Escribe Julio Gudiño
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En la madrugada del 4 de enero, cuando los trabajadores se disponían a poner en pie una asamblea para decidir los pasos a seguir, la Intendencia ordenó militarizar el hospital y despedir a los dirigentes de la huelga.
Un centenar de policías bonaerenses, Infantería y del grupo GAD se apostaron en sectores estratégicos adentro y en los alrededores del Hospital. La entrada principal fue vallada por la policía y los pacientes que solicitaban ser atendidos en el servicio de Guardia, por ejemplo, eran requisados y entraba solo la persona convaleciente y sus familiares quedaban del otro lado de las vallas. El operativo represivo oficial fue acompañado por las conocidas fuerzas de choque “privadas”, al servicio del mejor postor. Estas fuerzas de choque eran asiduamente utilizadas por el othacehísmo para atacar cuanta lucha popular surja en el distrito como fueron los casos de las asambleas populares en 2001 y la lucha de los estudiantes universitarios contra el cierre del Centro Universitario de Merlo en 2008.
La lucha de los trabajadores del Eva Perón cobra vuelo a partir de la gigantesca autoconvocatoria de médicos residentes y concurrentes de CABA que le impusieron a Larreta y a la burocracia sindical la reapertura de las paritarias y un salario de bolsillo de 210 mil pesos para el residente que se inicia. Así, comenzaron las asambleas de médicos residentes en el Eva Perón y las primeras luchas en unidad entre el personal técnico y médicos. La pelea que venían dando los sectores de Imágenes, Laboratorio y Rayos apuntaba a mejorar las condiciones de trabajo, salarios de indigencia que percibían y el pase a planta de todo el personal precarizado. Los 13 días de huelga fueron sostenidos casi en su totalidad por los activistas. El sindicato de Municipales de Merlo acompañó algunas acciones en la puerta del Hospital e hizo las denuncias correspondientes ante el Ministerio de Trabajo. Durante el desarrollo de la huelga, varios activistas comprendieron que para ganar era fundamental unir a todos los trabajadores del gremio en una única lucha y por ello comenzaron a plantear la iniciativa de convocar a plenarios delegados de todas las dependencias y a los residentes. Esta orientación fue combatida por la dirección del sindicato que ante la realidad de los despidos plantea la vía muerta de la Justicia laboral.
Las patoteadas de los Menéndez contra los luchadores se producen en el marco de un reguero de luchas de la Salud en todo el país y cuando asoma un rebrote de Covid 19. El objetivo estratégico es aleccionar a los trabajadores por medio de despidos y con represión para abortar toda posibilidad de futuras luchas en el sector de Salud. Esta pretensión del gobierno municipal es una misión imposible porque la crisis social que golpea a los trabajadores es el gran catalizador de las luchas en curso. Más temprano que tarde, los trabajadores de la Salud municipales, así como todos los municipales, serán parte de las grandes luchas por venir por un salario igual a la canasta familiar y contra la precarización laboral, y no vamos a empezar de cero sino de la experiencia acumulada por medio de derrotas y victorias.
Desde Política Obrera Merlo llamamos a toda la población a rechazar la militarización del Hospital y los despidos, así como también convocamos a todas las organizaciones sindicales, políticas y culturales, a solidarizarse con la lucha de los trabajadores de la Salud del Eva Perón.
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