Tres meses de rebelión popular en defensa de las mujeres iraníes y para echar a la teocracia

Escribe Javiera Sarraz

Libertad a los 17 mil presos políticos. Abajo las penas de muerte.

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“La policía de la moral’ ya no da abasto para reprimir la oleada de mujeres que han dejado de usar el velo en las calles del país, ni la guardia revolucionaria del régimen ha conseguido frenar la rebelión popular que la acompaña. A las concentraciones y asambleas de mujeres se han sumado coordinaciones de protestas y huelgas obreras contra la carestía y la inflación. Las movilizaciones se han profundizado en todo Irán y medios como la BBC destacan el levantamiento iraní como un ‘proceso revolucionario’. El Financial Times, por su lado, atribuye el bloqueo a la huelga general, que paralizaría la extracción de petróleo y la industria petroquímica, a “la falta de una dirección”

Durante esta semana se conmemoró el aniversario de Aban 98 – la masacre del régimen iraní contra el levantamiento popular de noviembre del 2018 contra el aumento de las tarifas energéticas (especialmente el de la gasolina), cuando la cifra de asesinados superó los 1.500 manifestantes. La conmemoración de este año fue multitudinaria en todo el país y el régimen cortó los servicios de telecomunicaciones para que este aniversario no fuese difundido.

Extensión de las protestas

En la provincia de Izeh, los manifestantes organizados en asambleas barriales y estudiantiles convocaron a una huelga general que duró tres días, y dejó una cifra de 9 manifestantes asesinados.

En Mahabad, una de las ciudades más combativas, los manifestantes han levantado barricadas en las principales rutas y accesos a la ciudad. El ejército iraní envió tropas militares y vehículos de guerra para quebrar la ocupación de la ciudad, y especialmente para llevar refuerzos a la comisaría de la ciudad que fue sitiada y cuyas fuerzas policiales fueron doblegadas por la lucha revolucionaria. La prensa internacional señala que la lucha en Mahabad se radicalizó luego de los multitudinarios funerales de los manifestantes asesinados por la represión.

Pero el territorio líder de las protestas es Kurdistán. Allí, el régimen dictatorial envió un convoy militar y dio la orden de abrir fuego indiscriminadamente contra los manifestantes y atacar al rostro. Ya se registran decenas de manifestantes kurdos con mutilaciones oculares. Según el New York Times, más de 230 profesionales de los servicios oftalmológicos iraníes firmaron una carta denunciando las mutilaciones oculares sistemáticas. Las protestas se han extendido hacia el resto de los territorios kurdos. Se han registrado movilizaciones kurdas del lado irakí y turco; mientras que las kurdas de Siria han difundido videos en apoyo al levantamiento de mujeres en Irán. También las afganas han sumado a sus protestas contra el régimen talibán consignas por justicia para (Gina) Mahasa Amini asesinada por la Basij. Algunas de estas afganas fueron detenidas por los talibanes en Kabul.

En Sistán y Baluchistán, los obreros de las minas de oro Engirak en Taftan cerraron la mina y ocuparon las instalaciones por segunda vez en el mes. A la ocupación se sumó el llamado a la solidaridad de las familias trabajadoras de la ciudad para cercar las inmediaciones y tomar la ciudad para evitar que los camiones de las minas se llevaran las extracciones de oro. La denuncia de los mineros y los manifestantes es que las riquezas de su ciudad son apropiadas por los capitales extranjeros y del régimen mientras sus familias tienen salarios bajos y se enferman por la contaminación.

Represión y persecución política

Según la agencia de Harana, son casi 17 mil las presas y presos políticos en Irán, incluyendo casi 400 niños y 51 periodistas. La cifra de manifestantes asesinados superaría los 400. Se calcula que el 70% de ellos eran jóvenes de entre 17 y 21 años. La cifra incluye también asesinatos de niños, entre ellos, niños afganos refugiados.

La mayoría de los presos políticos pertenecen a las provincias de Sistán, Baluchistán, Teherán, Mazandaran, Kurdistán y Gilon. En estas ciudades, los allanamientos a hogares trabajadores se han transformado en una política sistemática.

El Tribunal (contra)Revolucionario de Irán está procesando a nueve manifestantes por cargos de ‘delitos de guerra’ y ´corrupción de tierra’, lo que podría conducirlos a la pena de muerte. Hasta ahora ya hay tres condenados a muerte, aunque los tribunales no han querido revelar las identidades de los luchadores. Lo único que se sabe por ahora es que las confesiones de culpabilidad que obtuvo el Tribunal fueron realizadas bajo tortura.

El fiscal Ali Salehi declaró en un audio filtrado a la prensa que la fuerza y adhesión que tomó la movilización de las mujeres se debe a la carestía, el desempleo y la discriminación que siente el pueblo kurdo en territorio iraní. El audio cierra señalando que “hay que prepararse para las ejecuciones y las explosiones futuras que estas puedan provocar”.

La crisis iraní se coló, como no podía ser de otra manera, en el mundial de fútbol. La selección de fútbol iraní se negó a cantar su himno nacional en su presentación ante Inglaterra, en un gesto de repudio a su gobierno y la política represiva que está llevando adelante contra la población de su país. Las tribunas acompañaron el gesto con chiflidos y abucheos mientras sonaba la música del himno. En esas gradas se veían carteles con sentencias contra la represión y la opresión a las mujeres.

Es necesario extender la solidaridad revolucionaria con las mujeres en Irán. El imperialismo norteamericano y especialmente la UE quieren sacar tajada de esta rebelión para imponer un régimen liberal de los ayatollahs disidentes. La clase obrera de Irán tiene una larga historia de experiencias antiimperialistas, socialistas y comunistas. Ellas están presentes en el subconsciente colectivo en la lucha actual.

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