Escriben Brenda Ainchil y Sebastián Rubolino
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La situación de los trabajadores que realizan prestaciones relacionadas a la salud mental es crítica. La Superintendencia de Servicios de Salud anunció que “garantizará la cobertura de las prestaciones médico-asistenciales que se vean afectadas por las medidas de aislamiento, y se encuentren previstas en el Nomenclador de Prestaciones Básicas para Personas con Discapacidad, a través del ´Mecanismo de Integración´”. La medida deja a la deriva a aquellos profesionales de la salud que trabajen para Prepagas y Obras Sociales por fuera del sistema de integración (caso de IOMA y Osde), como a aquellos trabajadores que están por fuera del Nomenclador de Prestaciones Básicas, como los Acompañantes Terapéuticos.
De esta manera, el gobierno y las obras sociales no ofrecen garantía alguna de la continuidad de los tratamientos relacionados con la salud mental profundizando la precarización de los trabajadores y poniendo en riesgo a los usuarios. Más crítica aún se presenta la situación si tenemos en cuenta la inscripción los prestadores como monotributistas.
Los trabajadores inscriptos en las categorías A y B, podremos acceder al bono único de $10.000. Este ingreso resulta miserable, con una canasta familiar que ronda los $60.000 y en el marco de una carestía que el gobierno no ha podido frenar. También se le suma o mejor dicho se le resta el pago del monotributo, que con un aumento del 51% alcanza los $2.000. En limpio el ingreso neto finalmente es de $8.000.
Todo ello sin tener en cuenta que un gran número de prestadores no podrán acceder a este ingreso. El caso de los monotributistas de categorías C o D es una prueba de ello.
La pandemia expuso (aún más) la situación precaria en la que nos encontramos los acompañantes terapéuticos. Las prestaciones en el ámbito educativo fueron suspendidas a partir de las medidas de cierre de instituciones. Lo mismo ha sucedido con muchos de los tratamientos ambulatorios. Pese a que algunos de ellos continúan (sin medidas de seguridad e higiene), el denominador común a todos estos casos es que nada asegura que esas prestaciones sean remuneradas -inclusive con pagos adeudados de las obras sociales.
Obras sociales como IOMA, OSDE, OSPSA avisan por medios informales que no se van a hacer cargo de las prestaciones que se efectúen en el periodo de cuarentena
Tampoco reconocen la continuidad de los tratamientos de forma virtuales, por más que la Dirección Nacional de Salud mental y Adicciones los sugieran. Esto alcanza a otros profesionales de la Salud Mental como los Psicólogos, Psiquiatras, Terapistas Ocupacionales, etc.
Los acompañantes terapéuticos hemos sido protagonistas en este último tiempo de reclamos por el reconocimiento de nuestra labor profesional (ya que no somos reconocidos como Trabajadores de la Salud ni poseemos, en tanto que somos trabajadores autónomos, convenio colectivo de trabajo) así como también de exigencias a las obras sociales de pago en tiempo y forma como por ejemplo el reclamo semana a semana en la sede central de IOMA La Plata.
La principal Obra Social de la Provincia de Buenos Aires (IOMA) representa un caso paradigmático. Por un lado, tenemos la deuda con los prestadores que se remontan incluso a marzo del 2019 en muchos casos. A esto hay que sumarle que en medio de la pandemia han cesado los pagos, se han paralizado las aprobaciones y las renovaciones y no hay información alguna acerca de mecanismos virtuales que permitan las presentaciones de los trámites de facturación.
El gobierno, ahora frente a la pandemia, no solo no da respuestas a esta precarización si no que hasta “sugiere” continuar con los tratamientos relacionados a la salud mental por medios virtuales, por supuesto sin dejar en claro si esos tratamientos van a ser remunerados ni se garanticen los recursos necesarios para el trabajo virtual. Al mismo tiempo que no ha tomado ninguna medida frente a los intentos de las obras sociales de no abonar la totalidad de los días que dure el aislamiento social.
Más que nunca los prestadores de salud mental que junto a enfermeros, cuidadores y otros trabajadores, venimos desarrollando un proceso de organización por nuestras condiciones laborales, debemos profundizar la exigencia de todos los reclamos para poner fin a nuestra precarización.
Exigimos:
-Pago total de las prestaciones adeudadas por las obras sociales.
-Pago completo de las prestaciones domiciliarias y en instituciones educativas durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
-Exención del pago del Monotributo para trabajadores autónomos. Inclusión de todos los prestadores en el de ingreso Familiar de Emergencia y aumento a un monto de $30.000 por mes.