El discurso del odio y la defensa de la democracia

Escribe Federico Fernández

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El intento de magnicidio contra Cristina Kirchner sacudió, como no podía ser de otra forma, el conjunto de la situación política. Alberto Fernández declaró feriado nacional y convocó al “pueblo argentino” a “expresarse en defensa de la vida y la democracia”. Atribuyó el crimen al “discurso de odio que se ha esparcido desde distintos lugares políticos y mediáticos”. En un breve discurso, leído, anticipó los argumentos que luego serían volcados en Plaza de Mayo en una multitudinaria movilización convocada por el gabinete, intendentes, organizaciones como el Movimiento Evita y La Cámpora y a la que se sumó una amplia periferia kirchnerista ´no encuadrada´. Estuvo presente, además, el Nuevo Mas en una columna propia. Fue un acto convocado en apoyo al gobierno y a su principal accionista política.

El lema del documento fue “la paz social es una responsabilidad colectiva” y convocó a ́ ´reflexionar´ al “sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios” que “vienen repitiendo un discurso de odio”. En Plaza de Mayo se reclamó la “unidad nacional pero no a cualquier precio”, frase interpretada por algunos comentaristas como el pedido de protección a Cristina, especialmente referido a su destino judicial. Una aproximación a esa “unidad nacional” fue la instalación de Massa como ´superministro´, en una línea de acuerdo con el macrismo para la aplicación del programa del FMI y el ´ajuste´.

Tanto en la Plaza como en el discurso del presidente del día anterior, estuvieron ausentes el señalamiento de la “zona liberada” y la posibilidad de que este atentado sea la consecuencia de una operación política de envergadura – el ´discurso del odio´ alienta la acción de un loco suelto. Hay fuertes indicios de una inconsistencia interna de la cual el gobierno no ha rendido cuentas. Agustín Rossi, jefe de la AFI, elogió la custodia presidencial, afirmó que “estaban muy atentos” y no se han conocido apartamientos o declaraciones, ni siquiera del verborrágico ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, a esta altura, un verdadero doctorado en ´zonas liberadas´ - de Puente Pueyrredón a Barracas. Luego del atentado, Cristina Kirchner continuó durante al menos 6 minutos firmando ejemplares de su libro y saludando a sus simpatizantes, sin que su custodia hiciera nada.

El entramado del atentado, precedido por enfrentamientos de camarillas, carpetazos, amenazas de cárcel y proscripción política, fue interpretado en clave ´cultural´, referida a “discursos de odio”, relato acompañado por un conjunto de espacios políticos, incluida la izquierda democratizante, tanto la que asistió a la movilización como la que no lo hizo. La oposición derechista tiene su propia versión sobre los “discursos de odio”, solo que el apuntado en ese caso es el kirchnerismo. En la sociedad dividida en clases, el odio opera políticamente y es agitado por la burguesía contra la clase obrera y sus luchas. ´Odio´ de clase y ´paz social´ no son excluyentes. Los remedios ´culturales´ distraen de abordar a fondo si estamos frente a una conspiración política criminal y sus ramificaciones.

Grieta

La oposición interpreta que le atribuyen la “campaña de odio” que derivó en el intento de magnicidio. Otros sectores se bajaron a último momento del documento, como es el caso de la DAIA, la conferencia episcopal argentina y representantes de iglesias evangélicas y musulmanas. La delegación de asociaciones israelitas lo consideró un relato ´partidario´.

Ya el sábado, en la sesión de diputados, se retiró cualquier mención al ´odio´, reemplazado por un llamado a la unidad nacional, por supuesto, con los ´odiadores´. La moción fue acompañada por todos los bloques exceptuando la abstención, no el rechazo, de los diputados del FITU. El PRO inmediatamente luego de votar se retiró del recinto mientras que Milei, sin repudiar el atentado al que calificó como “hecho delictivo”, hizo un uso agitativo contra el gobierno por haber decretado feriado nacional.

A diferencia de lo leído en Plaza de Mayo donde se asegura que “el mundo comprende la gravedad del asunto”, “el mundo” se encuentra en una disolución política y social causada por la guerra, la pandemia y las masacres perpetradas por los gobiernos.

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