Tucumán: la lucha de la Escuela de Enfermería en una nueva fase

Escribe Diego Toscano

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En la Universidad Nacional de Tucumán se está desarrollando una lucha a la que debería prestar atención todo el activismo del país.

Desde comienzos de año, el estudiantado de Enfermería está peleando por convertir la Escuela en una Facultad independiente. Actualmente dependen de la Facultad de Medicina, donde han sido marginados a extremos impresionantes. La lucha por convertirse en Facultad envuelve reclamos básicos que permitan un cursado y un aprendizaje en condiciones mínimamente dignas.

Pero también envuelve un reclamo histórico de las enfermeras y los enfermeros por jerarquizar su profesión, sistemáticamente devaluada por la hegemonía médica y el capital privado que actúa en el campo de la salud. La pandemia ha jugado un rol muy importante en la conciencia de este sector, que en numerosos lugares del mundo ha puesto en marchas luchas de enorme profundidad.

La lucha de la Escuela de Enfermería transitó distintas fases en estos meses, en cierto grado teñidas por una división de las camarillas universitarias con relación a la conducción de la UNT. En esa división se mezclaron también los enfrentamientos entre Jaldo y Manzur, y de las distintas variantes de Juntos por el Cambio.

Luego de producido el recambio de autoridades en la UNT, la gestión de Medicina intervino la Escuela de Enfermería para descabezar esta lucha y designar una conducción adicta. Esto desencadenó la toma de la escuela por parte del estudiantado y un salto en el proceso de lucha, que llegó a reunir 2000 personas en una marcha de apoyo. Viendo que el proceso se le iba de las manos, intentaron un desalojo de la toma; pero la reacción de estudiantes y docentes derrotó la movida represiva y obligó a las autoridades de la UNT a tomar cartas en el asunto (hasta entonces, se limitaban a coquetear con el reclamo).

Como parte de un compromiso para suspender la toma, se puso en pie una comisión de trabajo para avanzar en la desvinculación de la Escuela de Enfermería de la Medicina y con el análisis del “Proyecto Facultad” en el Consejo Superior. Esas comisiones comenzaron a trabajar de inmediato, pero fueron sistemáticamente saboteadas por los representantes de la Medicina. Las nuevas autoridades de la UNT se habían comprometido a llevar el tema a la reunión de Consejo Superior del 28 de Junio, pero sin ánimo de cumplir.

Viendo que el movimiento estudiantil no solo no refluía, sino que iba adquiriendo mayor conciencia y estructuración (constitución de un cuerpo de delegados, agitación en facultades y hospitales, participación en el congreso abierto del Polo Obrero tendencia, etc.), las autoridades de Medicina comenzaron a preparar una movida de carácter fascista. Tomaron como bastión una seccional que la Escuela de Enfermería tiene en la localidad de Aguilares (ubicada a 90 km de San Miguel), en el sur tucumano, y comenzaron una agitación contra los estudiantes y docentes que llevan adelante la lucha, incluyendo amenazas de todo tipo incluso amenazas anónimas de muerte. Para la sesión del 28 de junio, preparaban una patota “para moler a palos” a los estudiantes.

Las nuevas autoridades de la UNT, en lugar de denunciar y enfrentar esa provocación fascista, quitaron del temario de la sesión de Consejo la desvinculación de Enfermería, lo que marca toda una orientación a tener en cuenta en la fase actual.

El estudiantado y la docencia de la Enfermería y organizaciones que pasaron a integrar la Coordinadora de Lucha Provincia, y otras que se sumaron, sin amedrentarse, marcharon a la sesión del Consejo Superior con más de 500 personas, obligando a tratar el tema, que entró a Comisiones conjuntas con pedido “de prioridad” por parte del rector, lo que sin dejar de ser una maniobra dilatoria, es un triunfo parcial de la lucha.

En la nueva etapa todas estas tensiones van a adquirir un nuevo nivel de desarrollo.

La asamblea de estudiantes y docentes del 29 de junio, puso una suerte de plazo al Consejo Superior para mediados de Agosto (luego del receso invernal y los exámenes) y decidió mantener las movilizaciones activas hasta entonces.

Las Comisiones del Consejo Superior que se reunieron también al día siguiente de la sesión, ya mostraron que no toman en serio el pedido del rector y que no piensan darle prioridad alguna al “proyecto Facultad de Enfermería”.

Las tareas de esta nueva fase son estructurar mejor la unidad entre estudiantes y docentes y sumar fuerzas a la lucha. En esa tarea está metida a fondo la militancia juvenil y docente de Política Obrera (la tendencia del Partido Obrero), la Coordinadora de Lucha y la ADIUNT.

Enfermería es la punta de un iceberg enorme.

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