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La movilidad en la época de Mauricio Macri se establecía un 70% por inflación y un 30% por los salarios RIPTE, con índices de los 6 meses anteriores. La fórmula establecida por los Fernández calcula dos reajustes trimestrales tomando un 50 % por recaudación tributaria destinada a la Seguridad Social y otro 50 % por aumentos salariales (el mayor del RIPTE o del INDEC).
Entre 2017 y 2019, durante el gobierno Macri, la caída de los haberes fue del 19,5% frente a la inflación. Y en los últimos 5 años, perdimos otro 25% de nuestro poder adquisitivo, lo que ubica a los jubilados en una situación más grave que el resto de los trabajadores activos, ya que se calcula que estos perdieron aproximadamente un 20% de capacidad de compra en el mismo periodo. El actual haber mínimo (de indigencia) que cobramos actualmente es de $ 43.300.
La fórmula de los “nac&pop” mejora por muy poco la performance que hubiera tenido la del macrismo. Si tomamos por referencia el periodo marzo 2020 - setiembre 2022, con la fórmula macrista el aumento del haber mínimo hubiera sido de 197,5 %. Con la de los Fernández resultó un poco más, 208,2 %. Pero esto solamente ha servido para perpetuar la miseria de millones de jubilados. Con ambas fórmulas no sólo perdemos por goleada contra la inflación: la jubilación mínima no alcanza para nada.
Dicho esto, una característica particular del gobierno de los Fernández han sido los aumentos diferenciados. Esto produjo un mayor achatamiento de la pirámide, con una caída más acentuada del poder adquisitivo de los haberes mayores. Efectivamente, mientras la jubilación mínima perdió 25,3% en 5 años, la máxima cayó, en términos reales, 31,4%.
La inflación es un impuestazo que destruye salarios y haberes jubilatorios, solo beneficia a los negociados capitalistas. Con las exenciones y subsidios al capital, incluidos los planes de rescate de los bonos en caso de caída abrupta de las cotizaciones, el Presupuesto 2023 echará nafta a la carestía.
Todas las fórmulas y bonos “miseria” van corriendo detrás de la inflación. Todo el arco político patronal sigue la batuta del FMI, es decir, continuar con la desindexación de los haberes jubilatorios, aumentar la edad para jubilarnos, atacar los “regímenes especiales” y seguir con el achatamiento de la pirámide. El propósito último es destruir el sistema de reparto y convertir la jubilación de un salario diferido en una miserable pensión a la vejez.
Ningún trabajador y ningún jubilado deben ganar por debajo de la canasta familiar hoy en $ 230.000.