SanCor: el paro que no fue

Escribe Bárbara Carrillo

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Después de anunciar un paro, sin fecha, por 72 horas en SanCor y de 48 horas en el resto de las empresas lácteas, el gremio Atilra levantó transitoriamente la medida. En un comunicado, el consejo directivo nacional presidido por Héctor Ponce deja expresado que las medidas de acción se encuentran en suspenso, a la espera del desarrollo de negociaciones y reuniones a cargo del ministro de Economía, "el compañero Sergio Massa”, con respecto a la situación de la cooperativa SanCor. Ni el anuncio de las medidas de fuerza, ni su respectivo levantamiento, fueron debatidos entre las bases del gremio. En plantas grandes como la Serenísima, los trabajadores ni siquiera se habían enterado.

La salida que planteó el mismo Alberto Fernández hace unos meses atrás fue la posibilidad de un fideicomiso conformado por activos estatales y privados, entre los cuales se encontraban empresarios ligados al kirchnerismo. La promesa era invertir unos 60 millones de dólares para pasar de producir 700 mil litros mensuales de leche a 1,5 millones de litros al mes. Pero el mayor objetivo, era desprenderse de 1.000 trabajadores de una sola vez, concluyendo con el vaciamiento que lleva casi una década. En la actualidad, ese fideicomiso se diluyó, el Estado se retiró aduciendo falta de fondos, y no hay ningún tipo de respuesta para las 1.700 familias que cobran un sueldo de miseria.

La situación de SanCor es crítica. De 4.000 trabajadores que tenía en todo el país, pasaron a 1.700. El desprendimiento de activos fue directamente un desguace total. Plantas fabriles como las de Arenaza y Córdoba, como así también el centro de distribución en Córdoba y la marca de Yogures 'Yogs' fueron vendidas y en todos los casos hubo despidos posteriores. Uno de los casos más emblemáticos fue el de los 21 despedidos de Mendicrim.

Los empleados de SanCor que se encuentran en actividad cobran parte de sus salarios en cuotas semanales con un promedio de pagos de 35 mil pesos. Algo totalmente por fuera del convenio de los trabajadores lácteos. A esto se le suma la imposibilidad de poder acceder a la obra social de manera regular. SanCor se atrasa con los pagos a la misma, por tres o cuatro meses consecutivos, y eso impide que los trabajadores puedan continuar con sus tratamientos. Algo completamente criminal durante la pandemia.

De los 1.700 trabajadores que quedan en pie dentro de la cooperativa, más de 400 de ellos se encuentran 'sin actividades asignadas' y cobrando 10 mil pesos por mes. Menos de la mitad de lo que se percibe a través de un plan social. Una tarea perversa de desmoralización sobre trabajadores que se ven convertidos en mendigos. Los que se acogieron al retiro voluntario, aún no cobraron un peso.

La burocracia sindical de Atilra, ha sido en todo este tiempo, quién empujó a los trabajadores a colocar todas las expectativas en una salida ilusoria de un gobierno quebrado. Como hicieron hace más de una década con Parmalat, colocaron todos los recursos para quebrar toda lucha. En sus propias declaraciones admiten que "Atilra tenía el compromiso de mantener contenidos a los trabajadores, asegurando la paz social, como lo venía haciendo". De hecho, han puesto sobre la mesa el convenio colectivo de los lácteos para que sea reformado a conveniencia de las patronales, con la excusa de salvar a SanCor, en pleno gobierno "neoliberal" macrista.

La situación de SanCor se conjuga con un ataque brutal contra el conjunto de los trabajadores lácteos. A la pérdida del poder adquisitivo se le suma la precarización que pretenden llevar adelante las pymes del sector. Como muestra, basta el ejemplo de lácteos Vidal, con una lucha que fue contenida dentro de sus propios márgenes, con 26 trabajadores que aún no han sido reincorporados. La burocracia sindical, admite públicamente que "el conflicto gremial desatado en la industria de los neumáticos sentó un complicado precedente que en este momento el gremio lácteo no estaría dispuesto a afrontar" (Ámbito, 11/10). Es decir, le temen como a la peste a una huelga indefinida. Ninguna convocatoria de ésta burocracia entregadora va en el camino de una salida a las familias de SanCor. La defensa de todos los puestos de trabajo está en manos de los propios trabajadores del sector. La huelga indefinida debe salir desde las propias bases del gremio, de manera autoconvocada.

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