Tapa de Política Obrera gráfica N°60

2023, demos vuelta la tortilla

Una agenda para victorias obreras.

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El año termina con una ola de tarifazos; una desvalorización continua de salarios, jubilaciones e ingresos; un gobierno en ruinas; una nueva fuga al dólar; y una crisis de régimen político – un Presidente manco, un Legislativo paralizado y un Poder Judicial atravesado en forma vertical por una lucha de camarillas.

Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de la Nación, se desentiende de la responsabilidad que le cabe en el asunto. Se desentiende de la inflación, del empobrecimiento generalizado, de la política de ‘ajuste’ contra los trabajadores, del crecimiento fenomenal de la deuda pública y cuasi pública (Banco Central) y del acuerdo con el FMI. Junto a su propio gobierno y al macrismo, se desentiende del crecimiento de las infecciones por el Covid y sub-variantes, y del desplome de la salud pública.

Se desentiende de los convenios laborales que firma la burocracia sindical peronista, con cláusulas por debajo de la inflación, alargamiento de la jornada laboral, agravamiento de la insalubridad y un aumento fenomenal del trabajo no registrado y del monotributismo.

Se ha declarado corriente de oposición, sin abandonar su posición gubernamental.

Denuncia al jefe de su gobierno porque “amaga y recula”, cuando es ella misma la Scaloneta del amague y el recule, que ataca a su gobierno, para adaptarse de inmediato a su política. Cristina Fernández de Kirchner es la espada que sostiene la gestión de Sergio Massa, al que sus seguidores describen como un agente norteamericano. Ataca al macrismo, que opera, en efecto, como una mafia, y no sólo ahora, para disimular su apoyo a la política macrista de ‘su’ gobierno peronista.

Es así que recibimos 2023 con exigencias de mayores ‘ajustes’ por parte del FMI. Es la condición que impone la banca internacional para evitar que el Estado y el gobierno peronista que encabeza el duo Fernandez, no se despeñen en un default. La factura de esta extorsión la pagan los trabajadores.

Mientras el gobierno se balancea en el abismo, las fuerzas del sistema fondomonetarista hacen preparativos para la elección general del año que se inicia. La principal víctima de estas elecciones serán, de nuevo, los trabajadores. Viendo la perspectiva de derrumbe, los gobernadores adelantan los comicios en las provincias, recurriendo a todo el arsenal de las trampas – ley de lemas, sistema de colectoras y, claro, el uso y abuso de los medios de comunicación.

El kirchnerismo busca amparo en una falacia: paremos, dice, “una victoria de la derecha”, que él mismo se ha encargado de resucitar. Convertido en cadáver por su gobernanza de 2016-19, ‘la derecha’ resucita de la mano del gobierno ‘nacional y popular’.

2023 vuelve a plantear, claro que con una fuerza más implacable, la organización política independiente de los trabajadores. Malversado por una izquierda electorera, el planteo de la organización política independiente de la clase obrera se asienta en una acción sistemática, basada en autoconvocatorias para luchar contra el ‘ajuste’ de los salarios y jubilaciones y la superexplotación laboral, en la formación de comités y coordinadoras; en el impulso a una huelga general que aseste un golpe decisivo a las grandes patronales que gobiernan Argentina.

Esta es la agenda fundamental que 2023 impone al activismo y a los luchadores. La lucha electoral se subordina a esta agenda, y debe servir para convertirla en la agenda de todos los explotados del país.

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