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La zona de humedales en las islas del Delta del Río Paraná, que abarca parte de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, vuelve a estar en el centro de atención y en la agenda política, sobre todo Rosario, debido a los focos de incendio que han envuelto en humo a la ciudad. Según fuentes oficiales, en mayo hubo 290 focos, ese número se duplicó en junio y en julio y se continúa en agosto.
Para darse una idea de lo que esto significa, todo el territorio incinerado es de 90.000 hectáreas -solamente en lo que va de este año-, esto equivale a cuatro veces el territorio de CABA. Los focos ígneos se extienden desde la Ciudad de Reconquista, en el norte de la Provincia de Santa Fe, bordea la provincia de Entre Ríos, hasta la ciudad de Campana, en la Provincia de Buenos Aires. Por supuesto, estos incendios no son naturales, sino que se provocan para “limpiar” el terreno, ya sea para la actividad agropecuaria que comienza en septiembre o para la especulación inmobiliaria.
En Rosario, la ciudad más afectada por el humo y los incendios, la salud de la población es directamente afectada. Especialistas han mencionado que hubo una multiplicación de consultas por síntomas como tos, dificultad para respirar y silbidos en el pecho. Además, aseguran que todo el humo respirado en las últimas semanas puede traer problemas graves de salud en el largo plazo.
En el día de ayer, se produjo una gran movilización en el Monumento a la Bandera, bajo la consigna “Basta de quemas, basta de humo, basta de esta violencia”. La Justicia, el ministro de Ambiente de la Nación, los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe, y el intendente de Rosario fueron blancos de las críticas. Además, los oradores mencionaron los nombres de algunos de los dueños de los campos ubicados en las islas. Allí mismo, en asamblea, se resolvió cortar el puente Rosario-Victoria, este sábado próximo.
El intendente de Rosario, del Frente Progresista, Pablo Javkin, quiso absolver de culpa a los terratenientes. Dijo “este fuego no es ocasionado por los productores, ni tampoco es una quema programada, sino que se trata de algo intencional”. Pidió a los jueces que “pongan presos” a quienes estén detrás de esta cuestión. También el ministro de Ambiente, Juan Canbandié, buscó desligarse de sus responsabilidades políticas. “Nosotros no tenemos la competencia del poder de la policía, tampoco para indagar a los responsables y menos a los titulares de esos campos. Si la justicia no tiene acciones ejemplificadoras tomando indagatoria a las personas donde se queman los campos, lamentablemente esa práctica va a seguir realizándose", señaló. Anunció una nueva presentación ante el Juzgado Federal de Victoria, en Entre Ríos, con ampliaciones de denuncias y documentación. Pero desde 2020, cuando empezaron las quemas, el tribunal tiene la causa paradas. Todos miran para otro lado, mientras maniobran para no quedar pegados a este desastre. Mientras tanto, las patronales agrarias destruyen los humedales, ecosistema determinante en la absorción del agua y portador de gran parte de la fauna y flora que vive en el río. Como se puede apreciar, la complicidad estatal con las quemas es total, los gobiernos provinciales tienen una importante recaudación del pastoreo en las islas y de la cosecha de soja para la exportación.
Debe establecerse quiénes son los verdaderos responsables intelectuales de esas quemas, pues las mismas tienen el solo fin de mejorar la renta de los capitalistas a costa de la salud de la población. La destrucción del medio ambiente que tiene lugar en el Delta del Paraná es puro lucro capitalista. Es imprescindible, para la defensa de la zona del delta, la expropiación de las tierras y de las haciendas de los terratenientes y que estas estén bajo el control de las coordinadoras de activistas medioambientales.