Federales, unitarios y el Fondo Monetario

Escribe Marcelo Ramal

Qué hay detrás del fallo de la Corte.

Tiempo de lectura: 4 minutos

El fallo de la Corte que restituyó parte de los fondos nacionales que la CABA recibía hasta 2020 –y que el actual gobierno recortó- sirvió de excusa para que las invocaciones mentirosas al “federalismo” se multipliquen, de uno y otro lado de la grieta.

Hace dos años, Alberto Fernández afrontó un motín salarial de la policía bonaerense de un modo peculiar: le recortó fondos de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires, asignados años antes por Mauricio Macri, para transferirlos del otro lado del Riachuelo. Mientras presentaba su queja ante la Corte, Larreta decidió compensar la baja de fondos con dos impuestos – uno, a las liquidaciones de las tarjetas de crédito; el otro, a las operaciones de ciertos activos financieros en la City.

El manotazo de recursos a CABA provocó todo tipo de reproches entre el gobierno nacional y el de la Ciudad. Lo que no se dijo es que esta movida de fondos públicos fue resuelta a gusto y placer…del FMI. En efecto: el mayor gasto que implicaba esta concesión a la Bonaerense no fue resuelto ni con nueva deuda ni con emisión de dinero, sino retirando fondos de un distrito para dárselos a otro. A su vez, el distrito afectado resolvió el despojo con impuestazo al consumo.

Ahora, ya subido al fallo de la Corte, Larreta anuncia la “inmediata derogación del impuesto a las tarjetas de crédito”, mientras se declara abanderado de una menor presión impositiva a los vecinos. Pero el impuesto a la tarjeta es una gota en el océano, cuando se lo compara con los aumentos formidables que vienen registrando en la Ciudad el ABL, las patentes automotores y otros tributos. En la Ciudad, el ABL representa sólo en una parte a las tasas municipales; en la otra, es un impuesto a la propiedad inmueble, que en los últimos años ha sido objeto de revalúos sistemáticos. A través de esa suba de la base imponible, el Estado porteño se ha convertido en un socio menor de la especulación inmobiliaria. La abrumadora mayoría de los afectados por los revalúos confiscatorios son propietarios de vivienda única. Por lo tanto, con o sin “impuesto a la tarjeta”, Larreta es un arrebatador serial.

Del otro lado de la grieta, el fallo de la Corte servirá para que el gobierno recorte todavía más las asignaciones a las provincias, ahora, en nombre de los fondos “sustraídos por la ciudad opulenta”. Pero los datos de la ejecución presupuestaria dan cuenta de una monumental reducción de fondos a las provincias: comparando a enero-noviembre 2022 respecto del mismo período del año anterior, esas transferencias –más allá de la coparticipación- cayeron un 45% en términos reales. ¡ Y no existía todavía ningún fallo de la Corte!. La novela de “federales y unitarios”, reactivada en las últimas horas, es una gran cortina de humo sobre el verdadero patrón del presupuesto nacional, que es el Fondo Monetario.

“Federalismo”

La Corte no se ha pronunciado sobre la cuestión de fondo, pero sus miembros saben muy bien qué es lo que defiende todo el régimen político presente –y también los magistrados- cuando se refieren al “federalismo”.

El régimen de autonomías que fue refrendado en la Constitución de 1994 es la conversión del Estado argentino en pagador y garante de un régimen de endeudamiento a perpetuidad. El Tesoro nacional ha sido progresivamente liberado de atender a los gastos de carácter social o incluso económico, para concentrarse en una función excluyente –el pago de la deuda pública. Con ese fin, se transfirieron a las provincias los servicios sanitarios y educativos; para sostener esos nuevos gastos, se autorizó a los distritos a redoblar los impuestos locales. La “autonomía porteña” fue un producto cabal de esta orientación general: la ciudad “autónoma” fue tomando a su cargo todos los servicios públicos esenciales, acentuando como contrapartida la carga de impuestos. Además, y como en los demás distritos, sus Estados locales fueron habilitados a rematar el patrimonio público, para percibir las migajas de ese remate. El papel que jugó el petróleo en Neuquén o la minería en otros distritos, lo jugó en la CABA la privatización del suelo.

El fallo de la Corte no se aparta un milímetro del “federalismo” fondomonetarista. En sus considerandos, aclara que la restitución de recursos a la Ciudad no afectará a las demás provincias, pues “provendrá de fondos nacionales”. Le indica al gobierno que deberá llevar adelante nuevos ajustes para cumplir con el fallo.

Perotti, Schiaretti y la Scaloneta

Alberto Fernández respondió al fallo de la Corte con una “reunión urgente” de gobernadores pejotistas, que discute en estas horas un comunicado común. Pero la invitación de Fernández no superó a una decena de presentes. Dos gobernadores estratégicos –el santafecino Perotti y el cordobés Schiaretti, repitieron el derrotero de Scaloni, Messi y Tapia: seguir de largo de la Casa Rosada. Como ocurre con el reguero de elecciones adelantadas, los gobernadores se demarcan de un gobierno en desintegración.

Kicillof y Capitanich, mientras tanto, hacían lo propio de todo kirchnerista, que es levantar la apuesta con palabras fuertes. El chaqueño pidió por tuit que “se desconozca el fallo de la Corte”, un desafío que mira hacia la crisis política en su conjunto, y a los fallos que están por venir. Con esta resolución, la Corte se ha candidateado como árbitro último de las crisis entre los poderes del Estado, en un momento en que esos choques pueden adquirir características terminales.

Los Larreta y Fernández, en definitiva, discuten por las sobras que le dejan al país entero los acreedores de la deuda pública, entre ellos y principalmente, el gran capital nacional que lucra con sus títulos y obligaciones.

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