Universidad Nacional de Quilmes: votemos a la Lista 6 - Unidad de la Izquierda

Escribe Juventud de Política Obrera + Independientes

Tiempo de lectura: 4 minutos

Las elecciones de Centros de Estudiantes en la UNQ tendrán lugar en un momento particular: el gobierno del Frente de Todos ha llegado a un acuerdo con la oposición macrista para votar un Presupuesto nacional 2023 que ha sido redactado por el FMI. Ese presupuesto plantea graves ajustes en los gastos sociales -asignaciones y planes alimentarios-, y una reducción del 15% en los gastos educativos. Mientras tanto, crecerá el pago para los intereses de la deuda y los subsidios al capital. Este ajuste implicará un severo golpe para el conjunto de la Universidad y de los estudiantes, que ya soportamos un ajuste educativo en estos años.

Nuestra agrupación -Política Obrera + Independientes-, integrante de la Lista 6, se dirige al conjunto de los estudiantes de la UNQ con el siguiente programa, que colocamos a la discusión frente a las elecciones de Centros que tendrán lugar en los primeros días de noviembre.

Ajuste y privatización

No caben dudas que el ajuste educativo es un tributo a los acreedores de la usuraria deuda pública. Pero ese recorte cumple otra función estratégica: es funcional a un proceso creciente de privatización de la universidad pública, que la hace depender crecientemente de los convenios con el capital privado. Como ocurre en todo el sistema universitario, en el presupuesto de la UNQ son cada vez más gravitantes los fondos “autogenerados”, relacionados con esos convenios. Estos acuerdos tienen graves consecuencias para el sistema universitario: por un lado, constituyen una transferencia de recursos de la universidad pública a las empresas, es decir, son otro subsidio al capital. Por el otro, deforman la posibilidad de una formación de carácter científico y universal, al adaptar y unilateralizar los contenidos formativos según las necesidades de los grupos privados. Los convenios y acuerdos, que son firmados a espaldas de estudiantes, docentes e investigadores, deforman y bloquean la posibilidad de una formación profesional científica. Necesitamos un programa contra la privatización educativa, comenzando por el financiamiento integral e incondicional de la Universidad a partir del presupuesto nacional, y un proceso formativo científico, universal y ligado a las necesidades de la población laboriosa. Por la publicación de todos los convenios privados existentes hasta la fecha, por comisiones electas de estudiantes, docentes e investigadores con facultad de revisión de tales convenios.

Inscripciones, coeficientes, nombramientos docentes

El ajuste universitario se ve reflejado en una creciente falta de cursos y cupos para los estudiantes, cuatrimestre tras cuatrimestre. La falta de nombramientos docentes marcha a la par de ese ajuste. El sistema de coeficientes y bandas horarias para las inscripciones es el modo de racionar la matrícula estudiantil a ese ajuste. En ese cuadro, los estudiantes nos vemos obligados a reducir nuestra cursada o, por el contario, a renunciar al trabajo para poder estudiar. La falta de cursos y el régimen de los coeficientes se tornan restrictivo e incluso expulsivo para muchos estudiantes.

El uso de la bimodalidad y los campos virtuales, generalizado durante la pandemia, ha sido desnaturalizado por la gestión universitaria: en lugar de constituir una herramienta complementaria y ampliatoria de conocimientos, se está promoviendo como sustituto de la necesaria presencialidad, y como parche frente al recorte de cursos. En oposición a esta situación, luchamos por la inmediata apertura de cursos, concentrados en los horarios de mayor demanda y en las materias obligatorias; por veedores estudiantiles en el proceso de inscripciones cuatrimestrales, por nombramientos de docentes bajo convenio y por un salario docente equivalente al costo de la canasta familiar. Las manos y cerebros para ocupar estos cargos están en las propias aulas de nuestra casa de estudio, si los jóvenes egresados y profesionales son convocados para ello.

Precariedad laboral, desempleo, derecho al estudio

La población estudiantil de nuestra universidad vive sometida al flagelo que soporta toda la juventud del país: si trabajamos, debemos hacerlo en empleos mal pagos, precarizados y con jornadas laborales extenuantes. Conseguir trabajo, en esas condiciones, significa muchas veces despedirnos del estudio. Si no trabajamos, la desocupación y la situación también apremiante de nuestras familias nos pueden llevar al mismo camino – la deserción. En oposición a este camino de expulsión de la Universidad, planteamos un plan de becas de alcance real y efectivo para los estudiantes que lo necesitan, equivalente a la mitad de una canasta básica. Por una bolsa de trabajo para estudiantes de la UNQ, controlada por el Centro y que asegure el ingreso a trabajar con salario y convenio.

Necesitamos un CECSEA de los estudiantes

La conducción actual de nuestro centro de estudiantes, La Juana Azurduy (La Cámpora, MUI), + CEPA y Alianza Universitaria, cuenta con un límite insuperable para luchar por cualquiera de estas reivindicaciones, debido a su identificación completa con la gestión universitaria actual. Y a su vez, el límite de esta gestión universitaria es su adhesión al gobierno que aplica la política del FMI en la educación. Quienes se postulan como alternativa “ascéptica” y puramente “administrativa” del centro, la Franja Morada, representan otro grave ajuste – el de Macri, Caputo y López Murphy, contra el cual llevamos adelante las grandes movilizaciones de 2018.

La conclusión es clara: necesitamos un centro de Estudiantes que sea independiente del Estado, gobierno y partidos agentes del ajuste y el FMI. Por esa razón, Política Obrera + independientes integramos la Lista 6 - Unidad de la Izquierda. Para luchar por la necesaria recuperación de nuestros espacios de organización y abrir el cauce a una lucha por nuestras reivindicaciones.

El movimiento estudiantil, los trabajadores y una lucha estratégica

Las aspiraciones del estudiantado de la UNQ son inseparables de las de todos los trabajadores de la región y del país, hoy bajo el peso de una brutal agresión al salario, al derecho al trabajo y a sus condiciones de vida. El gobierno y los opositores, unidos en el acuerdo con el FMI, no pueden ofrecer ninguna salida a los trabajadores, en el marco de un derrumbe político y económico que tiene sus raíces en el rescate permanente de los intereses capitalistas.

Esta crisis nacional tiene lugar en un escenario internacional signado por una crisis financiera agravada, el colapso sanitario que se puso de manifiesto en la pandemia y por una guerra de alcance internacional, cuyas implicancias nucleares amenazan a la humanidad misma. En estas condiciones, la elección de centro, un momento de debate y politización del estudiantado, debe servir para despertar una conciencia política superior y sumar a la juventud a la lucha contra un régimen social decadente -el capitalismo- y unir nuestras reivindicaciones a la lucha por el socialismo y el gobierno de trabajadores.

Un gobierno de la mayoría trabajadora colocará a las conquistas educativas, científicas y técnicas al servicio de la emancipación humana, y no del lucro privado.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera