Merlo: asamblea, paro y movilización contra la violencia hacia los trabajadores

Escriben Julio G. y Patricia Urones

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En el transcurso de los últimos dos meses, docentes y alumnos del distrito de Merlo han sido víctimas de la violencia generalizada a la que asisten las instituciones escolares. En la escuela secundaria 45, por ejemplo, una madre atacó a una directora zamarreándola y empujándola; la responsabilizaba por una pelea entre estudiantes días atrás, fuera del establecimiento. En la escuela de educación técnica N° 4 un padre atacó físicamente a un profesor por haber levantado acta a su hijo; más tarde, se acercó a su domicilio y lo amenazó con un arma de fuego.

En este contexto, el viernes pasado, un grupo de padres ingreso, reventando la puerta, a la escuela primaria N° 57 y golpeó salvajemente al auxiliar por “presunta amenaza” de violación a un estudiante. Ante estos hechos, los docentes se autoconvocaron el día sábado y votaron parar y movilizarse ayer por la tarde a las puertas de la Jefatura distrital para exigir garantías de seguridad como condición para volver a las aulas. El jefe de Inspectores se negó a recibir a las delegadas advirtiéndoles que “debían estar en sus lugares de trabajo y no allí”. Ante este rechazo propio de un patrón de estancia, las docentes de la 57 hicieron un acto, del cual participó Tribuna Docente Tendencia, en la puerta que hizo que a la velocidad del rayo el jefe de Inspectores salga y acceda a la reunión.

Los hechos de violencia en las escuelas, entre estudiantes o de padres hacia docentes no son un caso novedoso. Venimos asistiendo a su incremento desde hace ya varios años. La desocupación masiva y el aumento de la pobreza que azotan a la familia obrera son el caldo de cultivo para el aumento de todo tipo de violencia social. Es natural en este cuadro, el dislocamiento de las relaciones familiares y el fracaso de la integración de los jóvenes a una vida social sana. Alcoholismo, drogadicción, relaciones violentas, son los síntomas de la crisis económica y social. El fracaso de la escuela como institución de aprendizaje y de socialización de los jóvenes, debe inscribirse en este contexto. Con un aditivo, los medios de comunicación y el Estado han estado desarrollando la comprensión de que jóvenes y docentes son culpables de su propio destino, y no víctimas.

El rol del Estado ha sido dejar hacer. El jefe de Inspectores actuó como si nada hubiera pasado, en una comunidad educativa donde la crisis social ha explotado, y donde los vínculos entre docentes y familias se han lastimado, pretendía seguir haciendo ir a alumnos y docentes a la escuela como si nada hubiera pasado, sin que medie ninguna instancia de clarificación de los hechos y reparación de los lazos rotos. En otras instituciones, se ha procedido a la desarticulación del plantel docente, desplazando directivos y docentes. No han sido pocos los casos en que los compañeros, desbordados por la situación, terminan renunciando. Pero como la violencia es hija de la crisis social, y no de la “incompetencia” de los trabajadores, como se nos pretende hacer creer, pasado un tiempo, se vuelve a manifestar.

El SUTEBA se mantiene en la inacción. Las maestras de la 57 tuvieron que escuchar de boca de sus "representantes" que no apoyarían una medida como la que impulsaron las trabajadoras ayer al medio día… porque “tenían que estar en la escuela”. Frente a las denuncias por presuntos abusos, los docentes hacen vaquitas y hasta se van obligados a vender pertenencias para afrontar los gastos de abogados penalistas. El sindicato se excusa diciendo que solo tiene abogados para el fuero laboral, como si la oleada de denuncias, muchas de las cuales terminan cayendo por falta de mérito, no pusiera al sindicato ante la responsabilidad de garantizar el derecho a la defensa de sus afiliados. En el jardín N° 918, una denuncia ante un presunto caso de abuso sexual por parte de un docente de música, obligó a los docentes varones de Inicial a organizarse para enfrentar los costos económicos de la misma.

Es necesaria la coordinación de las luchas de los docentes, víctimas junto a los alumnos de la violencia en las escuelas. A la incapacidad del Estado y de la dirección del SUTEBA para enfrentar la ola de violencia en las escuelas hay que superarla con la organización por debajo de los docentes. Hay que convocar asambleas y plenarios que discutan los problemas de violencia en las escuelas y como les ponemos fin.

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