Tiempo de lectura: 2 minutos
La contaminación que están generando las quemas en el Delta de Paraná ha dejado de ser un asunto meramente ambiental desde hace tiempo. La ciudad de Rosario se encuentra totalmente envuelta por un denso humo. El nivel de contaminación es tal que se recomienda no salir de sus hogares a aquellas personas de riesgo o que padezcan afecciones respiratorias y se recomienda utilizar barbijos de seguridad N95. Las medidas recuerdan las implementadas durante la etapa más dura de la pandemia. Los especialistas afirman que el perjuicio ocasionado por el humo equivale a estar fumando las 24 horas del día.
El humo se extiende hasta Villa Constitución, Arroyo Seco, Pueblo Esther, entre otras localidades. La autopista Santa Fe-Buenos Aires no se puede siquiera transitar.
Las fuentes indican que el humo se origina en las quemas de las islas ubicadas en Entre Ríos, precisamente en la localidad de Victoria. Desde mayo-junio las autoridades nacionales reportan la existencia de 2.500 alarmas de incendios en distintos puntos aledaños al Rio Paraná. No se trata de ninguna clase de “accidente”, sino de conductas deliberadas que se han tornado una práctica corriente para la explotación de estos terrenos. La situación se agravó seriamente porque desde hace 3 años que la sequía del Paraná está afectando su afluente, disminuyéndolo a mínimos históricos. No se han determinado responsables concretos por este desastre provocado. Entre los titulares de los terrenos afectados por los focos ígneos se han hallado los nombres del Grupo Familia Baggio y Antonio Aranda, socio de George Soros.
Dentro de los espacios incinerados existen humedales, que conforman un ecosistema excepcional. Mediante estos métodos son arrasados tanto para expandir la frontera ganadera como para la construcción de emprendimientos inmobiliarios turísticos. Por lo tanto, el carácter económico que subyace en estas prácticas es manifiesto e indiscutible, en torno al cual se emplean las quemas de pastizales siendo la actividad más rentable dado su bajísimo costo.
Pablo Javkin, intendente de Rosario, acusa al gobierno de Entre Ríos por no actuar. Reclama la presencia de fuerzas federales para que vigilen áreas seleccionadas. Vecinos de la zona argumentan que las brigadas acuden al lugar del incendio hasta reducirlo, no obstante días siguientes vuelven a encenderse. El ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, dice que no es competencia de la Nación la aprehensión de los responsables y que su trabajo se limita a (intentar) apagar los incendios. Por su parte, el mandatario entrerriano Gustavo Bordet no ha cesado de manifestar que Cabandié "ha dado muestras de un desconocimiento total de la situación” (Letra P, 14/9).
No hubo demora en la convocatoria de acciones de lucha ante semejante situación. La movilización al Monumento a la Bandera el pasado miércoles se entroncará con las iniciativas para este 17 y 18 de septiembre en el puente Rosario-Victoria con corte y actividades durante toda la jornada. Es sobre esta orientación en la que debemos profundizar una intervención que desnude el rotundo impasse de los distintos gobiernos, incapaces de controlar la situación y que al mismo tiempo se identifican con los intereses capitalistas que hay detrás de este accionar. Al mismo tiempo, dejar en claro que ninguna normativa tiene que oficiar de paréntesis a la lucha, ya que la semana entrante se comenzará a discutir la ley de humedales en el Congreso de la Nación. Ninguna clase de expectativa en los poderes del Estado responsable de una destrucción histórica del medioambiente.
Es necesario coordinar la lucha de los vecinos, organizaciones ambientales, sociales y políticas. Estamos dentro de un escenario general de crisis terminal que ameritan una intervención a la altura de las circunstancias.