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De espaldas a la inmensa mayoría de sus afiliados, casi en silencio, se convocaron las elecciones de la llamada CTA “Autónoma” para el 11 de agosto. Lo de “autónoma” corresponde entre comillas, porque sus referentes históricos -como De Gennaro y el economista Claudio Lozano- se han sumado a las listas y al gobierno del Frente de Todos.
De la CTA, como central, quedan cenizas. Casi no tienen importancia las medidas de acción que hoy aprueben porque nadie las cumple. Se votan paros que no existen en los lugares de trabajo y sus movilizaciones (cada día más escasas) se reducen a un grupo de delegados con licencias gremiales.
De aquel proyecto de una central independiente del año 1992 no quedo nada. La CTA “autónoma” ha pasado a ser una mera animadora de las reuniones anuales de la OIT, donde oficia como comparsa del mismo gobierno. En esas reuniones internacionales, el principal vocero de los derechos de los trabajadores es nada menos que Gerardo Martínez, el burócrata de la UOCRA "egresado" del Batallón 601 de Inteligencia.
La elección se ha transformado en una enorme farsa. La CTA informa que tiene 1.300.000 afiliados (imposibles de verificar) y anuncia que elegirá 12.000 congresales, 1.032 cargos de directivos provinciales, 3.900 cargos de directivas locales y 2.046 comisiones regionales. Es decir, nada menos que 19.032 cargos con fueros gremiales, por lejos más representantes de los que tiene la CGT, que reúne a la inmensa mayoría de los sindicatos argentinos.
La CTA “autónoma”, fuera de ATE, reúne sindicatos de escasa representación. Tiene en su dirección a un sindicato gastronómico inexistente y los visitadores médicos son un pequeño sindicato, ordenado, pero con apenas un par de miles de afiliados. Es con esta estructura, sin embargo, que ha dispuesto 2.676 mesas de votación en los lugares más insólitos. El escrutinio, adelantamos, será un mero dibujo.
El giro políticamente derechista de la Central ha llevado a que en ATE, el único gremio de peso que retiene, se esté operando un proceso de acentuada integración al gobierno, en alianzas entre los “verdes” de Catalano y los también “verdes” de Cachorro Godoy. Las diferencias ideológicas “se limaron”.
Para la elección se ha presentado como oposición la lista 6, integrada solamente por compañeros del FITU, sin participación de sus aliados multicolores de Suteba y Amsafe. Los docentes Gandolfo y Teres han decidido ir solos en Bahía Blanca, y con las listas del “Cachorro” en Rosario y otras regionales de la provincia de Buenos Aires.
Con su tradicional autobombo, el aparato del P0 oficial, sin pudor alguno, pone como referencias fundamentales a sus propios dirigentes y se arroga el rol de dirección de la lista 6 como expresión de un desarrollo sindical que viene siendo seriamente cuestionado en varias elecciones, especialmente por las derrotas sin atenuantes en el INTI y ATE Educación de La Plata.
En este cuadro, la lista 6 es absolutamente marginal. Obtendrá los votos que le quiera asignar la propia CTA como “cobertura” de una elección “democrática”, donde el principal protagonista será el ausentismo MA-SI-VO de los afiliados. Aun con estas inmensas limitaciones que describimos, llamamos a votar a la oposición contra la dirección kirchnerizada de Godoy y compañía.
La CTA autónoma es un cascarón vacío. Hay que librar la batalla en los gremios existentes, de cualquiera de las centrales, para defender listas de cuerpos de delegados y juntas internas clasistas y de lucha, terminando con la farsa de una central que ya no tiene razón de ser.