Nota de tapa de Política Obrera N°56 edición impresa.
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El kirchnerismo y el macrismo se aprestan a dar sanción definitiva al Presupuesto 2023.
Es un Presupuesto antiobrero, porque reduce gastos de salud, educación, niñez y asistencia social, mientras aumenta las exenciones impositivas a las empresas y el pago de intereses a los acreedores externos e internos.
Pero es sobre todo un Presupuesto inflacionario y devaluatorio. Desvaloriza salarios y aumenta beneficios patronales. Aumenta tarifas de todo tipo: luz, gas, combustible, salud (obras sociales y prepagas). Establece, además, un tipo de cambio para todos los paladares capitalistas: un dólar-soja, un dólar-Qatar, un dólar-importaciones, todos de $330; preparan una devaluación generalizada y una súperinflación.
La inflación aumenta la recaudación de impuestos. Así es cómo los “nacionales y populares” buscan, al igual que el FMI, financiar el pago de la deuda pública.
Massa quiere canjear ahora estos enormes beneficios a las patronales con un compromiso de control parcial de precios por noventa días.
Esto es claramente un saludo a la bandera. Un control efectivo de precios exige que las empresas abran los libros y se establezca un control obrero de la producción. Lo de Massa es otra cosa: es la señal de una negociación con el kirchnerismo para jugar una última carta electoral, la suspensión de las PASO.
Massa y La Cámpora están controlando otra cosa: no los precios, sino los salarios, por medio de la burocracia sindical. Los aumentos y “revisiones” en cuotas siguen atrasando los salarios y aumentan el impuesto que los gravan. Esto es peor aún para la mitad de la fuerza de trabajo, que no se encuentra registrada. Quienes aprobaron el Presupuesto que les dictó el FMI no reúnen condiciones para controlar a las grandes patronales.
Massa y La Cámpora, de un lado, y Larreta, Morales y Manes, del otro, pretenden encabezar un próximo gobierno de coalición como lo exigieron el embajador norteamericano y los grupos económicos que se juntaron en el Coloquio de Idea. Para eso han pactado el Presupuesto de ajuste del FMI, que debe servir de hoja de ruta de esos socios potenciales.
¿Cómo respondemos a esta estrategia de los explotadores?
Uno, mediante reuniones, plenarios y autoconvocatorias para combatir el ajuste mediante una huelga general.
Dos, exigiendo que la primera cuota de cualquier aumento de convenio establezca un básico igual al costo de la canasta familiar, de $250.000.
Tres, con una campaña para reunir a un Congreso Obrero, que oponga la coalición de los trabajadores a la coalición capitalista que dirige el FMI.