Escribe Julio Gudiño
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Un reciente acto electoral del Partido Obrero oficial rebautizó la consigna ´que se vayan todos´. Explicó que era para “echar a los políticos capitalistas y que gobiernen la izquierda y los trabajadores”. El más entusiasmado con el slogan fue Gabriel Solano, que la repitió con ganas en Twitter.
Sin embargo, lo que el fracasado mediador entre Larreta y los Residentes no previó fue que le saldría un contrincante en sus propias filas. Es así que en una entrevista con un medio digital de Mendoza, Eduardo Belliboni, el conocido interlocutor del ministerio de Desarrollo Social, primero advirtió que el gobierno está quebrado, que la crisis social es imparable e incluso vaticinó estallidos sociales; “(…) el cansancio de los de abajo que no da para más (…) la mitad del país le cuesta sacarse el hambre, eso va a explotar. Ahora el Mundial es para el gobierno la panacea, pero esto en diciembre va a ponerse muy pesado, créeme que va a ser así (…)”. Pero enseguida dijo lo fundamental: “no podemos seguir soportando la presión de las bases que nos piden más soluciones de las que podemos proponer. Y el gobierno está desentendido, Tolosa Paz no tiene idea de lo que hay que hacer”. Cuando el periodista le insiste y pregunta: “Vuelvo al diciembre, ¿qué crees que va a pasar finalmente?”, Belliboni responde a “los imbéciles estos les dijimos que, si no nos dan algo, el problema no somos nosotros, el tema es que hay millones de pobres que no están organizados, esos son los que van a salir a romper todo. Nosotros somos el tabique que banca que esto no reviente, pero si el gobierno no hace nada, nosotros contenemos a los nuestros, pero no a todos. El gobierno no tiene interlocución con millones de argentinos que están desesperados y que van a salir a la calle.”
Para ser claros: mientras Solano y el PO oficial, desde las redes y locales reclaman “que se vayan todos”, Belliboni reivindica el rol de contención del Polo Obrero oficial para que eso no ocurra. Si se terminan ‘yendo todos’, dice Belliboni, ello será por “los millones que no están organizados”. En diciembre de 2001, en cambio, el Polo Obrero, sin aditamentos, fue un factor político relevante para poner fin al gobierno de De La Rúa y de Cavallo. La dirección del Partido Obrero desarrollaba otra orientación política.
Belliboni tiene una marcada preferencia por la expresión “estallido social”, que, bien entendido, no es un señalamiento revolucionario sino una extorsión. Si quieren evitar el ‘estallido’, le dice al gobierno, no nos hostiguen, deben apoyarnos y financiarnos. Porque, inversamente, Belliboni y todo el aparato del PO son hostiles a la huelga general y a la agitación para infundir conciencia de su necesidad y para prepararla. Es una consigna que construye una dirección, porque ordena los objetivos de la lucha y los métodos para imponerlos. “Que se vayan todos” es una consigna vacía de contenido, que el Partido Obrero nunca reivindicó en el pasado. Estamos ante otra manifestación de la ruptura de la dirección actual del PO con la historia de este mismo partido.
Entre el twitteo del youtuber Solano, de un lado, y las declaraciones mediáticas de Belliboni, del otro, no hay discrepancias políticas. Al fin de cuentas, “que se vayan todos” es una demagogia de dudosa eficacia electoral, y las advertencias sobre el ‘estallido’ no pasan, como ya se dijo, de una extorsión. En cuanto a que “(somos) el tabique para que esto no reviente” y “nosotros contenemos a los nuestros”, es una declaración estratégica, no de momento, que la dirección oficial del PO comparte. Toda esta verborragia expresa, no diferencias, sino duplicidad. No los une las ideas ni los principios, sino el oportunismo electoral 2023.