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El narcotráfico y los delitos violentos aparentan no tener límite en Santa Fe. La provincia acumula casi el 10% de estos crímenes de todo el país, teniendo en cuenta las estadísticas nacionales. En lo que va de 2022, al ritmo que estos suceden, probablemente se supere el trágico pico consagrado en 2013. La gravedad de la crisis es inusitada.
Rosario, por el crecimiento de asesinatos, balaceras y muertes violentas, como resultado de la disputa por el ´mercado´ de los estupefacientes en distintos puntos de la ciudad, se ha convertido en una gigantesca zona liberada. Pero no son solamente las bandas que se dedican al menudeo: verdaderos ´empresarios´ operan a través de los puertos de la ciudad para enviar al por mayor droga a Europa.
El gobierno del Frente Progresista, vigente durante la aparición y la escalada de estos negocios en la región, utilizó a la policía de la provincia como una suerte de “regulador” de la actividad. Los resultados constatan una estrecha vinculación entre el narcotráfico y el aparato policial, que se ha manifestado en sucesivas crisis políticas de los gobiernos e internas dentro de la fuerza. Entre esos episodios se cuentan el del ex Jefe de Drogas Peligrosas, Hugo Tognoli, quien en 2015 fue condenado a 6 años de prisión por encubrimiento. Durante el gobierno de Perotti el jefe de la policía provincial fue removido tres veces, y en el caso del jefe de la URI 2 (Rosario), la permanencia en el cargo dura entre tres y cuatro meses en promedio, desde el 2019 a la fecha.
La cartera de Seguridad hoy es comandada por un oficial de policía retirado, en reemplazo de Marcelo Saín. Es el último intento de Perotti por contener una crisis que ha fracturado a la misma fuerza.
Saín fue desplazado por autorizar escuchas ilegales, aunque se encuentra fuera de cualquier proceso penal. Por su parte, acusa a Perotti de haber sellado un “acuerdo o pacto con las mafias” (La Nación, 27/09).
Sea como fuere, lo cierto es que la escalada de violencia junto a la promoción y difusión de estas bandas en el territorio, son solo la manifestación más visible de todo el entramado de corruptela que conduce al Estado. La construcción de casinos, shoppings y otros emprendimientos mobiliarios millonarios durante todo el periodo mencionado, expresa en que se convierten los dividendos de estas actividades. Y ello no podría ser logrado sin el concurso de bancos y financieras, es decir, de los resortes de la economía capitalista. Es imprescindible profundizar el curso de la crisis política provincial de un régimen político quebrantado.
La contracara de esta descomposición rampante del Estado santafesino es la lucha de la docencia, que busca hacerse camino hacia la victoria. La movilización y la lucha obrera y popular son la única respuesta posible y necesaria a un gobierno jaqueado, a la putrefacción de los partidos del régimen y la asociación capitalista con el narcotráfico y el contrabando.