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Nuestro sindicato se encuentra en una importante parálisis, que es el resultado de la subordinación de su dirección al Estado patronal. Cuando gobernó el kirchnerismo, esa colaboración fue directa, como está ocurriendo hoy. Cuando gobernó el macrismo, el sindicato siguió esa misma política, pero bajo la ruta de los pactos PRO-K. Una de las manifestaciones de ese pacto fue, precisamente, la transferencia del subte por parte del gobierno kirchnerista a Macri en la Ciudad. Luego, la Corte Suprema despojó a la AGTSYP de su derecho a la personería gremial plena, reservando a la UTA la facultad de firmar convenios y paritarias. La dirección de AGTSYP se ha resignado a esta condición de sindicato de segunda por una sencilla razón: apoya al mismo gobierno y a la misma coalición política en la que revistan los Fernández y la UTA. Las consecuencias de esta integración al Estado están a la vista: el salario y las condiciones de trabajo retrocedieron en todos los planos.
Desde las primeras elecciones de directiva en el año 2011, la dirección del sindicato ha estado en manos de la actual conducción, que se ha acoplado al kirchnerismo de la mano de la CTA Yasky. Esta integración al aparato estatal enfrentó a nuestra propia historia de lucha contra la burocracia patotera: no hay que olvidar que partimos de un cuerpo de delegados autoconvocado, que enfrentaba a la dirección de la UTA. Ese cuerpo de delegados se caracterizó por la independencia de la empresa, el Estado y la burocracia sindical. La lucha por nuestro propio agrupamiento gremial, en oposición a la patota de UTA, quedó saldada en la base de los trabajadores luego de transitar las luchas contra los despidos arbitrarios, la eliminación de los puestos de trabajo como el guarda, por la insalubridad y la reducción de la jornada a 6 horas, los aumentos salariales por un mínimo igual a la canasta familiar, el pase a planta de los tercerizados y contra la polifuncionalidad de los convenios colectivos.
Creamos a este sindicato en oposición a las patotas organizadas por Roberto Fernandez de la UTA y financiadas por la empresa Metrovías. Desde el gobierno, el kirchnerismo apelaba a esa tercerización de la represión estatal, cuando el cepo de la burocracia sindical no resultaba suficiente. La mayor lucha contra ese “sindicalismo que construye” (al decir de Cristina Kirchner) fue la movilización por justicia ante el asesinato de Mariano Ferreyra a manos de una patota de la Unión Ferroviaria. En este contexto, nuestro sindicato nace con una huelga general contra la tentativa de expulsión de los delegados del subte por parte de la burocracia de UTA a través del “comité de ética”.
En oposición a esa historia, los 11 años de dirección por parte de la conducción de Pianelli-Segovia han tenido como eje la conciliación permanente con la empresa y el Estado, que fue limando las medidas de lucha de los trabajadores. Pruebas al canto: nuestro cuerpo de delegados, ahora institucionalizado, hace cuatro meses que no recibe la autorización de la secretaria de organización del sindicato para reunirse. El sindicato, sin personería gremial, recibe como hecho consumado las negociaciones ruinosas que perpetra la UTA.
Ahora, mientras el sindicato está paralizado por una disputa intestina por la futura secretaría general, el salario básico de un peón de limpieza descenderá en septiembre por debajo de la línea de pobreza. La actual discusión paritaria tiene lugar sin mandato de las bases, y anuncia otro retroceso salarial.
La conducción de la CTA, a la que se encuentra afiliado nuestro sindicato, acaba de reunirse con el embajador norteamericano. Yasky le ofreció al embajador garantías de apoyo al programa de superajuste que Massa presentó, precisamente, en Washington.
Mientras docentes, trabajadores del neumático, de la salud y muchos otros pelean por el salario, la burocracia sindical refrenda el acuerdo con el FMI y sus consecuencias en términos de pérdidas de conquistas obreras y previsionales. Con esta política seguiremos firmando ad referéndum las actas que firma la UTA, método por el cual la actual dirección del sindicato se hace cargo de imponer retrocesos a los trabajadores.
Nuestra agrupación plantea un programa para la recuperación de nuestro gremio: Salario igual a la canasta familiar, como el piso de la remuneración en el subte. Imposición de ese salario para contratistas y tercerizadas. Indexación mensual del salario, ante la inflación galopante. Aumento de emergencia del 100% para recuperar la pérdida salarial. 82% móvil para los jubilados del subte. Vigencia incondicional de la jornada de 6 horas para todas las categorías. Insalubridad definitiva. Vigencia del convenio y de las categorías, oposición a la polifuncionalidad. Abajo el asbesto criminal. Retiro inmediato de todas las formaciones afectadas. Asistencia y reparación económica y sanitaria de todos los compañeros que han sido afectados. Interrupción inmediata de tareas ante cualquier riesgo para la salud obrera. Por un cuerpo de delegados activo y de funcionamiento regular, responsable ante las asambleas de línea.
Por comisiones de control electas en cada línea, sobre planes de vivienda y demás prestaciones sindicales. Por un plan de lucha por el pleno reconocimiento de la AGTSYP como sindicato. Por un sindicato independiente de la patronal, de los partidos capitalistas, de su Estado y de la burocracia sindical. Construyamos una oposición de clase fundada en estos mismos principios, la democracia obrera y la intervención activa de los luchadores.