Siderar rompe la cuarentena a su antojo

Escribe Joaquín - San Nicolás

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Durante la cuarentena obligatoria frente a la expansión del Covid19, Ternium Siderar, del grupo Techint, mantiene los ritmos habituales de producción, poniendo en riesgo la vida de miles de trabajadores y sus familias, y por lo tanto de la región, sobre todo San Nicolás y Ramallo. Con la excusa habilitada por el gobierno nacional de ser parte de la producción esencial, por un lado, y de los altos costos de una posible interrupción de procesos continuos, por otro, presionan para proseguir exportando a México acero plano y bobinado. Esto, claro, sobre la exposición al coronavirus del plantel obrero.

Desmentida la idea de haber colocado dotaciones mínimas (sólo cerraron oficinas), la empresa arregló con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) un cambio de turnos que apenas reduce el contacto entre los mismos, lo que trae como consecuencia el incremento de la carga laboral en el personal de limpieza.

A la patronal sólo le interesa exportar un producto no esencial mientras la planta laminadora está en sobrestock. Mientras tanto, aprovecha la pandemia para dejar sin sustento a 1.500 familias de Techint Ingeniería y Construcción en Buenos Aires, Tucumán y Neuquén.

Por otra parte, la dirección del gremio actúa como agente de Recursos Humanos de la empresa y es, ella misma, ¡dueña de contratistas! De esta forma, ¿por qué tipo de reivindicaciones puede “luchar”?

No sólo la fábrica sino el mundo entero, o sea la economía, es puesta en marcha por la clase obrera. Sin nuestro sudor no se produce absolutamente nada. El virus es un fenómeno biológico, pero sus consecuencias y propagación son un fenómeno político. Si se impide la cuarentena de millones haciéndolos trabajar, negándoles recursos, despidiendo o suspendiendo, se prioriza la ganancia del capital. Si miles de niños están mal alimentados, si las fronteras no se cierran a tiempo, si las medidas son tardías e insuficientes, si faltan camas y respiradores, si el personal médico cobra miseria, si no hay condiciones de trabajo, entonces el espejo italiano o español se convertirán en realidad y, de nuevo, el fenómeno es puramente político.

Por ahora, un incesante intercambio recorre las filas obreras dentro de la fábrica. La creciente bronca debe atender a no permitir ningún despido, suspensiones ni reducción de salarios. Hoy más que nunca es menester que los trabajadores deliberen y establezcan un protocolo de higiene y seguridad, el pase a planta permanente de todos los contratados, reducción de turnos con el 100% del salario para atravesar la cuarentena junto a nuestras familias, y el establecimiento de guardias mínimas con elementos y disposiciones de seguridad supervisadas por el propio plantel obrero.

La infraestructura del grupo empresarial destinada a construcción debe ser puesta al servicio de solucionar el déficit habitacional de la ciudad y la zona.

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