Nuestros planteos políticos

Escribe Jorge Altamira

Charla-Debate con Jorge Altamira en San Justo, La Matanza.

Tiempo de lectura: 9 minutos

Compañeros y compañeras, buenas tardes.

En nuestro entendimiento Argentina marcha hacia una explosión económica y política. La inflación golpea al conjunto de los trabajadores fundamentalmente y desorganiza toda la vida económica al mismo tiempo. Ya está alcanzando el 100 % anual.

Lo que viene de aquí en más es un crecimiento de esa inflación… ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos por los tarifazos. Lo sabemos porque están previstos aumentos en todos los niveles y lo sabemos también porque el gobierno está desarrollando una política de devaluación del peso frente al dólar. Por ejemplo, recientemente, ante las dificultades para importar insumos para la producción industrial, el gobierno ha autorizado a quienes consigan dólares fuera del país a cotizar esos dólares a $300, no a $150 o $160 que es el dólar oficial. Con anterioridad estableció el “dólar soja”, ahora hay un “dólar turismo” y un “dólar Qatar”; si uno junta eso y lo ve como una tendencia vamos hacia una mega devaluación.

Este no es, sin embargo, el horizonte en el que se apoya el conjunto de las fuerzas actuantes. Las diversas fuerzas políticas se están preparando para una campaña electoral, con las PASO o sin las PASO. ¿Quién atiende, sí, a la perspectiva de una explosión económica y política? Si se ve en los diarios con cierto cuidado, con cierta atención, en la clase capitalista hay una conciencia fenomenal de que la perspectiva más o menos inmediata es una explosión económica y política. Por ejemplo, un informe del FMI denuncia que la política devaluatoria actual es insuficiente, y que el gobierno está dividido en cuanto a su ejecución. Eso es decir que se perfila una explosión económica a la vista, pero al mismo tiempo que el régimen político no está ni preparándose, ni trabajando, ni desarrollando la capacidad para enfrentar esa perspectiva. Eso que señala el Fondo Monetario Internacional, para otros es todavía más grave.

Argentina tiene una deuda pública fenomenal. El último presupuesto que votaron macristas y kirchneristas (…..) aplica, por ejemplo, ajustes muy grandes al gasto para la niñez, al gasto de educación, al gasto de salud, a los gastos sociales, pero aumenta mucho los intereses de la deuda pública del Estado. Ese es el cuadro: saquémosle la plata a los niños, saquémosle la plata a la educación, saquémosle la plata a la salud porque se la tenemos que dar a los acreedores internacionales y nacionales.

La gente que tiene la deuda en sus manos en su mayoría son capitalistas nacionales. En las últimas semanas, los tenedores de esta deuda han estado vendiendo los bonos de deuda (…..); se han vendido $150.000 mil millones en bonos. Existe la convicción de que el Estado no va a pagar la deuda.

El gobierno tomó la disposición, clarísima y poco denunciada, de que cuando un capitalista venda un bono la compre el Banco Central, para evitar la desvalorización del título y el perjuicio al tenedor de la deuda. (…..) El gobierno se endeuda con privados para evitar hacerlo con el Banco Central, y evita que éste emita dinero. Pero al recomprar esos bonos para contener la caída de su cotización (…...) volvemos al punto de partida: es el Banco Central el que está financiando los gastos del Estado con emisión sin respaldo.

Hay una situación de bancarrota del Estado, la clase capitalista no quiere seguir financiando este Estado, no confía en que el Estado le pague en un lapso determinado. La bancarrota del Estado es el dínamo de la hiperinflación. Bajo la hiperinflación, en la época de Alfonsín, la leche tenía un precio a la mañana y otro precio a la tarde.

El viceministro de Economía acaba de decir que, en el momento en que se fue Martín Guzmán, Argentina estaba en la fase prehiperinflacionaria. Esta es una observación importante. El catastrofismo ha quedado a cargo del vice de Economía. Lo reconoce ahora, no cuando estaba Guzmán (…...). Ahora bien, si Argentina no cambió en ningún sentido fundamental desde entonces, debemos concluir que seguimos en una situación prehiperinflacionaria.

El gobierno ha tratado de contener todo esto dándole un “dólar soja” a las cerealeras, para que ingresen divisas de exportación y contener una hiperinflación. (…..). Ese recurso se agotó. Ahora tratan de que los turistas del exterior vendan los dólares al Banco Central en lugar de hacerlo en las cuevas del ‘blue’: Para eso les ofrece un tipo de cambio de 300. Como ustedes ven, todo se alinea en función de la megadevaluación.

Esta no es una charla de carácter técnico sobre economía. No, de ninguna manera, esto es una charla esencialmente política, porque tiene que ver con cuál es la agenda política que deben tener los trabajadores. ¿La agenda política de los trabajadores es atender a las elecciones de octubre, a ver quién es el mejor candidato para las elecciones de octubre? ¿O la agenda de los trabajadores tiene que ver con una catástrofe inminente, que la burocracia de los sindicatos y la totalidad de los partidos políticos ocultan?

La burocracia de los sindicatos la oculta a través de convenios colectivos de trabajo que no evitan la desvalorización del salario, y los partidos políticos la ocultan a través de una discusión electoral. La situación en este sentido también se agrava porque a nivel internacional hay también una crisis muy grave. El capital internacional se va de todos los lugares de riesgo y, por lo tanto, de países como Argentina y otros países de América latina, de países de África, de Asia, etcétera, inclusive países de Europa occidental. Frente a esta situación y esta previsión económica y política, nuestra corriente política lucha a través de la propaganda y de la agitación por la organización de una huelga general y esa organización de la huelga general va empezando a caminar de distintas maneras en el movimiento obrero. Hoy la vemos representada en la lucha de los residentes médicos, que empezó con paros parciales y se encuentra, en la actualidad, en una huelga indefinida para cobrar como salario mínimo neto 250.000 pesos. Es decir que en el propio movimiento obrero se van desarrollando tendencias, más o menos conscientes, más o menos inconscientes, de una lucha más decidida. Los paros parciales y los acuerdos salariales que va firmando la burocracia sindical con las patronales no resuelven ninguno de estos problemas.

Así como bajo Guzmán hubo una situación preinflacionaria, el agravamiento de todas las condiciones después de Guzmán perfila una situación hiperinflacionaria.

Hace dos meses hubo un conflicto, que también es una enseñanza, que es el conflicto del SUTNA. En el conflicto del SUTNA apareció abiertamente una tendencia de la patronal, del Gobierno y de la burocracia sindical para aplastar a un sindicato que no está en la órbita de la burocracia oficial y que no está tampoco en la órbita del kirchnerismo o de cualquier corriente política de la clase patronal. De esa manera se desarrolló un conflicto de cinco meses, que tanto el Estado, tanto el gobierno y tanto la burocracia sindical se habían empeñado en derrotar. La lucha se convirtió en una huelga indefinida, produjo un lockout de la patronal y el gobierno, las patronales y la burocracia cegetista se unieron para acordar una importación de neumáticos para quebrarla, aún con falta de divisas para importar.

¿Qué tenemos, entonces? Por un lado, la situación prehiperinflacionaria marca una perspectiva; lo dicen ahora, lo ocultaron cuando ocurría. Por otro lado, un enfrentamiento duro contra los trabajadores. Ocurrió en ese mismo periodo. Estas son dos perspectivas y nuestra corriente política advierte este proceso. En el plano de la lucha política e inclusive en la lucha electoral destaca la necesidad de organizar una huelga general y destaca la necesidad de que los trabajadores se reúnan en un congreso, en función de oponer a la clase capitalista una perspectiva política propia. (…..).

Esto ocurre en el contexto de una guerra mundial. Lo que caracteriza al mundo del trabajo, frente a la guerra es, por el momento, una gran desorientación. Están ausentes las manifestaciones de masas contra la guerra que se desarrollaron en el pasado. La clase obrera no logra distinguir, hasta ahora, lo que está en juego en esta guerra. Ahora han comenzado una serie de movimientos vinculados a la guerra, debido a la enorme carestía que ha desatado, encima de los perjuicios ocasionados por la pandemia y el rescate financiero de los capitales que financian al Estado. El precio del gas se fue a las nubes, el precio de la luz se fue a las nubes, el precio de las materias primas se fue a las nubes, hay una inflación muy grande en Europa, una inflación muy grande en Estados Unidos. Los trabajadores salen a la huelga por sus reivindicaciones y a medida que se van desarrollando estas huelgas empiezan a aparecer, en tal o cual manifestación de lucha contra la carestía, el eslogan Abajo la Guerra. Dificultosamente, mostrando que la guerra enlaza toda la vida social de los trabajadores.

En Argentina esa desorientación es evidente, uno no observa todavía una tendencia definida política en el campo de la clase obrera. La izquierda parlamentaria está aferrada a una agenda electoral; se opone a la agitación de una huelga general y participa de las luchas sin un ángulo estratégico, lo cual incluye el acuerdismo con el Estado y la componenda con las burocracias disputando candidaturas. En el día de ayer, dirigentes de esa izquierda hicieron de mediadores entre el gobierno de Larreta y los residentes para ver cómo se levanta la huelga, en la idea de que, si tienen éxito, la prensa lo va a destacar y a lo mejor consigue algún voto de incautos. Ha pasado a jugar de intermediación entre la patronal y la clase obrera, cuando la función de un militante y de una organización de izquierda es estar siempre, incondicionalmente, detrás de la clase obrera.

Con esta orientación, huelga general y congreso obrero, y con un programa integral, nosotros también nos vamos a presentar a las elecciones, cuya característica final será determinada por la propia crisis (….) Nuestra corriente que tiene un desarrollo muy breve y nace de una crisis al interior del Partido Obrero, aunque tiene un bagaje histórico y es el Partido Obrero real (su continuidad programática y metodológica), ha reunido las condiciones necesarias para participar como fuerza política nacional.

En el mundo actual la cuestión de un Gobierno de los Trabajadores es la cuestión de vida o muerte, no sólo de los trabajadores, sino de la humanidad. Estados Unidos está enviando armas nucleares a Europa occidental; dice que ya lo tenía previsto desde de la guerra. Además, ha mandado a una Brigada de tropas aerotransportadas a la frontera con Ucrania; la primera vez que esa Brigada se moviliza desde la Segunda Guerra Mundial, es decir, de los últimos 80 años. Estamos ante una crisis de la humanidad. Empezó a discutirse sobre el empleo de las bombas atómicas tácticas, para ser empleadas en el campo de batalla. En los cálculos, una de estas bombas mataría alrededor de 400.000 personas, es decir, no solo a las tropas en cuestión, sino también a una buena parte de la población. Una expresión bárbara de todo este proceso es el siguiente tema: bombardear zonas desérticas, como un mensaje de ‘advertencia’.

Entonces el problema del Gobierno de los Trabajadores es el problema de la supervivencia de la humanidad; no es un problema de táctica política, condicionada a esta u otra eventualidad, lo cual dejaría planteada, digamos de paso, la posibilidad de apoyar o formar parte de otra clase de gobierno. Es un problema estratégico. Si de esta charla yo pudiera desear que ustedes retengan una idea central, esa idea es que nuestra corriente lucha contra la corriente con un planteamiento socialista y con un planteamiento internacionalista, que se identifica con el destino mismo de la humanidad.

(…..)

La semana que viene tenemos una Conferencia de Organización, precedido por debates plenarios durante dos meses. Una de las cuestiones que se van a discutir es cómo desde Argentina impulsamos un movimiento contra la guerra, empezando por los pequeños núcleos que en todas partes del mundo tienen una posición contra la guerra, de una u otra manera. En Argentina tenemos cuatro diputados de izquierda en el Congreso, que en los siete meses de guerra no fueron capaces de presentar alguna declaración contra la guerra en el parlamento. Entonces, que abandonen el Congreso Nacional, porque el objetivo de ir a un Congreso de parte de las fuerzas socialistas es valerse de esa tribuna para difundir las ideas socialistas; en este caso es la lucha contra la guerra. Esto es lo que nos separa; la posición de unos y otros frente a la crisis de la humanidad que ha producido el capitalismo en decadencia. Es la guerra, es el Gobierno de los Trabajadores, es la huelga general, es estar con los trabajadores y nunca mediar entre Quirós y Larreta, de un lado, y los residentes y concurrentes, del otro.

En esta charla, el propósito ha sido caracterizar el lugar de nuestra corriente política en la crisis mundial. En función de este lugar, los invito a que se incorporen a Política Obrera, para poder convencer a más trabajadores a luchar por el Gobierno de Trabajadores, construir un partido que luche por un Gobierno de Trabajadores y para poner fin a la guerra, poniendo fin al imperialismo y el capitalismo. Esta delimitación política no es simplemente una diferenciación formal con otras organizaciones, es el lugar que debe ocupar la clase obrera en este período final, bárbaro, del capitalismo.

Este es el enfoque que quería que traigamos a la discusión, el enfoque que distingue a Política Obrera, como fuerza política en este país. Política Obrera es el Partido Obrero. Porque el Partido Obrero se fundó con estas ideas, se desarrolló con estas ideas, creció con estas ideas; pasó de siete miembros a estar organizado en todo el país con estas ideas. Y estas ideas son las ideas de Política Obrera, que por otra parte era el nombre del Partido Obrero hasta que cayó la dictadura militar. Muchísimas gracias.

4/11/2022.

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