Escribe Julián Asiner
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El pedido de condena contra la Vicepresidenta, en el juicio de Vialidad, despertó en el FITU tantas posiciones como partidos lo integran.
Con la celeridad que reclaman mejores causas, el PTS manifestó su “rechazo al pedido de inhabilitación para CFK y que no le hayan permitido ampliar la indagatoria” (Del Caño), mientras caracterizó a las acusación de corrupción como un “medio de persecución o proscripción, como vimos en Brasil” (Bregman). Los diputados del PTS añadieron que las denuncias por corrupción “deben ser juzgadas por jurados populares”, en una admisión vergonzosa de la corrupción K. Este conejo sacado del sombrero, se aplica en numerosos países capitalistas sin que ello sea garantía de nada. Si ocurriera en este juicio, tendríamos un jurado dividido en dos o tres posiciones.
En la otra vereda, el diputado de Izquierda Socialista, Giordano, opinó que “hablar de ‘persecución y proscripción política’ hacia la figura de Cristina es darle de comer a la campaña oficial”. Planteó que la acusación del fiscal Luciani “tampoco implica que Cristina no pueda ser candidata el año que viene” y que “tiene fueros que la blindan”. IS reclama que se condene a “todos los políticos patronales responsables por casos de corrupción”. Invirtiendo la carga de la prueba, plantea que “tienen que ser ellos quienes demuestren su inocencia, tienen que ir presos si no lo hacen”. La supresión de la corrupción del Estado capitalista se haría en los estrados judiciales.
El PO Oficial, por su parte, manifestó que “no comparte las aseveraciones de otras fuerzas políticas que integran el Frente de Izquierda, que declaran que no está probada la corruptela del kirchnerismo”. En un esmero de legalismo, se anticipa a lo que debe determinar el proceso judicial y a las contra pruebas que ofrezca la defensa. Sin embargo, a renglón seguido, planteó su “rechazo al pedido de una condena proscriptiva”. En castellano inclusivo, defiende el derecho a gobernar de los eventuales delincuentes. De acuerdo a Solano, “se deja afuera a otros que son tan o más corruptos y que militan en la oposición macrista”, invitando a que los juicios se celebren todos juntos, mezclando las diferentes imputaciones en una solo agenda. Añade que “un eventual fallo proscriptivo puede convertirse en un bloqueo a la superación del peronismo por los trabajadores”. La Justicia debería obrar para facilitar la superación del peronismo, en este caso por medio de una condena a prisión por parte de un tribunal antiperonista, que preserve los derechos políticos de CFK mientras deba vestirse con uniforme a rayas. Olvidó, muy naturalmente, que “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. El desorden conceptual de estos ‘voceros’, explicaría sus dificultades de lenguaje.
El MST, la última pata del FIT-U, declaró que la “Justicia capitalista y privilegiada no tiene moral para inhabilitar ni para posar de defensora de las arcas del Estado”. La Justicia capitalista no posa de eso, es el órgano por excelencia para arbitrar los litigios entre capitalistas y asegurar que los trabajadores se sometan al orden del capital. Desde su ángulo “moral”, el MST reclama que “se investiguen todas las denuncias de corrupción, tanto de los gobiernos de CKF como del gobierno de Macri, a través de la conformación de una Comisión Investigadora Independiente, compuesta por personalidades intachables, referentes de DDHH, intelectuales y otros sectores”. El MST le encarga a esa comisión la investigación de los acuerdos con el FMI y los acreedores extranjeros, de la Nación, las provincias y los municipios, los subsidios a las petroleras aprobados por el Congreso y todas las operaciones de ingresos y gastos del estado. Una nueva Conadep le ahorraría a la clase obrera la tarea de la revolución social. La vieja CONADEP no resolvió el tema de la prisión efectiva de la mayoría de los militares de la dictadura, ni de la clase capitalista que la sostuvo económica y militarmente.
“La tercera fuerza” se divide tres a uno entre el apoyo al kirchnerismo y el apoyo a los fiscales y jueces del macrismo.
Desde las afueras del FIT-U, el Nuevo MAS se mostró coincidente con la posición del PTS. Estamos, dice, ante una “persecución política contra CFK [que] parece sacada del mismo ‘manual del lawfare’ con el que encarcelaron a Lula”. Siguiendo esta lógica copiada de los manuales camporistas, plantea que está en marcha una “despiadada pelea político judicial (…) [que] amenaza (...) los derechos democráticos conquistados por la sociedad argentina en años de lucha”.
Una corriente realmente socialista se serviría de este juicio para ilustrar la descomposición del estado capitalista y sus partidos. Desarrollaría, en función de esta experiencia, un conciencia revolucionaria, ilustrando el carácter genuinamente democrático y transformador de un estado obrero. En lugar de oponer la dictadura del proletariado a la dictadura del capital, busca alinear a los trabajadores detrás de corrientes patronales agonizantes, en nombre de la “moral” o de la “justicia”. Se adelanta al desarrollo del juicio, adhiriendo a la tesis “la condena esta escrita”, en lugar de utilizar cada fase del juicio para emprender una agitación política que desnude las maniobras interesadas de unos y otros. En cualquier caso, en este juicio, más que en otras ocasiones, importa desarrollar la independencia política de los trabajadores, y no ir a los canales kirchneristas a defender a CFK, ni a las páginas de Clarín y La Nación para denunciar la corrupción oficialista.
La camarilla kirchnerista podrá o no ser condenada en esta instancia y en algún remoto o acelerado momento dentro del juego de apelaciones y tramoyas. El FIT-U, en cambio se ha autocondenado sin la necesidad de ayuda externa.