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Marcelo D´Alessandro, el ministro de Seguridad del gobierno porteño convidado a la ´escapada´ de Lago Escondido junto a jueces y fiscales, presentó un pedido de “licencia indeterminada”. “Pueden ser 60 días, 90 o quien sabe”, dijo en una conferencia de prensa acotada a tres preguntas. Se atribuyó, en esta despedida que puede ser hasta luego, una “baja récord del delito” en la Ciudad.
La “licencia” de D´Alessandro se produce en medio del escándalo de los chats, presuntamente sustraídos de su propio teléfono. En el capítulo más reciente de la saga, el ministro intercambia mensajes con el secretario del presidente de la Corte Suprema, donde se exponen varios delitos, entre ellos tráfico de influencias y sobornos. La aventura patagónica fue solo una muestra del maridaje entre la Corte Suprema y el ´larretismo´.
“Necesito tomar una licencia y también preparar una defensa contra estas acusaciones”, sostuvo el ministro. Es claro que tiene que “prepararla” ya que en estas declaraciones denuncio espionaje y al mismo tiempo una falsificación de los chats, una defensa temeraria. D´Alessandro, se ve, confía en que la prueba será impugnada por su origen espúreo y no será sometida a ningún peritaje. “Entramos en la era de la posverdad, no importa que es verdad y que es mentira”, balbuceó en su despedida. Días atrás, más precisamente el 31 de diciembre le había asegurado a La Nación que no tenía motivos para renunciar. “¿Por qué debería? ¿Qué hice mal yo, un viaje?”, se atajó. El mismo diario consignaba que el gobierno porteño, que públicamente lo sostenía, esperaba que finalmente diera este paso al costado, sin atravesar el trauma de ordenar su despido.
"Todos saben de los últimos días, donde estamos siendo objeto de una operación infame de grupos de tarea que realizan espionaje sobre las personas y montan situaciones que no son reales", declaro D´alessandro en la conferencia de hoy, sin aclarar si se referia al gobierno nacional o a sus ´colegas´ del PRO.
El macrismo, a través de Cristian Ritondo, presentó un pedido de informes, apuntando por el espionaje al gobierno nacional y a la propia AFI, donde se menciona la participación de Milani. Elisa Carrió le recriminó a Larreta que “no sostener a funcionarios acosados por las mismas mafias que asesinaron a Nisman, con escuchas falsas e ilegales, no habla muy bien del gobernante que no sostiene al funcionario, ni enfrenta a las mafias". Sin embargo, otra versión, sostenida por Página/12, en cambio, apunta a la interna de Cambiemos. El diario oficialista desliza que esta filtración se trataría de un “vuelto” del sector de Patricia Bullrich, en respuesta a las denuncias contra su alfil, Gerardo Milman, por sus dichos en los días previos al intento de magnicio contra Cristina Kirchner (“Cuando la maten yo ya voy a estar camino a la costa”). Semanas atrás, Carlos Pagni, desde otra vereda política, señalaba a “Jaime” Stiuso por el affaire de los chats, en una “guerra de espías” por el control del aparato de inteligencia del próximo gobierno de JxC.
La posición de que el espionaje afectara “derechos individuales” se revela como un acto de encubrimiento. El derecho a la privacidad debería proteger al ciudadano frente a la prepotencia del Estado. Aun así, esa privacidad es violada todos los días por organismos estatales y privados, con los fines más diversos. En cambio, las “intimidades” reveladas en el asunto de los chats de D´Alesandro afectan al funcionamiento del Estado., ya que se trata es de una conspiración de funcionarios, jueces y empresarios.
El espionaje, como otros en el pasado, ha destapado una olla de descomposición y de “asociaciones ilícitas” a un lado y otro de la grieta.