La masacre de la Amia se recuerda en la calle

Escribe Lautaro Brodsky (miembro de la comunidad judía y simpatizante de Política Obrera)

Tiempo de lectura: 2 minutos

La nota del compañero Jacyn (Néstor Rivas) sobre el atentado a la mutual judía en 1994, titulado “AMIA, 28 años después”, no alcanza a explicar la inacción actual del Partido Obrero (Tendencia) en referencia a la recordación y vigencia de esos hechos. La búsqueda de la verdad y la justicia acerca de la masacre ocurrida en el barrio de Once exige algo más que una efeméride o una nota recordatoria. El compañero no explica qué actividades y qué política llevó adelante el partido frente a esta fecha, tras 28 años de impunidad del atentado antisemita más brutal de la historia argentina, desaprovechando una buena oportunidad de educar a la población trabajadora y a la juventud argentina acerca de la monstruosa impunidad del Estado argentino.

La nota termina siendo una propaganda autorreferencial, que reivindica el correcto accionar partidario de 1994, donde fuimos la única corriente de izquierda en concurrir a la masiva marcha convocada desde la comunidad, con el reclamo de un paro activo para saber la verdad. La pregunta es qué hace Política Obrera hoy por la búsqueda de memoria, verdad y justicia, a casi tres décadas de la masacre impune de la AMIA, cuando ante cada nuevo aniversario el foco está puesto sobre las complicidades políticas y se presenta una oportunidad preciosa para señalar el carácter terrorista de las fuerzas de seguridad, verdadero bastión del Estado nacional.

Política Obrera, como partido obrero con un programa revolucionario, no se puede permitir la abstención en la lucha contra cualquier tipo de masacre, opresión y discriminación. Según los analistas internacionales, el de la AMIA fue el mayor atentado antisemita que vivió el mundo después de la II Guerra Mundial. Un impulso militante sencillo por la AMIA sería organizar una charla -este año no se concretó-, pero con eso no alcanza: el reclamo de justicia exige salir a las calles a denunciar al Estado argentino, y de paso al sionismo, de ser los responsables del encubrimiento del atentado. Más aún, si Política Obrera reclama la apertura de los archivos secretos de la inteligencia local acerca del ataque terrorista a la institución judía, porque concuerda con el hecho de que existe una necesaria conexión local con el atentado producido.

Regalarles a la AMIA y a la DAIA, es decir, al sionismo vernáculo, las calles todos los 18 de julio, es entregarles la iniciativa a los enemigos reales de la paz en Medio Oriente y en el mundo. De ahí no van a salir nunca las anheladas Verdad y Justicia.

Por otra parte, dedicarle dos tercios de la nota a hablar sobre el avión iraní-venezolano es desviar el eje de la cuestión. La nota debe estar enfocada en denunciar al Estado federal por el encubrimiento del atentado y por garantizar la conexión local. Se debe tener una política clara al respecto y no entretenerse con las intrigas de los servicios del oficialismo y la oposición. Si es por humo, bastante falta disipar en la causa AMIA, y sólo abriendo los archivos -lo cual exige una enérgica movilización que hay que preparar aunque lleve tiempo- podremos llegar a la verdad.

Política Obrera hizo muy bien, en un principio, de polemizar con el morenismo y los stalinos de cliché antijudío, que se negaban a repudiar el atentado de la AMIA, y diferenciarse en la práctica, pero hay que sostener una línea coherente.

¡ADELANTE!

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