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Mientras el Tribunal Superior Electoral de Brasil entregaba a Lula su diploma de acreditación como presidente electo, bandas bolsonaristas se concentraron en las puertas de los cuarteles del ejército de Brasilia, prendieron fuego autos y micros de la zona e intentaron invadir un edificio de la Policía Federal brasileña. Las manifestaciones se iniciaron como un repudio a la detención de uno de sus referentes, el indígena José Acácio Serere Xavante, pero las mismas se trasladaron a las puertas de los cuarteles del Ejército y volvieron a reclamar por una “intervención militar” que impida la asunción de Lula y mantenga en el poder a Bolsonaro. Los medios denunciaron “actos de vandalismo y destrozos en las calles” por parte de estos grupos.
El acto institucional implicaba la certificación oficial que ratifica la victoria del PT, por parte de la autoridad electoral de la Nación, como trámite previo a la asunción del mandato presidencial previsto para el próximo 1 de enero. La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, expresó en sus redes sociales que “el desorden en Brasilia tenía pinta de ser algo profesional” y que es “muy extraño que nadie haya ido preso”. En el mismo sentido se expresó Paulo Pimenta, diputado del PT: “Bolsonaro es el responsable por este escenario de guerra: bolsonaristas intentan invadir la sede de la Policía Federal lanzando el terror en el centro de Brasilia. Es una vergüenza que nadie haya sido detenido”, y agregó que “parte de los criminales están protegidos”. Dirigentes del PT calificaron lo sucedido de “terrorismo”.
Las bandas bolsonaristas mantienen campamentos permanentes tanto frente al cuartel general del Ejército en Brasilia como en las inmediaciones del Palacio de la Alvorada, en lo que llaman “vigilias de resistencia”. Estas tiendas de campaña se levantaron en el momento en que las manifestaciones golpistas postelecciones abandonaron las rutas y se trasladaron a las puertas de los cuarteles. Los campamentos, que montaron cocinas y dormitorios y se encuentran vallados, están compuestos principalmente por exmilitares y se mantienen con el financiamiento de importantes sectores empresariales del agro. La primera dama Michelle Bolsonaro ha subido videos a sus redes llevando alimento a los acampantes. Por ese motivo, el senador Randolfe Rodrigues anunció que se presentará ante el Tribunal Superior de Brasil para que se la incluya dentro de la investigación de las acciones bolsonaristas en Brasilia.
Estos grupos que permanecen acampando en distintas ciudades del país fueron los protagonistas de los disturbios que duraron varias horas en el centro de Brasilia. Unos minutos después de finalizados los disturbios fueron recibidos por Bolsonaro en los jardines del Palacio de la Alvorada. En el mitin, se cantaron estrofas del himno nacional brasileño y se rezó el Padre Nuestro. Bolsonaro no habló, pero sí lo hizo el sacerdote Genésio Ramos, aliado del presidente y conocido defensor del golpismo. Ramos brindó un encendido discurso contra Lula, al quien calificó de “bandido canalla” y “ladrón”. Este sacerdote fue noticia hace algunos días cuando se conoció su pedido de excomulgar a los votantes del PT.
Las protestas tuvieron como detonante la detención del pastor evangelista y “dirigente indígena” José Xavante, pedida por la Fiscalía General y ordenada por un juez de la Corte Suprema, luego de que aquel fuera acusado de “atentar contra la democracia”. Xavante, que tiene antecedentes de condena por tráfico de drogas, se hizo conocido durante los cortes de ruta golpistas que se levantaron con la derrota de Bolsonaro el 30 de octubre pasado. Fue una de sus figuras más destacadas y hace poco afirmó que Lula “solo gobernará sobre mi cadáver”. En noviembre de este año, Xavante escribió en sus redes que “Lula no fue elegido, el TSE le robó los votos a Lula, hubo un crimen electoral, violaron la máquina de votación. El ministro Alexandre de Moraes es un bandolero y un ladrón”. El ministro Alexandre de Moraes decretó su detención temporal, por un plazo de 10 días, por indicios de “la comisión de delitos en actos antidemocráticos”.
Bolsonaro no ha roto su silencio con respecto a lo sucedido en Brasilia. Hace algunas semanas, el partido del presidente (el Partido Liberal) había realizado una demanda al Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE) para anular parcialmente los resultados de las pasadas elecciones presidenciales. La demanda fue rechazada por el TSE, el cual además impuso una elevada sanción pecuniaria al PL por lo que calificó de “litigio de mala fe”, debido a que los bolsonaristas no aportaron ningún indicio sobre las supuestas irregularidades denunciadas.
Desde su derrota electoral, la agenda de Bolsonaro se limita a breves encuentros, en su mayoría en su residencia oficial. En su discurso posterior a las elecciones, avaló todas las acciones golpistas llevadas adelante por sus seguidores y omitió reconocer su derrota. Bolsonaro se oculta, por el momento, mientras por debajo alienta las acciones de tipo golpistas que perpetran sus seguidores. Hasta ahora sigue sin haber detenidos por los acontecimientos ocurridos.