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Un trabajador que se encontraba haciendo tareas de mantenimiento en la planta de la empresa Dalafer, que se dedica al reciclado de materiales de residuos tecnológicos, ferrosos, cables y otros, falleció al explotar un caño de gas sobre el cual se encontraba trabajando. El hecho ocurrió el miércoles 5 de octubre.
No es la primera muerte obrera en el parque industrial de Quilmes. Otro trabajador, también metalúrgico, murió por quemaduras sufridas al estallar un tacho con líquido inflamable. Más acá en el tiempo, la fábrica de calzados Boris sufrió un incendio que consumió todas las instalaciones.
La zona ha sido conmovida por muchos casos más de asesinatos laborales, como el de Mechi Cantero en la papelera Sein de Varela, o en la vidriera Rigolleau de Berazategui. El trabajo en negro y la subcontratación dentro de los edificios fabriles son un caldo de cultivo para estas situaciones.
El repunte de los índices de ocupación de los trabajadores tiene como contrapartida la flexibilización laboral a lo largo y ancho del país, con la venia del gobierno nacional y los gobernadores, con el único objetivo de flexibilizar las condiciones laborales en detrimento de los trabajadores y en beneficio de los empresarios. Según las palabras del propio presidente de la Union Industrial de Quilmes, Horacio Castagnini “trabajan solo para el interés de los empresarios”. Con estos antecedentes, recientemente Castagnini ha sido nombrado en la vicepresidencia de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires. La intendenta Mayra Mendoza le abrió las puertas de la Municipalidad, y de cada una de las secretarías. Además acercó planes de pagos con facilidades para las industrias, mientras los tarifazos caen con fuerza sobre los trabajadores y profesionales.
En el marco actual, con todos los índices industriales en crecimiento, con exportaciones que crecen al 50 por ciento, la tasa de explotación de los trabajadores crece como nunca. Como dejó en claro la gran lucha de los trabajadores del neumático y su sindicato el SUTNA, es la hora de organizarse en cada lugar de trabajo por todos los reclamos pendientes. Sólo los trabajadores, con comisiones de seguridad e higiene independientes, con poder de veto, compuestas por los propios compañeros que desempeñan las tareas diariamente, pueden garantizar las condiciones necesarias para no arriesgar la vida cada vez que traspasan las puertas de su lugar de trabajo.