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El lunes 12, en el marco de las acciones que se vienen tomando en la planta de Acindar Villa Constitución, en asambleas sectoriales se produjo un claro pronunciamiento de los trabajadores por iniciar con un paro de 24 horas. Esta posición fue refrendada en la asamblea general el mismo lunes y se llevó adelante el martes 13 de diciembre.
Ya era sabido que el paro del martes era un hecho. La empresa recurrió al Ministerio de Trabajo para que dictamine una conciliación obligatoria exprés, cosa que efectivamente ocurrió. Más allá de la conciliación obligatoria, la parada de planta y la asamblea se realizaron igual, no así el paro del día martes.
La asamblea planteó iniciar entonces un corte de horas extras en pos de que se acelere el cierre de la revisión paritaria para que justamente la recomposición salarial llegue a partir de diciembre y no a partir del próximo año. Está claro que estas acciones sirven para acelerar la resolución de la reapertura y se apuesta a que el día jueves esté el cierre paritario sobre los salarios conformados. De no ser así, las medidas de fuerza se van a agudizar, al menos en Acindar, no en el resto de las siderurgias.
Tanto Furlán como Bruneli siguen sin llamar a ningún tipo de acción ni a nivel general ni a nivel seccional. La única medida a la que convocaron fue movilizar a los delegados a las Catalinas para hacer un poco de bulla. Sin parar la producción difícilmente se pueda destrabar un aumento que le devuelva a los metalúrgicos un salario que cubra el costo de la canasta familiar.
El escueto 110% que resolvió pedir el secretariado nacional de la UOM sigue manteniendo a la gran mayoría de los metalúrgicos lejos de poder cubrir el costo de la canasta familiar.
Los metalúrgicos seguimos encorsetados con una dirección que no se diferenció en nada de la anterior, con la que hemos perdido notablemente el poder adquisitivo. El revertir esto dependerá de los propios trabajadores en cada lugar de trabajo organizados y reclamando por un salario básico que cubra la canasta familiar.