Escribe Vanesa Blanco
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Durante la mañana del viernes 3, los trabajadores del Hospital Baigorria llevamos adelante una importante asamblea. Lógicamente, no fue como cualquier otra asamblea.
A un mes de conocerse el primer caso de COVID-19 en el país y antes que comience la peor parte que se espera de la “guerra”, los trabajadores de la salud ya estamos atravesando enormes dificultades.
En la asamblea se expresó la enorme preocupación frente a la falta y escases de elementos básicos (alcohol, alcohol en gel, batas impermeables), pero, sobre todo, frente a la falta de kits de alta seguridad, lo cual nos deja expuestos a mayores posibilidades de contraer la infección, incluso cuando la demanda de atención de casos aún no ha comenzado a subir. Por este motivo, además, tampoco se han realizado simulacros o practicas (salvo escasas excepciones) para la colocación y fundamentalmente para el retiro de ese equipo, que es donde más aumentan las posibilidades de contraer la enfermedad. En las intervenciones también se denunció el vaciamiento que desde hace años viene sufriendo la salud pública, donde los trabajadores continuamos siendo la primera variable de ajuste, con más de un 60% de compañeros precarizados, salarios por debajo de la canasta familiar y de la línea de pobreza (el salario en mano de una enfermera monotributista no supera los $20 mil), atraso en el pago de salarios, cientos de horas acumuladas por cada compañero de planta que significan feriados trabajados y que no pueden tomarse por falta de personal. Todo esto empuja a la sobreocupación de enfermeras y médicos, la mayoría de los cuales tiene doble empleo para poder alcanzar un salario básico. De producirse un contagio, esto aumenta exponencialmente la cadena de infección entre los ya escasos profesionales de la salud.
A esta situación se suma una nueva discriminación hacia los monotributistas, los cuales no van a percibir el bono miserable de $3.000 que la Provincia promete pagar por única vez, porque no los compañeros no entran en la categoría fiscal que lo va a percibir. Pero tampoco se lo van a pagar a los compañeros administrativos, que están trabajando, circulan por el hospital, tienen contacto permanentemente con los pacientes que concurren a sacar turnos, con el resto de los trabajadores, porque “no estarían abocados a la atención de pacientes”. Tampoco les han brindado las medidas de bioseguridad, ni siquiera barbijos.
También se denunció la cuarentena trucha que significa la cada vez más amplia de las “excepciones para circular”, que encontró hoy mismo a cientos de miles de jubilados, hombres y mujeres en todo el país agolpados en los bancos para intentar cobrar haberes miserables, en vez de organizar a esa población. Porque en los puertos y las industrias del Cordón, como La Virginia, Siderar, John Deer, las papeleras, los químicos, entre otros, siguen trabajando cientos de compañeros a los cuales solo se les toma la temperatura, pasando por alto que hay una etapa donde el virus es asintomática, pero contagia igual.
Los trabajadores y trabajadoras del Baigorria llamamos a fortalecer el Comité de Trabajadores y la coordinación con otros Hospitales. A defender la organización de los trabajadores tomando los recaudos necesarios que impone el distanciamiento social, pero sabiendo que nuestra única herramienta para poder luchar por nuestros derechos.
Las asambleas que se vienen replicando en numerosos hospitales de Ciudad de Buenos Aires, Chaco y Tucumán son un ejemplo de las reservas de lucha de los trabajadores de la salud, que están anticipando la disposición a defender las condiciones de trabajo. No estamos dispuestos a ser “carne de cañón”.
Es clave la organización de los trabajadores para darle una salida a esa crisis.
Realizaremos un petitorio con las resoluciones de los trabajadores de la salud para exigirles a la CGT y la CTA el llamado de un plenario regional de delegados de base con mandato de asamblea para discutir un plan de lucha que exija las reivindicaciones inmediatas de protección de los trabajadores y de la población y la defensa de las mejoras en las condiciones de trabajo
Que se garanticen los Elementos de Protección Personal (EPP) de máxima seguridad para todos. Inmediato pase a planta de todos los compañeros precarizados. Aumento salarial de emergencia. Salario igual a la canasta familiar. Equiparación salarial y pago de bonos e incentivos a todos los compañeros, sin discriminación. Incorporación de personal bajo condiciones de estabilidad y seguridad.
En lo inmediato, llamamos a fortalecer el comité de trabajadores y la coordinación con otros hospitales y realizaremos una nueva asamblea en el turno tarde-noche para que puedan participar los compañeros que no pueden concurrir de mañana.
***La autora es Secretaria General Junta Interna ATE HEEP.