Un frente ‘verbal’ de Ademys con UTE

Escribe Darío Molinari

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La conducción de ADEMYS, sin mandato alguno, firmó un comunicado conjunto con los sindicatos UTE, CAMYP y SADOP, con el título de “Basta de avasallar los derechos de la docencia”, en el cual se rechaza el nuevo calendario escolar y el intento por parte del gobierno porteño de desarrollar las capacitaciones docentes y las jornadas EMI (Espacios de Mejora Institucional) los sábados. La firma fue propiciada por las agrupaciones que responden al FITU con la oposición de la minoría, la agrupación Docentes en Clase.

En el comunicado se desarrollan una serie de denuncias a la gestión de Rodríguez Larreta y Soledad Acuña, pero no se denuncia que los “192 días de clases” son una medida que el gobierno utilizará contra las huelgas docentes. En este sentido, cabe señalar que CTERA (de la cual UTE es su seccional de base en CABA) aceptó sin ningún tapujo la extensión del mínimo de clases garantizados a nivel nacional, mientras se desarrollaban luchas docentes en diferentes provincias. La denuncia de pasar las jornadas a los días sábados que suscribieron estos sindicatos se limita a cuestionar una posible “merma en la participación en un espacio fundamental y trascendental para el quehacer escolar”.

La firma de ADEMYS solamente aporta confusión a la base docente. Es un texto puramente declamativo, que no compromete a ninguna acción. Le lava la cara a las conducciones burocráticas.

Los salarios por debajo de la línea de pobreza, en la ciudad y a nivel nacional, son un instrumento extorsión para que la docencia acepte una quinta hora, bajo la promesa de aumentar un 20% el ingreso.

La firma de ADEMYS se da en el peor momento. Baradel y Yasky, dirigentes de la burocracia de CTERA-CTA T, se acaban de abrazar con el embajador de EEUU. Según el embajador -que fue el primero en revelar el encuentro- conversaron “sobre los avances y de los desafíos de los sindicatos hoy, y del trabajo conjunto de EEUU y Argentina en materia de derechos laborales” (Clarín, 14/9). Cualquier activista sabe, que el capital exige una reforma laboral. En lugar de un pronunciamiento contra la gestión ‘laboral’ de Yasky y Bardel en la ‘embajada’, la directiva los invita a un frente estéril.

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