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El vertiginoso crecimiento de la ola de covid de las últimas semanas preocupa tanto al gobierno nacional como a los provinciales. Argentina sigue con semanas de atraso la tendencia de los países del hemisferio norte, donde nuevas olas de la enfermedad están haciendo estragos.
Según el Ministerio de Salud, entre el 12 y el 20 de diciembre, los casos diarios detectados saltaron de 27.119 a 62.261 (un crecimiento del 129%); y de 7 a 39 muertos (457%). Se registraron 342 pacientes graves, 84 más que la semana pasada, con una ocupación del 41,3% de camas de terapia intensiva. Las provincias más afectadas son Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe, Tucumán y Catamarca (Clarín, 20/12).
Los gobiernos han limitado los testeos PCR en los hospitales a personas mayores de 50 años, que tienen condiciones de riesgo, personal de la salud o de instituciones de larga estadía, como geriátricos, y a las que requieran internación por enfermedad respiratoria aguda. Por otra parte, el funcionamiento de los centros de testeo está restringido a la franja horaria de la mañana. En los casos de aquellas personas que presenten síntomas evidentes como pérdida de olfato se está procediendo a ingresarlas como positivos sin testeo. Está creciendo la demanda de auto test en farmacias (554%), entre los cuales también se registra un crecimiento de la positividad – del 11 al 45 % de los casos informados (Infobae, 17/12).
El stock de vacunas con las que cuenta el gobierno corresponde a la primera generación, diseñada para atacar a la primera cepa del virus. La variante Ómicron las ha dejado obsoletas. Las sub-variantes de ésta, BQ.1 y XBB, de mayor grado de contagiosidad, son inmunes a las vacunas aplicadas hasta ahora en nuestro país. Solo en EEUU, Canadá, Japón y algunos países de Europa están aplicando las vacunas bivalentes ARNm de Pfizer y Moderna, que generan inmunidad para ambas cepas.
Si bien el gobierno había anunciado la llegada de dosis para fin de año, no hay ninguna información precisa al respecto. En estas circunstancias, ha anunciado para mediados de 2023 la producción de una versión local que, según los medios de comunicación, habría superado exitosamente la fase 1 de prueba. Según los científicos locales, además de la fuerte reducción de costos que significa la producción local, otro elemento ventajoso es que la plataforma tecnológica desarrollada se podría modificar rápidamente en el caso de que la variante Ómicron fuera desplazada por una nueva mutación.
La eliminación del testeo y la dificultad para acceder a información fehaciente sobre el desarrollo del contagio son la columna vertebral en la que se apoya la política de convivencia con el virus, propiciada -con mayor o menor determinación- por todos los gobiernos capitalistas.
Sin embargo, la convivencia con el covid tiene consecuencias dramáticas a mediano y largo plazo. Si bien desde 1980 se estudia la encefalomielitis miálgica o Síndrome de Fatiga Crónica, después de una serie de problemas de salud que incluyeron faringitis estreptocócica y mononucleosis, muchos de estos síntomas se parecen bastante al long covid o covid prolongado. Los científicos se encuentran estudiando concentradamente estos síntomas.
Los virus, tanto los habituales como el covid, están relacionados con complicaciones duraderas. La Influenza puede provocar inflamación del cerebro y el corazón, y el Epstein-Barr (herpes) está asociado con el síndrome de Guillain-Barré, una condición rara en la que el cuerpo ataca su propio sistema nervioso, lo que a veces provoca parálisis (Infobae, 22/12).
La reinfección de covid como las afecciones prolongadas han sido invisibilizadas, por lo que llegar a tratamientos adecuados aún puede llevar años y, en consecuencia, se destaca la necesidad de medidas sanitarias preventivas. En Alemania, se estudian los cambios de estructura y función pulmonar encontrados en niños como parte del abordaje de long covid. El desarrollo de las fuerzas productivas -la aparición en tiempo récord de las vacunas- choca contra las relaciones sociales capitalistas – que impusieron la ´inmunidad de rebaño´.
Un estudio publicado en la revista Nature Medicine sobre 443.588 pacientes con una infección por SARS-CoV-2, 40.947 con dos o más infecciones y 5,3 millones de personas no infectadas -mayoría varones- muestra que los primeros tenían más del triple de probabilidades de desarrollar problemas pulmonares, tres veces más de sufrir afecciones cardíacas y un 60% más de padecer trastornos neurológicos que los pacientes que sólo se habían infectado una vez (Infobae, 19/12).
Más allá del sistema respiratorio -los sobrevivientes de covid tiene mayor riesgo de sufrir complicaciones graves, como problemas cardíacos y pulmonares- el covid prolongado puede afectar debilitando casi todos los órganos ya que sus células pueden adherirse a sus tejidos (Infobae, 22 de diciembre).
Por lo general, los sobrevivientes requieren de un seguimiento en una unidad de cuidados intensivos. También son proclives al estrés post traumático. Diversas dificultades y síntomas de long covid aparecen en 1 de cada 5 pacientes (wsws.org, 19/12).
Las consecuencias en materia de salud mental agravan las preexistentes a la pandemia. En Estados Unidos aumentó un 50% la tasa de suicidio en las mujeres. “Hay que verlo clínicamente, endocrinamente, cardiológicamente, neuomonológicamente y hacer una evaluación neuropsiquiátrica” (La Voz del Interior, 3/11).
El ‘ajuste’ capitalista ha afectado la alimentación y también el acceso a la salud en las infancias. Las embarazadas son más vulnerable frente al virus afectando directamente su embarazo a través de partos prematuros. También se ven afectadas por el estrés postraumático, ya sea por haber transitado la enfermedad o por haber perdido algún familiar, lo que implica probabilidades de impacto en la salud mental de los niños, según informes provenientes de Suecia.
Un trabajo publicado en la revista científica Nature, que reúne el consenso de 386 investigadores, médicos y asesores políticos de 112 países, apunta a dos problemas estratégicos para abordar la pandemia como fenómeno internacional. Uno es la “inequidad social”, que se refleja en los países más pobres a través de los indicadores de vacunación y tasas de muerte (Infobae, 3/11).
Hay 2,4 mil millones de personas sin vacunar, de los cuales el 90% reside en los países más pobres. A mediados de año, la Organización Panamericana de la Salud afirmaba que un tercio de la población de América seguía sin vacunarse. En 10 países, la vacunación no llegaba al 40%. El trabajo plantea que se podrían haber evitado más de un millón y medio de muertes si se hubieran distribuido más equitativamente las vacunas en lugar de su acaparamiento por parte de los países más ricos.
El consenso científico concluye que, para acabar con la pandemia, se hace indispensable la cooperación solidaria internacional de las naciones en transferencia de tecnología, así como la puesta en marcha de políticas multidisciplinarias que integren a diferentes actores sociales de la sociedad además de los sistemas de salud. Advierte que este enfoque se contrapone con los intereses empresariales a nivel mundial y que deja planteada la constitución de fuerzas sociales de “presión” para vehiculizarlas. Con todo, la OMS ha anunciado que el año 2023 marcará el fin de la pandemia.
El capital ha impuesto su “salida” en el conjunto de los estados – de un lado, una transferencia gigantesca de recursos para el rescate de grandes corporaciones; del otro, la inmunidad de rebaño. La guerra, la agresión al medio ambiente y los negocios con la salud de la población han marcado estos tres años. La solidaridad entre los pueblos enfrentará la guerra imperialista, la pandemia de los capitalistas y sus políticas de hambre y enfermedad.