Ingreso Familiar de Emergencia: una explosión social

Escribe El Be

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El 27 de marzo comenzó la preinscripción para el bono de $10.000 a desocupados y monotributistas. La medida fue una respuesta a la candente situación social que atraviesa la clase obrera, con huelgas y cortes en distintos puntos del país, y a la potencialidad explosiva cientos de miles de desocupados o trabajadores precarizados que se encuentran sin ningún tipo de ingreso en medio de una cuarentena que promete extenderse en el tiempo. La crisis sanitaria ha revelado el elevado porcentaje de trabajadores ocupados y desocupados que se encuentran en estado de completa precariedad, es decir, sin ningún tipo de cobertura de salud ni de derecho de licencia paga o seguro social que cubra las necesidades básicas. Este bono de $10.000 se anunció como pago extraordinario por única vez, aunque se sabe que no llegará a cubrir los gastos en que deben incurrir las familias sólo este mes en productos de higiene, remedios y alimentos, cuyos precios se han disparado.

El nivel explosivo de crisis social se puede medir por un hecho no menor: el primer día de la preinscripción la página de ANSES en donde se cargan los datos para cobrar el bono se colapsó y aquellos que aún no se habían podido inscribir aguardaron varias horas para que se recomponga. Lo mismo sucedió el segundo día y todo indica que será igual los días que quedan. Según los medios, sólo el primer día hubo 1 millón de inscriptos. Pero en las villas del país, el acceso a internet o a una computadora no está al alcance de todos. Esta situación parece no haber sido contemplada por el gobierno a la hora de impulsar la inscripción on-line. Por lo tanto, muchos vecinos tienen que agolparse en los locutorios para poder hacer su inscripción, exponiendo así su salud a cambio de un bono. Para colmo, el colapso de la página agrava esta situación ya que los vecinos deben recurrir varias veces por día al locutorio para comprobar si ya pueden inscribirse.

Pero la exposición en la calle no es sólo al virus, sino que también en los barrios se está presenciando el accionar represivo y el abuso de poder policial, ya que se intimida a los vecinos que salen siquiera a comprar pan o remedios, o que van al cajero para poder tener algo de efectivo. El gobierno no sólo que no ha salido a condenar públicamente los escándalos de tortura de las fuerzas represivas que se han viralizado en las redes y que han obligado a pasar a disposición a varios efectivos, sino que constantemente coquetea con el recurso al estado de sitio en sus discursos.

El “quedate en tu casa” tampoco está solucionando el problema sanitario. Mientras se busca evitar la propagación del Coronavirus con la cuarentena, se propagan otras enfermedades, como el dengue, debido a la precaria situación habitacional. El propio INDEC ha revelado el estado de hacinamiento que se vive en el país, lo cual vuelve inviable el estado prolongado de cuarentena, como así también la exposición a todo tipo de enfermedades a que lleva esta situación. El instituto afirma que casi 2 millones de personas se encuentran viviendo en apenas 320.000 hogares en las zonas urbanas del país. Por otro lado, más de 6 millones de personas se encuentran viviendo en “hogares con saneamiento inadecuado” y 1.200.000 no tienen acceso al agua potable en su vivienda.

Debemos formar comités barriales para organizar la vida cotidiana durante la crisis sanitaria, exigiendo al Estado todos los recursos necesarios para la evitar exposición de la salud y para garantizar la vivienda, el alimento y los productos de higiene necesarios. Organicémonos en los barrios para exigir al gobierno el cese de toda acción represiva. Debemos reclamar todos los medios necesarios para la inscripción universal a un subsidio al desocupado, con asistentes en los barrios y con los medios informáticos necesarios. Exigimos al Estado que se garantice la inscripción al bono a todos los trabajadores precarizados y desocupados. Vamos por el aumento de los montos del bono al desocupado y por su extensión durante todo el tiempo que dure la crisis sanitaria.

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