Escribe Lucía Guevara
El destino de la salud pública en juego.
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El movimiento de residentes y concurrentes de CABA sigue fuerte, cumplió su octava jornada de paro autoconvocado y colocó en la agenda nacional la crisis generalizada de la salud pública. El Ministerio que conduce Quirós se desdijo de las amenazas de sanciones acordadas con los directores de hospitales, pero dilató la definición de los reclamos para la semana próxima. Las conducciones burocráticas de Médicos Municipales (AMM) y Federación de Profesionales, que hasta el momento venían defendiendo como “buena” la paritaria rechazada por los paros y manifestaciones, convocaron a reuniones a residentes y repudiaron los aprietes del gobierno. Kicillof y el gobierno nacional iniciaron un operativo preventivo con nuevas reglamentaciones para las residencias, cuando las protestas amenazaban con expandirse a sus jurisdicciones. Sectores de profesionales de planta comienzan a sumarse a las medidas y se va conformando una corriente de activistas que pelea por la huelga indefinida y por el triunfo del movimiento, que recibe la espalda de la izquierda nucleada en el FITU.
La lucha persistente de residentes y concurrentes colocó la crisis del sistema de salud ante los ojos de toda la población. Cada año son menos los postulantes a un sistema de formación profesional jaqueado por la precarización laboral, las jornadas extremas y los bajos salarios. Una nota de La Nación (18/10), informó que a nivel nacional concursaron solo 7388 egresados para 8249 vacantes. En especialidades críticas como Terapia Intensiva, la situación es de un real vaciamiento: 133 postulantes para 292 cargos. La misma situación se reproduce en Pediatría: 464 aspirantes para 919 lugares. El enfoque del diario es que las residencias deben dejar de depender de los hospitales públicos. Uno de los entrevistados propone que pasen a la órbita de las universidades. En una sintonía similar, otra nota de Clarín (19/10) propone aumentar la oferta de postulantes reduciendo las carreras de Medicina a 4 años.
Esta “solución” fue precisamente la que intentó Quirós cuando avanzó con el cierre de las concurrencias, cuyas vacantes solo se ofertaron este año para Salud Mental. El ministro del Hospital Italiano tramó con las autoridades de la UBA y de universidades privadas su conversión en posgrados arancelados. Esto ya ocurre en muchas especialidades con los llamados “fellows”, que pagan por su formación. Esta tendencia a la liquidación del sistema de formación público tiene su correlato en la privatización del acceso a la salud. El vaciamiento de los hospitales centenarios no tiende a una “modernización” del sistema, sino a una “prepagarización” masiva que incluye a las propias obras sociales, que tercerizan allí sus servicios. El límite de esta privatización de la salud son los salarios de miseria de la Argentina, que no dan para cuotas ni copagos.
El gobierno de Kicillof buscó capitalizar la crisis en CABA anunciando un nuevo reglamento para las residencias bonaerenses. En realidad, se trató de un operativo de prevención de las protestas, cuando en el Hospital Ludovica de La Plata habían comenzado las movilizaciones denunciando el colapso de la atención por la falta de profesionales. Ocurre que mientras se destruye el sistema público, la crisis social incrementa cada vez más la demanda de atención por parte de la población que ya no puede pagar la medicina privada ni obtiene respuestas de las obras sociales.
El reglamento de Kicillof no se encuentra, sin embargo, por fuera de esta sintonía. Habilita la generación de convenios con universidades e institutos privados para la “cogestión” de unidades de residencia, en línea con la Ley de Educación Superior menemista (art. 11 y 14). Al igual que la ley vetada de Larreta de 2019, niega el carácter de los residentes como trabajadores de la carrera sanitaria, en este caso bajo el eufemismo de “futura fuerza laboral”, es decir, no actual (art. 2). Este año el gobierno bonaerense negó el pase a planta para los egresados de las residencias, que se redujo a las jefaturas. Sigue rigiendo como regla la inestabilidad laboral. En relación a los salarios, el reglamento no mueve el amperímetro: un R1 cobrará 150 mil pesos, similar a lo que ocurrirá en CABA con la paritaria de Quirós y la AMM. El mentado “plus” por guardia de 25 mil pesos se pagará como un monto único mensual, no remunerativo, a pesar de que el reglamento habilita que se realicen hasta 8 (!) por mes (art. 29).
La iniciativa de Kicillof recoge algunos reclamos históricos del colectivo de residentes, como el pago de aportes jubilatorios al IPS, el trabajo de lunes a viernes o el descanso post-guardia. En otros casos significa un retroceso, como ocurre con el plus por casamiento, aproximadamente de 10 mil pesos, que es eliminado; en su lugar, aparece un irrisorio plus por hijo/a, de solo 1500 pesos. Luego del paso de Kicillof, la ministra Vizzotti convocó para una reunión a residentes de todo el país para mañana para avanzar en una ley a escala nacional.
Con esta jugada de los gobiernos peronistas, también se realinearon sus representantes en las conducciones de AMM y Federación. La convocatoria a “escuchar” las demandas de residentes no incluyó, sin embargo, un apoyo a los reclamos, mucho menos una iniciativa de lucha contra el gobierno de Larreta. Apenas un tibio rechazo a las persecuciones, mientras se sigue convalidando la paritaria del 86% en cuotas, amoldada al acuerdo con el FMI. En esta línea, fue importante la confluencia de ayer entre el movimiento de residentes y concurrentes de CABA y el Hospital Garrahan, que marchó al Ministerio de Economía de Massa a denunciar el ajuste a los trabajadores de la salud pública de parte del gobierno “nacional y popular”.
Al interior de los hospitales, el movimiento sigue creciendo sumando nuevos servicios y sectores de la planta profesional. La moción de darle un carácter indefinido a la huelga hasta conquistar un salario inicial de 250 mil pesos en mano, se fue fortaleciendo al calor de este proceso sumando a nuevos compañeras y compañeros que comprenden que es el momento de ir a fondo y acorralar al gobierno. Los funcionarios de Larreta y los burócratas de AMM y Federación comparten el pánico por un paro indeterminado. En las asambleas de ayer, sin embargo, esta moción volvió a recibir la espalda de las agrupaciones de izquierda ligadas al FITU.
Otra vez, como la semana pasada, la agrupación que responde a Gabriel Solano del PO oficial propuso levantar las medidas de fuerza hasta la reunión del próximo martes 25. Lo que se presenta como una “lucha inteligente”, de paros intermitentes, tiene en realidad un costo grande para el movimiento. Un paro continuo habilitaría un tiempo-espacio para constituir comités de huelga y organizar actividades junto a la planta y la comunidad, ampliando el radio de acción de la lucha.
En lugar de apostar al protagonismo y a la acción de las masas, la “conducción” de Solano pretender resolver el conflicto a través del cabildeo y el recurso gastado de amenazar con paros indefinidos que luego no se concretan. Esta “administración” de la fuerza del movimiento está al servicio de preservar su lugar de figuración como interlocutores con el Estado. Pero los reclamos se van a arrancar desarrollando al movimiento, no sustituyéndolo por un agente negociador. A pesar de la falta de convicción de quienes se declaran “dirección” del movimiento, la asamblea votó iniciar una huelga indefinida a partir del miércoles 26, si el martes el gobierno no satisface los reclamos.
El movimiento de lucha ya ha demostrado que está a la altura de responder a los embates del gobierno porteño y la burocracia sindical. Nuevos hospitales ganan la escena y van reemplazando a aquellos que acumulan ya varias semanas de paros, y sienten el cansancio. Es necesario reforzar la red de activistas que quiere luchar a fondo por el triunfo de la lucha, para evitar que el freno que interponen los partidos del FITU se traduzca en un factor de desmoralización. La victoria de residentes y concurrentes de CABA es una causa de toda la población trabajadora. Se juega el destino de la salud pública. Es una lucha que involucra también a la salud privada, por la sencilla razón de que somos los mismos trabajadores con pluriempleo en ambos sistemas, y el salario de la pública opera como el piso en privados. Como antes ocurrió con los obreros del neumático, un triunfo de las residencias sería un espaldarazo para todas las luchas en curso y por haber. Cuando los trabajadores del transporte van a 72 horas de paro para la semana que viene, está claro que la huelga indefinida es una tendencia que recorre a toda la clase obrera argentina frente al derrumbe del régimen del capital y sus gobiernos.
Plenario abierto por el triunfo de la lucha de la Salud
Sábado 22/10, 15 hs ¡Escribinos para participar!
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Tribuna de Salud (Tendencia) Política Obrera