoso, ni significa cambiar los planes por empleo genuino. Supone el pasaje directo de compañeros que cobran un plan social a realizar tareas en reparticiones públicas. Es más, esta práctica ya se utiliza en muchos municipios, porque la mayoría de los planes sociales los maneja el estado, aproximadamente 66% de estos.
El planteo del pasaje de los planes sociales a intendencias para ser usado como mano de obra ultra precarizada y para reforzar los aparatos políticos por parte de municipios y gobiernos, tiene al gobernador de Jujuy como abanderado. Aprovechando la polémica desatada, Gerardo Morales declaró desde un encuentro de la UCR en Córdoba que en Jujuy él “había terminado con los gerentes de la pobreza” (minutouno, 25/6).
Luego de asumir como gobernador en 2015 y declarar que “Milagro Sala iba a tener que rendir cuentas por el manejo de miles de planes sociales” (La Nación, 20/12/2015), Morales utilizó la detención de Sala para cooptar a la mayoría de los dirigentes que la seguían y a toda su organización y ponerla en función de las necesidades de su propio gobierno, movilizar a sus actos, hacer campaña en los barrios, y ser utilizados como mano de obra hiperprecarizada. Al día de hoy, con casi 8 años de gobierno, Morales tampoco puede rendir cuentas sobre el manejo de las decenas de miles de planes sociales que controla.
Luego de la detención de Sala, la provincia paso a administrar los planes sociales a través de “proyectos” en diferentes ministerios, y ante el fracaso estrepitoso de todos estos para dar una salida o respuesta, se fueron sistemáticamente derivando a la Secretaría de la Unidad Coordinadora y Ejecutora de Planes y Programas Interministeriales (SUCEPPI), a cargo de ‘Pato’ Estrada, ex dirigente de la Tupac, quien hoy tiene el manejo de decenas de miles de planes sociales y ahora también a capacitadores, quienes pasaron del área de Educación a realizar cualquier tarea que disponga la oficina.
La SUCEPPI distribuye las cuadrillas de limpieza y descabezamiento, atención en CAPs y CPVs, puso a los compañeros en la primera línea en las barridas durante la pandemia, entre otras tareas. Hoy la propia Secretaria presiona a las organizaciones sociales que han conformado entes ejecutores a entregar listados de compañeros para estas tareas.
Desde ya los compañeros que realizan estos trabajos no tienen derechos sindicales, ni a reclamarlos, ni estabilidad laboral ni paritarias: es la consagración del trabajo precario en el estado reconocido por quien hoy está postulando como candidato a presidente de la Nación. También funciona como un acicate contra los propios trabajadores estatales de convenio para no reclamar mejoras salariales o de condiciones de trabajo, bajo amenaza de ser reemplazado por un trabajador de un Potenciar Trabajo.
En su discurso en Córdoba, Morales declaró además que en la provincia ha puesto en marcha la transformación social…
Con los datos en la mano, podemos confirmar que el ensayo del pasaje de los planes sociales al control del estado no ha mejorado las condiciones de vida la población. Al contrario se han agravado. Jujuy recibe 82mil planes sociales según informa el Ministerio de desarrollo de la nación, lo que equivale al 11% de su población, pero representa el 23% de la Población Económicamente Activa. Los planes además sirven para dibujar los números de la desocupación y ponerlas en un ficticio 5% en la provincia, si no se tomara en cuenta esa cifra escalaría por lo menos al 20% de la población. En Jujuy casi la mitad de la población vive de changas o trabajo informal.
Para avanzar en este curso de integración al estado, Gerardo Morales explotó una coyuntura particular para imprimirle un golpe, parcial todavía, al movimiento piquetero para poder así cooptar un sector del mismo. El límite que ha encontrado para avanzar en este sentido se da en el fracaso completo de su programa político, lo que ha llevado a un empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores en la provincia, por lo que no ha podido avanzar más y hoy enfrenta una rebelión en sus propias filas con cientos de trabajadores que ya se han delimitado del gobierno, sumado a los miles de trabajadores desocupados que se siguen organizando de manera independiente al estado, en reclamo por trabajo genuino, reconocimiento de merenderos y comedores, y por una reapertura de planes de emergencia para todo el que lo necesita.
Cristina pretende embarcarse en un proyecto de ataque a los trabajadores que ya ha fracasado en el pasado, y que demuestra su fracaso en la propia provincia bajo banderas de JxC. Para avanzar en esta orientación va a tener que ir a un choque con el movimiento piquetero y a imponerle una derrota, nosotros nos preparamos y nos organizamos para torcer esta orientación ajustadora y por todos nuestros reclamos.
De cara al 20 aniversario de la masacre de Puente Pueyrredón, te decimos “Cristina te esperamos en el puente”.