El colapso del sistema bancario

Escribe Enrique H. y Maxi S.

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Tras el anuncio de las partidas sociales correspondientes a AUH jubilaciones y pensiones, por parte de la ANSES, decenas de miles de personas se aglutinaron desde tempranas horas de la madrugada en la puerta de los bancos, en su mayoría jubilados (grupo de riesgo frente a la pandemia), generando un colapso del sistema financiero a nivel nacional y una “bomba viral” como afirmaron los expertos con relación a la pandemia. Había jubilados que aguardaban para cobrar desde el 18 de marzo.

Surge la siguiente pregunta ¿esta situación pudo haberse evitado u organizado de otra forma? La respuesta, dadas las condiciones en que se encuentra el sistema bancario, es que no.

El sistema bancario arrastra un proceso de más de cuarenta años donde fue mutando hacía un rol comercial, tanto de la banca privada como la banca pública sin excepción, y, sobre todo, un mediador con los mercados financieros, como lo atestiguan la compra de títulos públicos, las Lebac y las Leliqs.

Desde el punto de vista laboral se ha producido una reducción de personal y tercerización de tareas de caja (hacía otros medios de pago y cobranzas en condiciones de empleo más flexibles), modificación en la estructura escalafonaria (reemplazo de auxiliares por empleado con características comerciales) y también cabe mencionar las reformas edilicias que no cumplen con las condiciones mínimas para garantizar un servicio seguro frente al contagio, entre otras cuestiones.

El secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, les tira la pelota a los banqueros, pero deslinda su propia cuota de responsabilidad en el asunto.

En un comunicado del 30 de marzo, afirma que “esta pandemia imprevista ha venido a demostrar las limitaciones de un sistema financiero que, al no funcionar como un servicio público para toda la población, tiene una distribución física centrada en objetivos comerciales, una distribución de los medios de pago insuficiente y una baja bancarizacion”. Una descripción contradictoria, porque la bancarización es un negocio financiero.

La Bancaria reclama una reforma financiera, como si no fuera esto lo que reclama la banca. Sin embargo, todas estas reformas, en las últimas décadas, contemplaron tercerizaciones (Pago Fácil, Rapipago, supermercados, estaciones de servicios, etc.) y reducción de puestos de trabajo – el “aggiornamiento tecnológico”.

Lo que el gobierno, los bancos y el mercado ocultan, es una crisis financiera de conjunto, que envuelve a todo el sistema capitalista. Con el riesgo país alcanzando los 4.000 puntos, con una cadena de pagos rota, la reapertura del sistema financiero provoca el gran temor.

La única salida es declarar caduca la deuda externa y la nacionalización de la banca bajo control y gestión de los trabajadores.

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