Reapertura de paritarias: preparan un nuevo operativo contra el salario

Escribe Pablo Busch

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La llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía fue saludada tanto por los triunviros de la CGT como por los sectores discordantes del Frente Sindical y de la CTA, aun a sabiendas de que el programa del ´Superministro´ es un recetario de ataques a la clase obrera: suba de la tasa de interés, tarifazos, emisión cero, ataque a las organizaciones sociales. Los supuestos anuncios respecto del salario y de las asignaciones fueron postergados.

El único reclamo que le ha presentado hasta aquí la burocracia sindical es su rechazo a un aumento de suma fija, en lugar de paritarias, promovido por Cristina Kirchner en su discurso en Ensenada. Según reflejó Clarín, para la CGT "hay una puja de poder político" y por eso optaron por plantarse contra la alternativa de un bono por decreto.

La suba por decreto -se habla de un bono de $30.000- no modificaría un ápice la situación catastrófica de los salarios de la clase obrera. "Según un informe de Cepa, el costo laboral sobre ventas de las principales empresas alimenticias argentina cayó del 18,9 por ciento en 2016 al 12,2 por ciento en 2021. Estas empresas podrían subir sus salarios reales un 50 por ciento y recién llegarían a lo que pagaban en 2016. En la industria manufacturera los salarios se quedaban con el 48 por ciento de los ingresos en 2016 y cayeron al 29 por ciento en 2021. En comercio cayeron del 36 al 24" (Eldestape, 7/8).

La CGT se opone al aumento por decreto en primer lugar porque acotaría su influencia en el nuevo esquema de gobierno. Pero además dejaría sin negociaciones con las patronales a los dirigentes sindicales, de dónde suelen extraer jugosas sumas para las cajas de las Obras Sociales o de sus Centros de Capacitación. Por otro lado, un bono de $30.000 es muy probable que se pague en forma No remunerativa - de lo contrario, representaría mucho menos que $30.000. Esto dejaría sin recaudar a las entidades sindicales el aporte del trabajador y de la empresa a la Obra Social, el aporte sindical y el aporte por "uso de convenio". Son pérdidas multimillonarias para la caja de cada sindicato.

Como resultado de la pandemia, la mayoría de las Obras Sociales están virtualmente quebradas. Sin ir más lejos, una de las preocupaciones más importantes de los dirigentes de la CGT es cómo deshacerse de la cobertura de las Obras Sociales a los discapacitados, hijos de los afiliados. En la próxima reunión con Massa, pautada para el jueves próximo, llevarán el planteo para que el Gobierno defina la creación de un fondo específico para costear las prestaciones de transporte y educación, que representan un gasto en torno a los $ 8.000 millones de pesos mensuales.

Los sindicatos más grandes son los que han planteado la cuestión de la reapertura de las paritarias, cuando todavía no terminaron de devengarse los acuerdos suscriptos meses atrás. Nos referimos fundamentalmente a Comercio -cuyo reclamo está directamente vinculado al proceso electoral se su seccional Capital- y la UOCRA, cuyos acuerdos son una referencia para el resto. Otros sindicatos, en cambio, aguardan a que el índice de inflación ´supere´ el porcentaje que acordaron. Entre estos reviste La Bancaria, eje de la Corriente Federal cristinista, que se mantiene ´en el molde´. En este cuadro, la movilización del 17 de agosto -que estuvo a punto de suspenderse por pedido del propio Massa- habría pasado de un insípido apoyo al gobierno de Fernández a una demostración de fuerzas al interior de la coalición oficial.

Si a fines de julio se volvió a hablar de la reapertura de paritarias y de aumentos de salarios por decreto es por el completo agotamiento del adelantamiento de paritarias llevado adelante por la Unión Industrial, la CGT y el Gobierno durante los meses de abril y mayo. Con la tinta todavía fresca de la mayoría de los acuerdos que rondaron el 60/65% de aumento salarial -en cuotas-, es claro que esos números serán pulverizados por la inflación, que anualizada ya apunta por arriba del 80%. Esto ha puesto en jaque nuevamente a la UOM: Abel Furlan, el ´renovado´ líder de los metalúrgicos, acaba de firmar una revisión paritaria del 65% anual, en línea con lo que firmó a su turno su predecesor, Antonio Caló.

Si la reapertura de paritarias de mayo fracasó, un bono de 30 mil está destinado a fracasar también. Tanto el Gobierno como los dirigentes sindicales saben que en los lugares de trabajo se vive un estado es de ebullición. Los procesos como las huelgas docentes, las autoconvocatoria de los viñedos y de los limoneros, la lucha del Sutna y las movilizaciones piqueteras son solo la punta del iceberg de un ascenso obrero por venir.

En este escenario, el reclamo a la CGT de reapertura de paritarias opera como reclamarle un paro nacional: deja en manos de la burocracia la iniciativa política que debe ser tomada por los trabajadores. Se alimenta de este modo la confusión política general entre los trabajadores. La CGT es la columna vertebral de apoyo al Gobierno y la paritaria no es otra cosa que la discusión del salario monitoreada por el Estado burgués, a través de su Ministerio de Trabajo.

El reclamo de un aumento general del salario no puede quedar en manos de la burocracia de la CGT; debe ser debatido en asambleas y llevar a medidas de acción directa en cada lugar de trabajo; dónde sea necesario deberá abrir paso a autoconvocatorias por ramo, por zona y a la creación de coordinadoras regionales. La victoria de la lucha por el salario mínimo igual a la canasta familiar -es decir, por las condiciones de vida de la clase obrera- está indisolublemente ligada a la lucha por un Congreso Obrero y una huelga general.

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