UOM: Abel Furlán no quiere la huelga, a pesar de la intransigencia patronal

Escribe Juan Ferro

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No cierran aún las negociaciones entre el Secretariado Nacional de la UOM y las cámaras patronales metalúrgicas.

En el día de ayer, la UOM convocó a una movilización de delegados con permiso gremial ante el Ministerio, que no significó ningún avance. Los empresarios ratificaron su intención de “respetar” el acuerdo establecido por Caló en las últimas paritarias. El ex secretario general había aceptado el techo salarial impuesto en ese momento por el gobierno, acordando un aumento del 45% en tres tramos no acumulativos -18%, 15% y 12%- a cobrar en abril, julio y octubre, respectivamente, con cláusula de revisión en julio.

La dirección de la UOM, en esta “revisión”, ha formulado un pedido de un adelantamiento a julio de la cuota del 12% prevista para octubre, y sumar un 20% adicional en octubre, más una nueva cláusula de revisión en febrero de 2023. Es decir, una revisión que mantiene una enorme pérdida salarial del poder adquisitivo de los metalúrgicos. Aun así, la respuesta de las cámaras patronales fue mantener el acuerdo de Caló sin cambios. Las cámaras piden además liberar insumos de importación, siguiendo el modelo de las cámaras del neumático. El Ministerio de Trabajo sigue su política de sumar audiencias sin solución a todos los conflictos gremiales.

Entre los metalúrgicos hay voluntad de lucha. Han empezado asambleas de secciones en grandes plantas como Acindar. Hay una fuerte corriente en contra de la realización de horas extras pues son absorbidas por el impuesto al salario. Asimismo reclaman una composición del 65% en una sola cuota. Hay asambleas también en varias metalúrgicas de Córdoba, pero ninguna medida de acción nacional. La UOM ni siquiera ha llamado a congreso de delegados para deliberar sobre el conflicto.

El convenio de la UOM ha sufrido un desguace. El trabajo a destajo y los presentismos se han incorporado al básico (Ingreso Mínimo Global de Referencia, IMGR). Reina un festival de adicionales y premios que hacen que el convenio sea una referencia distante.

Abel Furlan, el sucesor de Caló, es cercano a la Cámpora, lo que desató especulaciones en los medios acerca de que adoptaría un política combativa que lo diferenciaría de su predecesor. En sus manifestaciones públicas, sin embargo, se ha expresado como un custodio del gobierno y del acuerdo de éste con el FMI. Le huye como a la peste a la huelga general. No hay otro camino, sin embargo, incluso para imponer su limitadísimo planteo reivindicativo.

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