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La clase capitalista ha votado hace pocos días una declaración de guerra contra la clase obrera. Se trató del Presupuesto votado por el Congreso Nacional. El FIT-U, sin embargo, no convocó a una movilización para repudiarlo y derrotarlo. El PO oficial, en cambio, sí realizó pocos días después su propio acto, pero apuntado a las elecciones de 2023 y a disputar las candidaturas internas del FIT-U en unas PASO que podrían ser suspendidas.
El acto, en Plaza de Mayo, no dio ninguna evidencia que el el FIT-U, o en este caso el PO oficial recepte una tendencia popular o que sea visto como un polo político. Fue un acto de organizaciones establecidas, con una asistencia preponderante del Polo Obrero oficial. También se hicieron presentes algunas organizaciones que componen la Unidad Piquetera. Estos agrupamientos están estructurados en torno a reivindicaciones de asistencia social o de emprendimientos, no alrededor de un programa político. Con relación al número de asistentes del Polo y afines, el resto fue relativamente marginal. Los presentadores del acto hablaron de 40.000 personas. El mismo día, Prensa Obrera las rebajó a 35.000. La Izquierda Diario, que cubrió el acto, contabilizó 14.000 asistentes. Estuvo presente una delegación de dirigentes del SUTNA y referentes de las fracciones sindicales y juveniles del PO oficial. De nuevo, el acto no presentó evidencias de la irrupción de una tendencia popular hacia el FIT-U. Esto mismo se manifestó en otro aspecto del acto, como el carácter autorreferencial de los discursos. Eso no ocurre cuando una agrupación es receptáculo de nuevas tendencias en las masas.
Las intervenciones del acto estuvieron segmentadas por temáticas. Es decir, no hubo un planteamiento de conjunto de la situación política. Los distintos oradores privilegiaron las referencias acerca del distrito en que pretenden competir como candidatos en las próximas elecciones. Del Pla y Pitrola hablaron de la provincia de Buenos Aires, mientras que Biasi y Solano hablaron de CABA, aunque el último intentó abarcar también cuestiones de orden general. También hablaron Crespo y Belliboni.
Romina del Pla señaló que “hace 72 horas nos ha tocado dar una batalla enorme contra el presupuesto del ajuste”, sin aclarar que fue una “batalla” discursiva. La diputada mencionó algunas otras “batallas” de esa categoría, como la de la ley de humedales.
Belliboni tomó la palabra para decir que “fuimos a la CGT a decirle a la CGT 'ustedes no hacen nada. La gente se caga de hambre, los jubilados de mueren de hambre y ustedes no hacen nada. Lo único que hacen es apoyar al gobierno'. Y se lo fuimos a decir en las barbas, a Moyano, a Daer y compañía. Y se lo fuimos a decir en la casa de ellos. Porque nosotros no tenemos nada que ocultar y vamos de frente”. Más allá de que esto no pasa de gesticulaciones sin contenido, no recordó, en cambio, que también había dicho lo contrario, que la CGT “acompaña el diagnóstico” que ellos (la Unidad Piquetera) hacían, que se estaba discutiendo una movilización “en términos más o menos inmediatos para enfrentar esta situación de la carestía y de la inflación” y que eso “nos parece bien, en un sentido, porque quiere decir que se está empezando a escuchar la voz de los trabajadores”. Para Belliboni, se justifica, “hay un debate en la CGT”.
Belliboni advirtió que “una parte de la izquierda no entiende el movimiento piquetero. Creen que son planeros, que todos ustedes son unos miserables que vienen acá por un plancito. No es así, los llamamos a reflexionar”, y agregó que “acá luchamos políticamente, hemos desarrollado enormes campañas políticas”, aunque no pudo mencionar ninguna de esas campañas políticas. Nuestra corriente, Política Obrera, rechaza que los trabajadores piqueteros sean planeros; quienes lo son, sin sombra de duda, son sus burocracias y direcciones, que confinan en ese campo a las organizaciones.
Vanina Biasi pasó revista de las luchas de la Ciudad (docentes, salud, estudiantes), pero por sobre todo la disputa interna del FIT-U. Afirmó que “no cualquiera puede llenar la plaza”, en alusión a sus aliados electorales, y agregó que “hay algunos (de nuevo los socios) que se confunden y le dicen ´planero´ a los que están desocupados y precarizados a los que tienen que parar la olla”, y esto “habla de una penetración muy profunda de la propaganda de la burguesía en sectores del movimiento popular”. “Acá no hay 'planeros', acá no hay trabajadores que sólo se mueven por un interés del sector y nada más. Acá está la vanguardia del movimiento obrero que va a encabezar la rebelión popular por la cual se van a dar en fuga los políticos capitalistas”. Biasi se va por la tangente, porque intenta justificar que un porcentaje desmesurado del acto, el 80%, correspondiera a una organización que no está estructurada políticamente, sino por una agenda de asistencia social. Los trabajadores precarios o ‘informales’ que participan de las organizaciones sociales, no están organizados en función de sus lugares de trabajadores o sus actividades, ni estructurados de acuerdo a un planteo o estrategia política. Nuestra corriente, Política Obrera, lucha por organizar a los numerosos sectores activos del Polo Tendencia en el partido. De otro lado, estructuramos al Polo Tendencia con consignas transicionales (Bolsa de Trabajo, reparto de las horas de trabajo, reducción de jornada por trabajo insalubre y sustitución de horas extras por un cuarto turno, tranfiriendo el salario extra al básico). Las consignas de transición incluyen la lucha por un gobierno de trabajadores.
Al final de su acto, Pitrola reivindicó el acto para plantar “las banderas socialistas bajo la dirección de la clase obrera”, sustituyendo la que convoca a “un movimiento popular con banderas socialistas”. Alejandro Crespo, secretario general del SUTNA, se centró en que “lo que hacemos tiene resultados concretos sobre las condiciones de vida de los trabajadores”. Relegó la lucha política del sindicato contra las patronales, el gobierno y la burocracia de la CGT, que buscaban quebrar al SUTNA a un convenio salarial de los 5.000 trabajadores, que todavía sufren las consecuencias de las entregadas de la burocracia que lo precedió en cuanto a desvalorización salarial, a insalubridad y a precarización del trabajo".
El cierre del acto estuvo a cargo de Gabriel Solano. El orador se esmeró en multiplicar la retórica autoproclamatoria de quienes lo antecedieron. De nuevo, un discurso para platea propia, no para contingentes nuevos que no dieron el presente. En el intento de caracterizar la situación política se limitó a una diatriba contra los “políticos capitalistas”, incluidas las chicanas. Afirmó que “el gobierno es una murga a contramano”, que tiene “peleas berretas, que a nadie de los que están acá les importa” y que la oposición “está hecha pelota”. Luego repitió las consignas liberal-desarrollistas con las cuales viene haciendo una campaña mediática de su candidatura, pero esta vez se atajó: “el presidente trotskista, dijo, va a llegar de la mano de un gobierno de trabajadores”. Es curioso que el énfasis de un gobierno de trabajadores sea puesto en su “presidente”. Elucubraciones de aparato.
Para Solano, “lamentablemente en el FIT-U no hay homogeneidad”, otro planteo de aparato, pues ni la ausencia de homogeneidad es lamentable, sino que debe ser objeto de un debate político, ni tampoco es un hecho, pues mientras “la teoría es gris, el árbol de la vida es siempre verde”. Luego del lamento arremetió nuevamente contra la proclamación de candidaturas por parte del PTS, y esto en un acto proclamatorio de las del PO oficial, Solano vuelve a proponer la realización de un Congreso del frente, confiado en que pueda llenarlo con el mismo método con que lo hizo con el acto. Las fuerzas del FIT-U, contó el “presidente trotskista”, rechazaron la propuesta en menos de 24 horas. “Vamos a hacer de cuenta que no lo escuchamos”, retrucó Solano, para asegurar que nadie lo sacará de la ruta autoproclamatoria..
Solano sostuvo que el problema no son las elecciones, porque “nos va a ir bien”, sino "que nos vaya bien como parte de la construcción de un movimiento popular con banderas socialistas”. Como la expresión de ese “movimiento popular” la monopolizaría el PO oficial, para Solano la cuestión es que al FIT-U le vaya bien con los candidatos del PO ( del aparato del PO). Solano no afloja en impulsar un confuso movimientismo pluriclasista, a sabiendas, porque algo le enseñó la historia del PO, que “las banderas socialistas” son el fraude que esgrimen los caudillos nacionalistas para ocultar su carácter capitalista.
El acto del PO oficial fue un aborto de movilización política, pues se redujo a una acción autoproclamatoria para dirimir las candidaturas del FIT-U. El llamado a la burocracia a un paro nacional y un plan de lucha fue mencionado una sola vez por Belliboni – no estuvo presente en el acto. El PO oficial no es fiel ni a sus propias consignas. La guerra de la OTAN también estuvo ausente. Solano la mencionó de paso, para justificar porqué no llamaron a votar contra Bolsonaro. La desfiguración del Partido Obrero sigue su curso incontenible.