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El 7 de diciembre los trabajadores de Bridgestone realizaron un paro en los turnos mañana y tarde por la reincorporación de tres trabajadores del sector de “Inspección final” que fueron despedidos sin causa ese mismo día. Se trató de una represalia frente al reclamo por los cambios en los ritmos de producción de la planta. Junto al paro se convocó a un piquete en la puerta de la fábrica, que fue seguido celosamente por la policía bonaerense.
La arremetida de la patronal de Bridgestone forma parte de una arremetida general de las patronales del neumático, ya que en las empresas FATE y Pirelli también se han registrado cambios en los ritmos de producción seguidos de suspensiones de los trabajadores de esas plantas. En la audiencia en el Ministerio de Trabajo, convocada el propio miércoles, la patronal mantuvo la línea de los despidos y los cambios en los ritmos de producción, por lo que los trabajadores decidieron mantener la medida gremial, retomando el paro el próximo lunes 12 al inicio del turno noche, por lo pronto, hasta el miércoles 14.
Los cambios en los ritmos de producción dentro de las fábricas del neumático agravarán los problemas de salubridad que hoy padecen los trabajadores del neumático, como lesiones lumbares y accidentes con los productos químicos que manipulan. Este cambio de régimen no es, ni más ni menos, que la línea de flexibilización laboral (reforma laboral) que el gobierno y las patronales quieren imponer para abaratar “los costos del trabajo”, lo que plantea -como sinceró el mandamás de FATE, Madanes Quintanilla- la liquidación de la organización de los trabajadores. Los despidos en Bridgestone no deben pasar.