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El miércoles 21 de septiembre, 29 trabajadores de la empresa Lácteos Vidal, recibieron el telegrama de despido. A tres delegados (un representante de los trabajadores y dos de la mesa directiva del gremio), se les iniciaría un juicio de desafuero para su posterior despido. Alejandra Bada, titular de la empresa, salió a declarar por todos los medios que "esta gente que nos estaba bloqueando, no puede volver a manipular nuestros productos". En medio de la noticia de los 29 trabajadores despedidos (de un total de 34 que se encuentran plegados a la huelga), se conoció que la Justicia hizo lugar a una cautelar presentada por el gremio. En la misma se indica que la empresa "deberá abstenerse de contratar trabajadores en reemplazo de los huelguistas". Ya que el mismo día de los despidos, la empresa anunciaba que había tomado 10 trabajadores por fuera de todo convenio. Al mismo tiempo, la justicia intima a la patronal a "proceder a la inmediata reincorporación de los trabajadores, ya que la intimación a través de los telegramas resulta violatoria del derecho de huelga y libertad sindical". En conclusión, las declaraciones de la patronal de "romper cualquier relación laboral" con los trabajadores que están en lucha, se encuentra en un impasse.
El conflicto en la planta de la localidad de Moctezuma (Carlos Casares) comenzó el 11 de agosto, con una huelga y un acampe a 50 metros de la empresa. El objetivo es la recategorización de 20 trabajadores que vienen llevando tareas por debajo de las categorías que les corresponden y en lugares claves como la caldera (la cual denuncian que no está en condiciones de funcionar). Pero las medidas de lucha se vienen dando desde hace 8 años. El ejemplo más emblemático es el del maestro quesero de la empresa quién tiene una antigüedad de 28 años, y recién después de un paro en el año 2014, pudo acceder a la categoría "C", la cual tampoco es la que le corresponde. Los trabajadores de la planta, también vienen denunciando amenazas, persecución y hostigamiento de parte de la patronal, de manera constante. Uno de los trabajadores declaró ante diferentes medios que "llegaron a agujerear la puerta de los baños para controlar a la gente".
Heber Ríos, secretario gremial del Consejo Directivo nacional de Atilra declaró que el gremio "va a llegar hasta el fondo con esta lucha". E indicó que se están preparando comisiones de trabajadores de diferentes puntos del país para movilizarse hacia Carlos Casares. Lo concreto es que, hasta el momento, las bases de Atilra, tanto de las pymes como de las empresas más importantes como La Serenísima, no han tenido una sola asamblea para discutir y votar un plan de lucha en defensa de los puestos de trabajo de sus compañeros de Lácteos Vidal y de las condiciones de trabajo del conjunto de trabajadores de las pymes que se encuentran por fuera del convenio lácteo. Donde, claramente, también se tiene que integrar el punto del vaciamiento de SanCor, ya que hace más de tres años, 400 trabajadores se encuentran suspendidos y cobrando 10 mil pesos por mes.
La lucha por el salario básico, el cual no puede ser menor a la canasta familiar, como así también de la defensa de los puestos y condiciones de trabajo, no puede darse a espaldas de los trabajadores. Las autoconvocatorias, las asambleas y las medidas de fuerza por fuera de una burocracia sindical postrada al gobierno y al FMI están tomando fuerza en todos los gremios, y los trabajadores lácteos no serán la excepción. La vigencia de un congreso obrero que desarrolle e imponga una huelga general, sigue teniendo total vigencia.