A dos años de la toma de Guernica: ni tierra ni vivienda

Escribe Bárbara Carrillo

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El 20 de julio de 2020 comenzó la toma de Guernica, la cual ha quedado inscripta como una lucha histórica de la clase obrera, por el derecho a la tierra y la vivienda.

Miles de familias formaron parte de esta ocupación en medio de una pandemia. Trabajadores precarizados que se quedaron sin changas y sin poder pagar su alquiler, al comienzo de la cuarentena. Otros que escapaban del hacinamiento, en medio de una ola de contagios y muertes. Todos ellos dieron una batalla contra el desalojo y por la urbanización de esas 200 hectáreas. La ocupación se mantuvo por casi cuatro meses. El 30 de octubre, y en medio de una campaña macartista contra las organizaciones sociales que apoyaban la lucha, cuatro mil policías, con Berni a la cabeza, reprimían a las familias con gases y balas de goma, mientras incendiaban sus casillas con todas sus pertenencias adentro.

Dos años más tarde, ninguna de estas familias pudo obtener una sola vivienda. El "plan de urbanización provincial", anunciado hace un año por Kicillof, por el cual se iban a construir 160 viviendas, es un completo fracaso. Ningún lote con servicio fue entregado, y en el predio no se ha levantado un sólo ladrillo. Sólo colocaron dos arcos de fútbol, para las familias del barrio ferroviario (frente al predio), quienes carecen sin embargo de algo tan básico como el tendido eléctrico.

Un importante grupo de vecinos, de casi 500 familias que formaron parte de la toma, mantiene reuniones mensuales con funcionarios que articulan entre el gobierno de la provincia de Buenos Aires, y el municipio de Presidente Perón. Esos funcionarios son militantes del llamado "Partido Piquetero", del cual Juan Marino, funcionario del ministerio de Desarrollo provincial, es dirigente. Estas reuniones, que ya llevan dos años, tienen como objetivo dilatar en el tiempo la entrega de las viviendas, hasta lograr el cansancio de las familias. Hasta el momento sólo han recibido un subsidio de 30 mil pesos en efectivo, posterior al desalojo. Hace unos meses atrás, se volvió a otorgar otro subsidio de 30 mil pesos, pero en cuotas, siempre y cuando se presentara un ticket de compra, exclusivamente para materiales de construcción. Las familias que se encontraban alquilando no pudieron acceder a ese subsidio.

Los vecinos que asisten a estas reuniones, en el momento del desalojo, habían sido obligados a firmar un acta acuerdo. De no hacerlo, no iban a recibir estos subsidios, ni los lotes que se irían a entregar. En la última reunión que tuvieron, fueron notificados de que tenían que volver a firmar un nuevo acuerdo, pero solo iban a poder hacerlo los que tuvieran domicilio en Presidente Perón, excluyendo a cientos de familias.

Por otro lado, las organizaciones sociales que conforman la Unidad Piquetera, y que estuvieron dentro de la toma, junto al PTS, convocaron a una jornada con un corte de ruta en Guernica. "A dos años, aún seguimos esperando los lotes", reza la convocatoria. Esta medida no estuvo precedida por ninguna convocatoria a estos vecinos que se encuentran en la encerrona de negociaciones estériles con el gobierno. Tampoco ha tenido un carácter de denuncia particular, es decir, no menciona a ningún funcionario nacional, provincial o municipal. Mucho menos tiene la intención de convocar a los trabajadores en su conjunto. La cuestión de la vivienda está íntimamente ligada a la del salario que cubra una canasta familiar y bajo convenio colectivo de trabajo. Por el contrario, estas organizaciones terminan dando sus propias negociaciones, en sus términos, con el gobierno. Pero encorsetadas sin ninguna perspectiva que desarrolle la autonomía política de los miles de trabajadores que fueron parte de la ocupación de tierras más grande del país.

A dos años de la toma de Guernica, se sigue planteando la necesidad de un plan de viviendas y obras públicas bajo el control de los trabajadores dentro de una bolsa de trabajo que garantice un salario bajo convenio, igual a la canasta familiar. Este plan de obras de saneamiento y viviendas, es incompatible con éste régimen social. Por lo tanto, se vuelve vital la campaña por la concreción de un único Congreso Obrero que prepare la huelga general contra éste régimen fondomonetarista.

¡Viva la lucha de las familias de Guernica!

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